El judaísmo, como muchas tradiciones religiosas, posee un rico tapiz de creencias e interpretaciones sobre lo sobrenatural. Dentro de la tradición judía, existe un espectro de opiniones sobre la existencia y la naturaleza de los demonios, los espíritus malignos, la brujería y las prácticas hechiceras. En este artículo, exploraremos las fuentes bíblicas que abordan estas cuestiones y los debates teológicos entre destacados rabinos al respecto.
La condena bíblica de la brujería y la hechicería
La Biblia, en particular la Torá, contiene varios pasajes que abordan y condenan la brujería y la hechicería. Por ejemplo, Deuteronomio 18:9-12 advierte a los israelitas contra la participación en diversas formas de adivinación y hechicería, afirmando que estas prácticas son detestables para Dios. Levítico 18:3 se hace eco de este sentimiento al aconsejar a los israelitas que no sigan las costumbres y prácticas de las naciones a las que van a desposeer, que incluían diversas formas de brujería.
Además, la Biblia condena los sacrificios a los demonios, como se encuentra en Levítico 17:7 y Deuteronomio 32:17. Estos pasajes advierten de los peligros de la idolatría y de asociarse con entidades sobrenaturales distintas del Dios de Israel.
El gran debate rabínico: Maimónides contra Najmánides
Para la comprensión judía de los demonios y la brujería es fundamental el debate entre los eruditos rabínicos. Dos de las figuras más influyentes en este debate son el Rambam (Maimónides) y el Ramban (Najmánides).
Maimónides: La negación de lo sobrenatural
Maimónides, uno de los preeminentes filósofos judíos y eruditos de la Torá, negó categóricamente la existencia de demonios, espíritus malignos y prácticas hechiceras. Sostenía que tales creencias eran invenciones, creadas para controlar y engañar a las masas. Según Maimónides, las historias de aprovechamiento de fuerzas sobrenaturales a través de plantas o cuerpos celestes eran invenciones destinadas a explotar a la gente para obtener beneficios monetarios y lealtad. A Maimónides le preocupaba especialmente que estas prácticas fraudulentas alejaran a la gente de la verdadera fe en Dios.
Najmánides: Afirmación de lo sobrenatural
Al contrario que Maimónides, Najmánides, otra figura destacada de la erudición judía, afirmaba que la brujería y las entidades sobrenaturales eran reales. Creía que los individuos podían aprovechar las fuerzas impuras para realizar hazañas más allá del orden natural del mundo. Según Najmánides, las diversas formas de brujería prohibidas en la Biblia son indicativas de los métodos utilizados para relacionarse con estas fuerzas malévolas.
La brujería y la hechicería como formas de culto a los ídolos
Una perspectiva esencial a considerar dentro de la tradición judía es la categorización de la hechicería y la brujería como formas de adoración de ídolos. La adoración de ídolos, en el contexto de la Biblia, se refiere al acto de venerar o divinizar entidades distintas del Dios de Israel. Dado que la brujería y la hechicería suelen implicar la invocación de poderes o espíritus que se cree que están fuera del dominio de lo divino, se consideran prácticas idólatras.
Según la tradición judía, la adoración de ídolos es uno de los pecados más graves, pues va contra el principio fundamental del monoteísmo, que sostiene que sólo hay un Dios. Al practicar la hechicería o la brujería, se considera que un individuo busca la intervención o la ayuda de fuerzas distintas de Dios. Esto socava el fundamento mismo de la fe judía y se considera una afrenta a la relación entre Dios y Su pueblo.
Por consiguiente, las prohibiciones contra la brujería y la hechicería en la Biblia pueden entenderse no sólo como advertencias contra prácticas consideradas detestables, sino también como parte de una amonestación más amplia contra la idolatría. Esta opinión se ve reforzada por el hecho de que la Biblia menciona a menudo la brujería y la hechicería junto a otras formas de prácticas idólatras. Así pues, en la tradición judía, adherirse al monoteísmo y abstenerse de adorar ídolos, incluidas la brujería y la hechicería, es primordial para mantener una relación recta y fiel con Dios.
Una postura unida contra la práctica de la brujería
Independientemente de las diferencias de creencia sobre la existencia de demonios, espíritus malignos y brujería, tanto Maimónides como Najmánides, junto con el espectro más amplio de autoridades rabínicas, coinciden en un punto fundamental: estas prácticas están estrictamente prohibidas por la Biblia. Tanto si uno las considera ilusiones como entidades y poderes reales, dedicarse a la brujería, la hechicería o cualquier forma de práctica sobrenatural malévola se considera contrario a las enseñanzas y mandamientos de la fe judía.