La porción de Vayeitzei relata el viaje de Jacob para encontrar una esposa adecuada entre los parientes de su madre. Por el camino sueña su famoso sueño de ángeles que suben y bajan por una escalera. En casa de su tío Labán, Jacob se casa con sus dos primas y sus dos criadas, que le dan doce hijos. A continuación, Jacob trabaja para ganarse la vida y, finalmente, huye de la casa de su tío para regresar a su patria, Israel.
El sueño de Jacob
Tras recibir la bendición de sus padres para ir a buscar esposa entre los parientes de su madre, Jacob abandona su casa de Beerseba y se dirige en dirección a Harán. Por el camino, se detiene a descansar, y esa noche sueña con una alta escalera que llega hasta el cielo. En su sueño, Jacob ve ángeles que ascienden y descienden por la escalera. Dios está en lo alto de la escalera y le dice a Jacob que le protegerá en su viaje. También reitera Su promesa a Jacob: dar a sus descendientes la tierra que prometió a Abraham e Isaac, y hacer que su descendencia sea tan numerosa como el polvo de la tierra.
Jacob se despierta sobresaltado, sin haberse dado cuenta de que se había dormido en tierra sagrada. Identifica el lugar como la casa de Dios y la puerta del cielo. Por la mañana, erige un monumento en el lugar, llamándolo Beit El, o Casa de Dios. Años antes, Abraham también había visitado la misma zona, llamando Beit El a la ciudad cercana. La Biblia de Israel señala que el nombre Beit El se convertirá en sinónimo en la Biblia de lugar ideal para la oración.
Jacob jura convertir su monumento en una casa de culto a Dios y ofrecerle la décima parte de todo lo que posee si Dios le protege en sus viajes y le devuelve sano y salvo a la tierra de sus padres.
El lugar donde Jacob durmió aquella noche no es otro que el futuro emplazamiento del Primer y Segundo Templos, conocido hoy como el Monte del Templo. Según el rabino Chaim Clorfene, citado en la Biblia de Israel, el Templo era conocido como la Casa de Dios porque allí «la presencia revelada de Dios -la shejiná- habita con Su pueblo, igual que un marido habita íntimamente con su esposa en su hogar».
Puntos para reflexionar
Teniendo en cuenta que en el sueño de Jacob Dios ya le había prometido acompañarle en su viaje, el voto de Jacob parece contener una condición innecesaria de que Dios le proteja. ¿Qué crees que quiere Jacob de Dios en este voto que no le haya prometido ya?
Jacob trabaja para sus mujeres
Jacob se vuelve hacia el este, hacia la ciudad natal de su tío. Allí se encuentra con un grupo de pastores reunidos para abrevar a sus ovejas. Comenta que el día aún es joven, y pregunta por qué esperan en el pozo en vez de abrevar a sus ovejas y seguir su camino. Los pastores responden que deben esperar a que todos se hayan reunido para retirar la roca de la boca del pozo. Los Sabios comentan que la pesada roca tenía por objeto impedir que ningún pastor tomara agua sin los demás, pues desconfiaban unos de otros.
Mientras Jacob habla con los pastores, llega su prima Raquel. Se conmueve al verla y, en un alarde de fuerza inhumana, retira sin ayuda la piedra del pozo y da de beber a sus ovejas.
Jacob llega a casa de Labán, tras haber sido presentado por Raquel. Le cuenta su historia a su tío, y Labán le permite quedarse. Un mes después de su llegada, durante el cual Jacob había trabajado para Labán como pastor, Labán pide a su sobrino que le nombre su salario. Jacob pide la mano de su prima Raquel en matrimonio, y Labán accede, al cabo de siete años de trabajo. Sin embargo, cuando llega el momento, Labán cambia con engaño a Raquel por su hermana mayor, Lea, un truco que Jacob sólo descubre a la luz de la mañana siguiente.
Cuando se enfrenta a su engaño, Labán se limita a decir que, en su comunidad, la hija menor no se casa antes que su hermana mayor. Vuelve a ofrecer la mano de Raquel, a cambio de siete años más de trabajo. Jacob acepta, y cuando la celebración de la boda de Lea, que duró una semana, toca a su fin, se casa también con Raquel, a cambio de su compromiso de trabajo. Labán también da a cada hija una criada para su nueva casa: Bilha para Raquel y Zilpa para Lea.
Como señala la Biblia de Israel, la Biblia asocia la tierra con sus habitantes. La «tierra de los hijos de oriente», con sus celosos pastores y el inescrupuloso Labán, contrasta fuertemente con la Tierra Prometida, donde Abraham trató de llevar la piedad al mundo.
Puntos para reflexionar
¿Por qué crees que Dios permite que tenga éxito el engaño de Labán? Después de todo, ¿no se habría dado cuenta Jacob del cambio si Dios no hubiera querido que se casara con Lea?
Crece la familia de Jacob
Dios es plenamente consciente de la preferencia de Jacob por Raquel antes que por Lea, y por eso le concede a ésta los hijos primero. Con el nacimiento y el nombre de cada hijo, se hace evidente la esperanza de Lea de obtener el afecto de su marido. Rubén, que significa «¡Mira, un hijo!», Simeón, que significa «Dios ha oído», y Leví, que significa «acompaña», reciben cada uno el nombre de la esperanza de Lea de que éste sea el hijo que la atraiga a las buenas gracias de su marido. Cuando nace Judá, que significa «gracias», Lea agradece que Jacob se preocupe por fin de ella, aunque todavía menos que de su hermana.
Raquel se da cuenta de que, si aún no se ha quedado embarazada, puede ser estéril, e insta a Jacob a que se case con su sierva, Bilha, para que sirva de vientre de alquiler a Raquel. Bilha da a luz a Jacob dos hijos más en nombre de Raquel, Dan y Neftalí. Inspirada por Raquel, Lea también da a Jacob a su sierva, Zilpá, como madre de alquiler, y ella le da a luz a Gad y Aser.
Desesperada, Raquel convence a su hermana para que comparta los dudaim, o mandrágoras, que su joven hijo, Rubén, había recolectado. Se sabía que la planta tenía cualidades para aumentar la fertilidad. A cambio, ofrece Raquel, Lía podría disfrutar de la compañía de Jacob esa noche, fuera de turno. Lea acepta y concibe otro hijo, Isacar. Más tarde da a luz a un sexto hijo, Zabulón, y a una hija, Dina.
Finalmente, también Raquel concibe y da a luz a José. Al ponerle este nombre, que significa «añade», Raquel ruega que sea el primer hijo que dé a luz, pero no el último.
Puntos para reflexionar
¿Por qué crees que Jacob accede a todas las manipulaciones entre sus esposas?
El salario de Jacob
Con el nacimiento de José, Jacob decide que ha llegado el momento de regresar a su patria. La Biblia de Israel explica que, según un versículo de Abdías (1:18), José es comparado con una llama y Esaú con «una casa de paja». Así, una vez nacida la «llama» destinada a combatir a Esaú, Jacob podría enfrentarse a su hermano y cumplir su compromiso con Dios de regresar a la tierra de sus padres.
Jacob pide permiso a su suegro para regresar, pero Labán le convence de que prolongue su estancia, esta vez para ganarse la vida y no marcharse con las manos vacías. Le dice a Jacob que fije su salario. Jacob reconoce que no ha tenido tiempo de amasar su propia fortuna, y dice a Labán que debe eliminar cualquier oveja moteada o manchada de su rebaño actual. A partir de ese momento, cualquier oveja manchada que nazca será de Jacob. Labán acepta las condiciones y Jacob se dispone a cuidar las ovejas sin manchas de Labán.
Jacob prepara un elaborado sistema para favorecer el nacimiento de ovejas moteadas, y funciona. Además, dispone que sus ovejas nazcan entre las más fuertes del rebaño, dejando a Labán con los animales más débiles.
Puntos para reflexionar
¿Crees que la manipulación de las ovejas por parte de Jacob afectó realmente al resultado? ¿Por qué sí o por qué no? Si no, ¿por qué crees que Jacob hizo esas cosas?
Jacob huye de Labán
A medida que aumenta la riqueza de Jacob, los hijos de Labán se ponen celosos de su primo. Jacob se da cuenta de que el clima se está volviendo en su contra y dice a sus mujeres que ha llegado el momento de marcharse, con o sin el permiso de Labán. A través de su conversación con ellas, nos enteramos de que Labán ha cambiado repetidamente las condiciones de su trato durante los últimos seis años.
Jacob también cuenta a sus esposas su sueño de que un ángel de Dios se le apareció entre el rebaño, diciéndole que es hora de volver a su patria. Como señala la Biblia de Israel, Dios da a entender que sólo permanecerá con Jacob si regresa a Tierra Santa, y que ya no le protegerá en casa de Labán. Raquel y Lea animan a su marido a que haga lo que crea más conveniente, pues ellas tampoco tienen ya cabida en la casa de su padre.
Mientras Jacob reúne a su familia y su rebaño y se prepara para partir en ausencia de Labán, Raquel roba los ídolos de su padre sin que nadie lo sepa.
Cuando Labán se da cuenta de que su sobrino, sus hijas y sus nietos se han ido, los persigue y los alcanza al cabo de siete días. Sin embargo, antes de que Labán se enfrente a Jacob, Dios se aparece a Labán en sueños, advirtiéndole que no hable ni bien ni mal de su sobrino.
Labán se enfrenta a Jacob y le reprocha su huida sin despedirse. Reconoce que Dios le ha advertido que no le haga nada a Jacob, pero le pregunta por qué Jacob habría caído tan bajo como para llevarse los dioses domésticos de Labán. Jacob, sin saber lo que había hecho Raquel, niega acaloradamente las acusaciones de Labán y le anima a registrar el campamento. Raquel se sienta sobre los ídolos para ocultarlos, y la búsqueda de Labán termina infructuosamente. Enfurecido, Jacob denuncia todas las injusticias que ha sufrido a lo largo de los años a manos de Labán, pero éste insiste en que, como padre de las mujeres de Jacob, sigue siendo el patriarca de la familia. Exige un pacto entre ambos. Los dos hombres levantan un montón de piedras como monumento al pacto, y Labán llama a Dios testigo en caso de que sus hijas al cuidado de Jacob sufran algún daño. Jacob establece el monumento como una frontera, que cada uno se compromete a no cruzar.
Labán parte por la mañana, y Jacob ve un campamento de ángeles que se acerca saludando. Reconoce el lugar como sagrado y lo llama Mahanaim, o «dos campamentos», uno del hombre y otro de Dios.
Puntos para reflexionar
¿Por qué crees que Raquel robó los ídolos a su padre?