Después de que los Hijos de Israel lucharan y conquistaran partes de la Tierra de Israel, ésta se dividió en asignaciones tribales. Las asignaciones se hicieron por sorteo divino, como Dios había ordenado a Moisés (Números 26).
Aunque la Tierra de Israel se divide entre las tribus por sorteo divino, Caleb pide, y recibe, Hebrón. Él y Josué habían sido los únicos exploradores enviados por Moisés que se mantuvieron leales a Dios y prometieron al pueblo que conseguirían entrar en la tierra cuando los otros diez espías dijeron que no podrían (Números 13:30). Por tanto, se le concede su petición como recompensa por su devoción al Señor y por no rechazar la tierra.
¿Por qué se recompensó a Caleb específicamente con la porción de Hebrón? Cuando los espías entraron por primera vez en la Tierra de Israel, dice que «subieron al Negueb» en plural, «y (él) llegó a Hebrón» en singular (Números 13:22). Basándose en el hecho de que el versículo cambia del plural al singular cuando dice que «(él) llegó a Hebrón», los Sabios aprenden que Caleb fue solo a Hebrón para rezar ante las tumbas de los Patriarcas. Fue a pedir a Dios que le salvara de la influencia negativa de sus colegas, los otros diez espías, y que le diera fuerzas para enfrentarse a ellos. Como fue a Hebrón a rezar para que Dios le ayudara a levantarse en defensa de Dios y de la Tierra de Israel, fue recompensado con la recepción de Hebrón como su porción de tierra.
El rabino Shlomo Aviner explica con más detalle por qué se concedió a Caleb su petición de heredar Hebrón. Escribe que Caleb había arriesgado su seguridad al hablar contra los diez malvados espías, y también estaba dispuesto a arriesgar su vida luchando contra los cananeos. Por tanto, «tenía algo aún mayor que la determinación de los lotes divinos: tenía abnegación». Puesto que Caleb estaba dispuesto a defender la Tierra de Israel, aun a riesgo de su propia seguridad personal, se le concedió como recompensa la porción de tierra que había solicitado. Vemos aquí que el autosacrificio por la Tierra de Israel se recompensa con creces.