«Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada». Esta famosa cita, a menudo atribuida a Edmund Burke, encierra una profunda verdad que resuena hondamente en el alma judía. Es especialmente relevante en la festividad de Purim, cuando Mardoqueo desafió a Ester con un mensaje crucial:
Esta idea también es relevante para Purim por la forma única en que se celebra la fiesta. A diferencia de otras fiestas judías, la observancia de Purim está dividida: se celebra el 14 del mes hebreo de Adar en la mayoría de los lugares, pero las ciudades amuralladas desde los tiempos de Josué, como Jerusalén, lo celebran el 15 de Adar, conocido como Purim de Susa. Esta variación en la observancia tiene su origen en los acontecimientos de la época de Mardoqueo y Ester, cuando los judíos de Susa lucharon contra sus enemigos durante un día más, descansando sólo el 15, mientras que sus homólogos descansaban el 14.
El lenguaje que utilizó la reina Ester al pedir este día adicional de batalla es profundamente simbólico:
El rabino Yojanan Bechofer sugiere que el uso por Ester de la palabra «mañana», en lugar de «otro día», señala un mensaje crucial. «Mañana» alude al futuro. La súplica de Ester subraya la importancia no sólo de sobrevivir, sino de prosperar, de seguir adelante para cambiar el mundo y erradicar el mal. La visión de Ester, encapsulada en su petición, va más allá de la mera supervivencia para forjar un mañana mejor, para trabajar activamente por un mundo desprovisto de los males que hicieron necesaria la lucha en primer lugar. Shushan Purim se convierte así en un símbolo de cambio y mejora proactivos y de construcción de un futuro mejor.
La historia de Purim nos recuerda que vencer a nuestros enemigos no es sólo motivo de celebración, sino una llamada a la acción. El llamamiento a la acción de la reina Ester, transformando el «hoy» en «mañana», subraya la batalla continua por un futuro libre de las sombras de nuestros adversarios.
Hoy, cuando el pueblo judío se enfrenta a los desafíos de entidades como Hamás y Hezbolá, que encarnan el espíritu de Amán y Amalek en su hostilidad hacia Israel, el mensaje de Purim es más relevante que nunca. Nos obliga a permanecer junto a Israel, comprometiéndonos activamente en su defensa y en su búsqueda de la paz y la seguridad. Reflexionando sobre la profunda verdad de que «Lo único necesario para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada», la narración de Purim nos insta a no limitarnos a recordar el pasado y vivir en el presente, sino a adoptar activamente una postura contra el mal y ser proactivos en la configuración de un mañana mejor.
En el espíritu de Purim, comprometámonos a apoyar a Israel, reconociendo que nuestros esfuerzos colectivos son vitales para garantizar un futuro más seguro y más justo para el Estado judío y, por extensión, para el mundo entero. Este compromiso se hace eco del desafío de Mardoqueo a Ester y a cada uno de nosotros: no permanezcas en silencio, sino adopta una postura, pues quizá estemos aquí «para un momento como éste».
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