Aunque eran gemelos, Jacob(Yaakov) y Esaú no podían ser más diferentes. Esaú era un hábil cazador, un hombre de campo, mientras que su hermano menor, Jacob, era un hombre meditabundo y reflexivo que «habitaba en tiendas». Como antepasado del pueblo judío, Jacob inculcó a sus descendientes un amor por el aprendizaje y un aprecio por la sabiduría que han estado presentes en su ADN nacional desde entonces.
Los comentaristas rabínicos de la Biblia explican que Jacob estaba ampliando las enseñanzas filosóficas de su abuelo Abraham sobre la naturaleza del Único Dios Verdadero, que se convirtieron en el fundamento del monoteísmo y los principios de la Torá. Por tanto, este versículo se ha convertido en una fuente primaria que subraya la importancia de la educación judía y de la Torá como una búsqueda de estilo de vida que merece la pena. Incluso cuando gran parte del mundo se centraba en actividades al aire libre, el pueblo judío ha estado perfeccionando nuestras mentes y corazones estudiando la Biblia en gran profundidad.
Con el tiempo, el judaísmo desarrolló un enfoque único del estudio de la Torá. Desde la más tierna edad, se enseña a los niños judíos a leer la Biblia en hebreo y luego a profundizar con un compañero de estudio en otras obras de la Torá, como el estudio de la Misná y el Talmud. Este antiguo método de estudiar con un compañero, hacer preguntas e incluso discutir sobre la interpretación correcta, que hoy se practica cada vez más en las salas de estudio israelíes, conocidas como Yeshiva, ha demostrado ser el secreto para transmitir el amor a la Torá de generación en generación.
Contribuciones judías al mundo
Sin embargo, la bendición de la sabiduría de Dios sobre los judíos no se ha limitado a los muros de la Yeshiva. A pesar de las grandes persecuciones sufridas a lo largo de la historia, la mano de Dios ha estado visiblemente sobre el pueblo judío. Aparte de los profetas hebreos y los escritores de la Biblia, todos ellos judíos, los judíos han hecho enormes contribuciones a la humanidad gracias a su arraigado amor por el aprendizaje.
Albert Einstein. Jonas Salk. Mark Zuckerberg. Sigmund Freud. Karl Marx. Éstos son sólo algunos judíos conocidos cuyas ideas han dado forma al mundo entero sólo en los últimos 150 años. Los judíos son muy pocos, hay aproximadamente 15 millones de judíos en el mundo actual, lo que representa aproximadamente el 0,2% de la población mundial, y sin embargo, increíblemente, ¡más del 20% de los ganadores del Premio Nobel han sido judíos!
¿Cuál es el secreto de ese éxito intelectual? Los principios educativos transmitidos en las familias judías. El premio Nobel de Física, Isidore I. Rabi, recordaba que cuando era niño y volvía de la escuela, su madre no le preguntaba: «¿Has aprendido algo hoy en la escuela?».
En vez de eso, le preguntaba a su hijo superdotado: «¿Has hecho hoy una buena pregunta?». Rabi atribuye a esta actitud -que destaca la importancia de la curiosidad y de hacer preguntas- un papel fundamental en sus logros.
Es evidente que la descripción de Jacob como un hombre sabio «que habitaba en tiendas» ha moldeado a sus descendientes para siempre y ha dado lugar a una gran bendición para todo el mundo.