El mes de Tevet es rico en significado histórico y religioso. Décimo mes del calendario hebreo a partir de Nisán, el nombre de Tevet, como los nombres de los demás meses hebreos, fue adoptado durante el exilio babilónico. El nombre de Tevet aparece por primera vez en el Rollo de Ester(Ester 2:16).
El mes de Tevet dura siempre 29 días, pero la celebración de la Luna Nueva(Rosh Jodesh), que marca el comienzo del mes de Tevet, varía entre uno y dos días, según la duración de Kislev, el mes precedente.
Tevet está marcado por varios acontecimientos significativos de la historia judía, cada uno de los cuales contribuye a su tono sombrío.
El 8 de Tevet se recuerda por la traducción de la Torá al griego por decreto del rey Ptolomeo, acontecimiento considerado tan calamitoso como la fabricación del Becerro de Oro. Además, el 9 de Tevet es un día de luto por Esdras el Escriba y Nehemías, líderes que influyeron significativamente en la dirección espiritual de Israel tras el exilio babilónico.
Quizá el día más solemne de Tevet sea el 10, que marca el comienzo del asedio de Nabucodonosor a Jerusalén al final del periodo del primer Templo. Este acontecimiento puso en marcha los trágicos sucesos que condujeron a la destrucción del Templo, piedra angular de la identidad y la fe judías.
En el Israel moderno, el 10 de Tevet ha adquirido un significado adicional como día dedicado al luto por aquellos cuya fecha o lugar de fallecimiento se desconocen, lo que acentúa aún más el tema del mes: el recuerdo y la pérdida.
En contraste con estos días de luto, Tevet también contiene el final de Janucá, una fiesta de luz y alegría. Esta yuxtaposición pone de relieve la compleja naturaleza de la historia judía, entrelazando momentos de desesperación con otros de triunfo.
Del mismo modo, el libro de Zacarías profetiza que los días de ayuno, incluido el 10 de Tevet, se transformarán en días de alegría y celebración en la era del Mesías, ilustrando la creencia judía en un futuro de paz y felicidad. Esta transformación del luto en alegría es un tema central del pensamiento judío, que encierra la resistencia y el optimismo perdurable del pueblo judío.
La Sra. Tziporah Heller, respetada educadora judía, autora y conferenciante afincada en Jerusalén, ofrece una profunda interpretación de los acontecimientos de Tevet. Propone que estos momentos históricos presentan caminos distintos para nuestro viaje espiritual.
La traducción de la Torá refleja el camino de la pasividad, permitiendo que las influencias externas redefinan nuestra identidad. Hoy en día, demasiada gente «traduce» la Torá y remodela la identidad judía para alinearla con el pensamiento liberal imperante.
Alternativamente, el 10 de Tevet refleja el camino de la decadencia moral, reflejando los acontecimientos que condujeron a la destrucción de los Templos y a la expulsión de nuestra tierra. Este camino también corre el riesgo de difuminar las líneas que nos separan de quienes se oponen a nosotros, lo que conduce a una pérdida de identidad única. A menudo, en lugar de mezclarnos, esto conduce a un aumento del odio y el anitsemitismo.
Sin embargo, existe un tercer camino más esperanzador. Es el camino iluminado por Esdras y Nehemías, los líderes que revivieron y redefinieron la identidad y la fe judías tras el exilio babilónico. Al elegir renovar nuestro compromiso con nuestra herencia, abrazamos la esencia de lo que somos, no como definidos por fuerzas externas o por la decadencia interna, sino como continuación de una tradición rica e ininterrumpida.
El mes de Tevet representa algo más que una serie de días en el calendario: es una llamada a la acción. Nos insta a reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo y nuestra relación con nuestra herencia. Los acontecimientos que tuvieron lugar en Tevet, desde la traducción de la Torá al griego hasta el asedio de Jerusalén y el fallecimiento de grandes líderes, sirven como recordatorio de las opciones a las que nos enfrentamos. ¿Somos testigos pasivos de la historia, nos perdemos en la marea de influencias externas, o nos comprometemos activamente a preservar y rejuvenecer nuestras tradiciones? El mes de Tevet, por tanto, se erige en símbolo de estas encrucijadas, desafiándonos a elegir un camino que honre nuestro pasado y dé forma a un futuro fiel a nuestra identidad y valores. Y si elegimos sabiamente, mereceremos ver cómo el ayuno del 10 de Tevet se convierte en un día de alegría y celebración con la llegada del Mesías.