Al principio de la guerra con Hamás, observé una nueva tendencia en las redes sociales. Los influencers judíos empezaron a publicar la frase #WouldYouHideMe. «¿Me esconderías?» La versión de mí anterior al 7 de octubre habría pensado: «¿De quién necesitan esconderse los judíos?». No parecería obvio en el siglo XXI, en un mundo moderno e «inclusivo». Pero, por supuesto, ahora todos conocemos la respuesta a esta pregunta. En un mundo en el que el antisemitismo va en aumento (es un eufemismo) y, en general, existe un trasfondo cada vez más antiliberal y violento en la política mundial -incluso en Estados Unidos-, no es tan descabellado preguntárselo.
¿Esconderías a otra persona? Cuando eres diferente a ellos desde el punto de vista religioso, político o de valores, ¿seguirías cubriendo las espaldas de los demás?
En un mundo ideal, el moderno Estado de Israel resuelve esta cuestión. Los judíos no tenían a Israel para «esconderse» durante el Holocausto. Pero hoy sí que lo tienen. La realidad, sin embargo, es que no todos los judíos viven en Israel. Tampoco todos los que apoyan a los judíos o son «cancelados» por su propio sentimiento proisraelí y proamericano pueden venir a esconderse aquí. No es práctico, al menos hasta que venga el Mesías.
Así que eso nos deja con una nueva pregunta que responder. ¿Qué sistema de valores necesitas tener para esconder metafóricamente a otra persona, para levantarte contra el mal, para proteger a las personas que te rodean por muy diferentes que sean de ti?
¿Quién hace eso?
A lo largo de la historia, personas notables lo han arriesgado todo para salvar a otros. He destacado a algunos de ellos en nuestra reciente serie«Héroe».
Aunque separadas por miles de años, las historias de Oskar Schindler y del profeta Abdías comparten un poderoso mensaje: es de suma importancia levantarse contra el mal y ayudar a los demás, sin importar quiénes sean o de dónde vengan.
En la historia judía, Abdías es una figura notable. Nacido edomita en el siglo VIII a.C., abrazó el judaísmo y se convirtió con rectitud, alcanzando grandes alturas espirituales. Aunque concisa (sólo 21 versículos), su profecía contiene un mensaje intemporal. En el Libro de Abdías, profetiza contra Edom, prediciendo la justicia definitiva que caerá sobre estos descendientes de Esaú. Contempló con regocijo la desgracia del pueblo de Judea. Advierte a Edom: No hiciste nada para detener los horrores. Ahora os sucederá lo mismo.
Pero el verdadero heroísmo de Abdías brilla más durante el reinado del malvado rey Ajab y la reina Jezabel. Mientras Jezabel intentaba sin piedad acabar con los profetas del pueblo judío, Abdías, el oficial encargado de la casa real, utilizó valientemente su cargo para esconder y mantener a cien profetas en dos cuevas. Lo arriesgó todo para proporcionarles comida y agua durante una grave hambruna y, por supuesto, mantenerlos a salvo de los males de Jezabel. Lo sabemos por Reyes 1.
El Talmud y otros sabios cantan las alabanzas de las increíbles hazañas de Abdías. Su legado no es sólo de profecía, sino de profunda valentía y rectitud frente al mal sistémico.
Avanzamos rápidamente hasta el siglo XX, y nos encontramos en medio de uno de los capítulos más oscuros de la historia: el Holocausto. Aquí conocemos a Oskar Schindler, un héroe improbable cuya transformación de modesto hombre de negocios a salvador de judíos es nada menos que extraordinaria.
Schindler, un alemán no judío que llegó a Cracovia (Polonia) en 1939, aprovechó la oportunidad de hacerse cargo de una fábrica de esmaltes propiedad de judíos. Al principio empleaba a los judíos como mano de obra barata, pero su perspectiva empezó a cambiar cuando fue testigo de las horribles brutalidades que se les infligían. La liquidación del gueto de Cracovia en 1942 afectó profundamente a su conciencia. La fábrica de Schindler, Emalia, se convirtió en un santuario para los trabajadores judíos, protegiéndolos de la amenaza siempre presente de la deportación y la muerte.
Mediante una combinación de sobornos y astutas negociaciones con funcionarios nazis, Schindler consiguió proteger a sus empleados judíos. Transformó su fábrica en un subcampo de Plaszow, garantizando un mejor trato y mayores posibilidades de supervivencia a sus trabajadores. Los esfuerzos de Schindler culminaron con la creación de la famosa «Lista de Schindler», que salvó a unos 1.100 judíos trasladándolos a una fábrica más segura en Brünnlitz, Checoslovaquia.
El legado de Schindler ha quedado grabado para siempre en la historia. Cuando falleció en 1974, se le honró con un entierro especial en Jerusalén, testimonio de la eterna gratitud del pueblo judío. Proverbios capta perfectamente las acciones de Schindler:
El espíritu heroico de Oskar Schindler también pervive a través de uno de los miembros de su familia, la reverenda Rosemary Schindler Garlow, que se dedica a garantizar que nunca se olvide el mensaje de oponerse al mal. A través de su trabajo con el Arca de Schindler Internacional, se esfuerza por fomentar la comprensión y el apoyo entre cristianos y judíos, así como entre Estados Unidos e Israel. Rosemary se ha comprometido a crear un mundo en el que el antisemitismo y el terror queden relegados a los anales de la historia, para no volver a repetirse jamás.
Estas historias ponen de relieve la importancia de ayudar a los demás, independientemente de su origen. Basta con tomar ejemplo de Obadiah y Schindler. Obadiah, un converso, se convirtió en una figura de renombre dentro de la tradición judía, mientras que Schindler, un no judío, se convirtió en una fuente de esperanza para innumerables personas. Sus vidas ejemplifican el principio judío de «pikuach nefesh», que enseña que salvar una vida tiene prioridad sobre casi todas las demás consideraciones religiosas.
Hoy en día, el alarmante aumento del antisemitismo y del sentimiento antiisraelí exige nuestra atención y acción urgentes. Las historias de Obadiah y Oskar Schindler sirven como poderosos recordatorios de que no podemos permitirnos escondernos de la verdad ni permanecer como espectadores pasivos ante el mal. Al igual que estos héroes, debemos encontrar el valor para defender lo que es correcto, incluso cuando sea difícil o impopular.
Debemos denunciar activamente los discursos de odio, los boicots y la desinformación contra Israel y el pueblo judío. Debemos educar a los demás sobre las realidades del conflicto palestino-israelí, contrarrestando las falsas narrativas y la propaganda. Debemos estar dispuestos a entablar conversaciones difíciles y a hacer frente a los prejuicios, reconociendo que la lucha contra el antisemitismo es un imperativo moral que nos afecta a todos.
Es fácil permanecer en silencio o seguir a la multitud, pero la verdadera valentía moral exige que hablemos y actuemos, incluso cuando es incómodo o arriesgado.
Los ejemplos de Obadiah, Schindler y Rosemary Schindler Garlow nos inspiran a ir más allá de las meras palabras y emprender acciones significativas para apoyar y defender al pueblo judío y a todos los que se enfrentan a la persecución. Honremos sus legados permaneciendo juntos como un frente unido, utilizando nuestras voces y recursos colectivos para marcar una poderosa diferencia en el mundo.
Se acabó el tiempo del silencio y la inacción. Cada uno de nosotros debe encontrar la fuerza dentro de sí mismo para enfrentarse al antisemitismo y a todas las formas de intolerancia y odio. Comprometámonos a ser héroes en nuestro tiempo, cueste lo que cueste.
Permitir un Estado terrorista palestino en el corazón de Israel destruiría el Estado judío.Mantener la Tierra de Dios se dedica a fortalecer y defender el derecho de Israel a su corazón bíblico, con el objetivo último de la soberanía israelí sobre Judea y Samaria.¡Infórmate hoy mismo sobre esta increíble misión!