Ha llegado la hora del concurso bíblico.
PREGUNTA: ¿Quién empezó su vida como hijo de esclavos y llegó a vivir en la casa de Faraón?
RESPUESTA: Todo el mundo sabe que es Moisés.
PREGUNTA: ¿Quién engañó a su gemelo y obtuvo la bendición de su padre?
RESPUESTA: Todo el mundo sabe que era Jacob.
¿Quién era conocido por su belleza, se vio obligado a abandonar Israel a una edad temprana y ascendió al poder en una tierra extranjera tras interpretar el sueño de un rey?
Si has respondido José, sólo tienes razón a medias. Estas características también se aplican a Daniel. Sus vidas fueron similares y ambos marcaron el comienzo del exilio. Pero si examinamos de cerca a estos dos personajes, descubriremos que hay muchos más paralelismos entre sus dos historias.
Al principio de la saga de José, éste es vendido como esclavo y llevado a Egipto como cautivo, incidente que acabó con el exilio de toda su familia. Del mismo modo, Daniel se encuentra entre los primeros judíos capturados y llevados al exilio en Babilonia. El resto de la nación le sigue unos años más tarde. Y tanto José como Daniel son descritos como apuestos y capaces de encandilar a los demás.
Sin embargo, los paralelismos van más allá de estas obviedades. Tanto José como Daniel son puestos a prueba, pero se mantienen firmes en su creencia en Dios: José rechaza las insinuaciones de la mujer de Potifar, mientras que Daniel rechaza la comida no kosher que le ofrecen en palacio. Potifar mete a José en la cárcel, pero luego lo saca y le concede un puesto de poder. Del mismo modo, Daniel es arrojado al foso de los leones, pero sale ileso, es alabado por el rey y alcanza el éxito. Y ambos reciben nuevos nombres y ornamentos de oro para el cuello por parte de los líderes extranjeros como señal de cambio de estatus. A José se le da el nombre de Zaphnath-Paaneah, mientras que a Daniel se le da el nombre de Belsasar.
Cuando José se encuentra en la cárcel con los ministros de Faraón caídos en desgracia, observa que estaban tristes, utilizando una expresión muy especial:
La palabra hebrea para «angustiado» es zoafim (זֹעֲפִים). El único otro lugar de la Biblia donde zoafim aparece en relación con «rostros» es en el Libro de Daniel.
Tanto Daniel como José interpretan sueños para un rey después de que éste sufra una plaga de «sueño agitado».(Génesis 41:8, Daniel 2:1). Tanto en los sueños de Faraón como en los de Belsasar, emergen animales del agua. Tanto Daniel como José aseguran a sus respectivos reyes que Dios les proporcionará la solución a sus sueños(Génesis 41:16, Daniel 2:28). Tras explicar el sueño del rey, ambos ascienden a una posición de poder.
Estas similitudes son muy fascinantes, pero ¿qué mensaje más profundo nos transmiten estas historias? ¿Qué podemos aprender de los paralelismos?
Ambas historias marcan un periodo oscuro para los judíos. Sin embargo, ambas llevan el mensaje idéntico de que Dios ha acompañado a los judíos al exilio, que Su alianza es eterna y que devolverá a los judíos a casa como hizo tras los exiliados tanto en Egipto como en Babilonia.
Por su parte, los judíos deben permanecer fieles, como hicieron tanto José como Daniel. La historia del pueblo judío ha demostrado una y otra vez que este mensaje es cierto. >
A nivel individual, a veces las personas son enviadas al «exilio», encontrándose en un lugar oscuro que parece alejado de Dios. Cuando esto ocurre, es importante recordar que, al igual que hizo con los judíos en Egipto y Babilonia, Dios está ahí contigo y acabará trayéndote «a casa».
