Un paso al frente: Una lección sobre la observancia del sábado

septiembre 10, 2023
Shabbat table (Shutterstock.com)

El rabino Menajem Mendel Schneerson (5 de abril de 1902 – 12 de junio de 1994), último rabino de la dinastía jasídica Lubavitch, paseaba una vez por una calle de Crown Heights, Brooklyn, cuando vio a dos chicos con gorras de los Dodgers de Brooklyn y lanzando una pelota de béisbol. Los saludó con un alegre «Buenos días» y les preguntó: «¿Habéis ido alguna vez a un partido de los Dodgers?». Los chicos asintieron con la cabeza. El rabino continuó: «¿Qué haríais si los Dodgers fueran perdiendo por diez carreras en la sexta entrada?». Los chicos se encogieron de hombros y dijeron que se irían a casa, pues el partido parecía prácticamente acabado. El Rebe preguntó entonces: «¿Y los jugadores? ¿Se irían en una situación así?» Los chicos negaron con la cabeza, explicando que los jugadores tenían que quedarse en el campo; no podían marcharse sin más. El rabino los miró y les transmitió un mensaje sencillo pero poderoso: «En la vida, sé un jugador, no un espectador».

Esta historia contiene una importante lección de vida, pero también puede ayudar a explicar algo desconcertante sobre el sábado.

En la tradición judía, surge una idea fascinante cuando comparamos las dos versiones de los Diez Mandamientos incluidas en la Torá. En el Éxodo, se nos ordena «recordar(zajor) el día de reposo y santificarlo»(Éxodo 20:8). Este versículo es la fuente de la práctica judía de hacer Kiddush, santificar el día con una copa de vino. Nos «acordamos» del Sabbat proclamando que Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo, haciendo sagrado el séptimo día.

En el Deuteronomio, sin embargo, se repite el mismo mandamiento con un giro diferente: «Observa(shamor) [lit. guarda] el día de reposo y santifícalo, como Hashem, tu Dios, te ha ordenado»(Deuteronomio 5:12). Los sabios explican que esta versión del mandamiento, observar o guardar el Sabbat, prohíbe trabajar el Sabbat y ordena descansar.

¿Cómo dar sentido a esta aparente incoherencia en la forma en que se describe el mandamiento de guardar el sábado en los dos lugares?

Según la tradición judía, se produjo un milagro extraordinario cuando Dios proclamó los Diez Mandamientos. Dios pronunció simultáneamente las dos palabras shamor (recuerda) y zachor (observa/guarda). Las dos versiones del mandamiento de guardar el Sabbat, registradas en Éxodo y Deuteronomio, reflejan las dos proclamaciones diferentes que Dios hizo ¡exactamente al mismo tiempo! Están destinadas a superponerse una sobre otra, enseñándonos el doble cumplimiento de la observancia del Sabbat.

Pero el verdadero milagro residía en la capacidad del pueblo judío para oír y comprender esta doble palabra compuesta: «recuerda y observa».

Zajor y shamor representan los dos elementos clave de la observancia del Sabbat. «Recordar el Sabbat» significa reconocerlo como un día especial que refuerza nuestra fe en Dios y en Su creación. «Guardar el Sabbat» significa abstenerse de realizar trabajos que violarían su santidad. Estas dos palabras se pronunciaron y escucharon como una sola unidad, lo que significa que son inseparables. Pero seguimos preguntándonos, ¿cuál es el mensaje de la intersección de«zajor» y«shamor«? ¿Qué podemos aprender del hecho de que se pronunciaran exactamente al mismo tiempo?

Una pista para responder a esta pregunta se encuentra en(Génesis 1:27):

«Y creó Hashem al hombre a Su imagen, a imagen de Hashem lo creó; varón y hembra los creó».

El hombre está hecho a imagen de Dios y, por tanto, se espera que actuemos como Dios.

Esta acusación arroja nueva luz sobre la observancia del Sabbat. El Sabbat no es simplemente un día para recordar un acontecimiento importante del pasado, ni tampoco un día para descansar y reponer fuerzas. Al enunciar los dos mandamientos diferentes, shamor y zachor, exactamente al mismo tiempo, Dios nos estaba enseñando que para observar plenamente el Sabbat debemos tener ambos.

Aunque es importante renovar nuestra fe en Dios y profesar la creencia en Él y en Su creación(zajor), la cosa no acaba ahí. Debemos reconocer que todos hemos sido creados a imagen divina y estamos llamados a vivir en consecuencia. Ésta es la esencia de observar un día de descanso(shamor), tal como hizo Dios al final de la creación. Al apartarnos de nuestras preocupaciones mundanas y alinearnos con el ciclo divino de descanso y trabajo, nos asociamos con Dios en la narración continua de la Creación.

Este concepto puede revolucionar nuestra comprensión del Sabbat y, de hecho, de cualquier otra actividad en la que nos involucremos. Dios no es un mero espectador, sentado en las gradas y tomando notas de nuestra actuación. Desde la creación, está íntimamente implicado en el mundo y en nuestras vidas. Y nosotros no nos limitamos a vitorear a Dios por todas Sus creaciones. Por el contrario, también debemos participar activamente en hacer de este mundo un lugar mejor.

La analogía del rabino Schneerson de un jugador frente a un espectador tiene significado tanto para Dios como para el hombre. Al igual que Dios, tenemos posiciones importantes que desempeñar en el gran «juego de pelota» de la existencia. Tenemos papeles fundamentales que cumplir, y depende de nosotros entrar en el campo, dando nuestra máxima dedicación y esfuerzo hasta la última jugada.

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