Porción de la Torá

La Porción de Koraj

Números 16:1-18:32
Porción de la Biblia
La Porción de Koraj

La Porción de Koraj

Números 16:1-18:32

Esta porción trata principalmente de la rebelión del epónimo Coré y sus seguidores contra la autoridad de Moisés y Aarón. Coré, primo de los hermanos dirigentes, protesta contra la concentración de poder de Moisés en la familia, insistiendo en que toda la nación es santa. Sólo la intervención de Dios consigue sofocar la insurrección y restablecer la unidad en el campamento. La porción termina con una reiteración de los deberes sacerdotales de Aarón al servicio de Dios, así como de los dones específicos que deben repartirse entre los sacerdotes y los levitas.

Rebelión

Números 16:1-35

La Torá narra la historia de Coré, primo de Moisés y Aarón, que lidera una rebelión contra su autoridad. Reuniendo a otros miembros descontentos de la comunidad, en particular tres hombres de la tribu de Rubén y otros 250, Coré acusa a Moisés de acaparar posiciones de poder sobre una nación aparentemente toda santa.

Moisés se siente desolado por la acusación. Dice a los rebeldes que, por la mañana, Dios mismo les proporcionará una señal de Su elección: cada hombre deberá llevar un incensario a la Tienda del Encuentro y Dios aceptará el del hombre que desee para servirle. Suplica a los levitas entre los rebeldes: ¿No os basta con que Dios os haya elevado para servirle? ¿Por qué tenéis que arremeter contra Aarón? También apela a Datán y Aviram, de la tribu de Rubén, pero se niegan a escuchar, diciendo que Moisés les traicionó al llevarles a morir en el desierto en lugar de acompañarles a la Tierra prometida de Leche y Miel.

Dios dice a Moisés y a Aarón que se separen de la Asamblea de Israel para poder destruirlos, pero Moisés le ruega que no destruya a toda la nación por culpa de un solo hombre. Dios ordena entonces al pueblo que se distancie de los rebeldes para que Él pueda aniquilarlos. Moisés establece una señal: si los rebeldes mueren de una muerte no natural, tragados por la tierra, eso demuestra que Dios ha elegido a Moisés sobre ellos. En efecto, a los líderes de la rebelión se los tragó viva la tierra, junto con sus familias, y los 250 rebeldes que habían traído incensarios como se les había ordenado fueron consumidos por una llama de Dios, junto con su incienso.

La Biblia de Israel explica los defectos inherentes al argumento de Coré: ¡sus acusaciones no sólo niegan la mano de Dios en el nombramiento de Moisés y Aarón, sino que implican que todos los israelitas están en el mismo nivel de santidad que los dos grandes hombres! Aunque es cierto que todos los Hijos de Israel tienen una santidad intrínseca, lo que cada individuo hace para alimentar esa semilla está bajo su propio control. Esto también es cierto a nivel nacional. Al vivir en la Tierra de Israel según las leyes de Dios, elevamos también la santidad de la tierra por encima de todas las demás tierras.

Puntos para reflexionar

Al principio, On, hijo de Pelet, aparece por su nombre como participante en la rebelión, pero más tarde brilla por su ausencia. ¿Qué crees que le ocurrió? ¿Por qué se mencionó su nombre al principio, para omitirlo después?

Secuelas

Números 17:1-28

Tras la muerte de los rebeldes, Dios ordena a Eleazar, hijo de Aarón, que recoja los braseros de cobre que se habían utilizado para el incienso de los rebeldes, pues habían quedado santificados. Ordena a Moisés que los martillee hasta convertirlos en planchas para revestir el altar, como recordatorio y advertencia de lo que sucederá a cualquier extranjero que se acerque con una ofrenda ajena.

El pueblo de Israel está conmocionado por lo que ha presenciado. Acusan a Moisés y Aarón de matar al pueblo de Dios. Una vez más, Dios ordena a Moisés y a Aarón que se retiren de la Asamblea para que Él pueda aniquilarlos. Moisés dice entonces a Aarón que tome rápidamente incienso y expíe los comentarios pecaminosos del pueblo. Aarón toma el incienso y se coloca entre los vivos y los muertos, como un escudo humano que los protege de la ira de Dios. 14.700 personas caen en la plaga antes de que sea detenida.

Para demostrar aún más que Dios ha elegido a Aarón de entre todos los demás para servirle, Moisés dice a las tribus que cada una saque un bastón con el nombre de su tribu inscrito en él y lo deposite ante el Arca en el Tabernáculo. El hombre cuyo bastón florezca será conocido como el elegido de Dios. Los jefes hacen lo que se les dice, y el bastón de Aarón florece y brotan capullos y almendras. Moisés devuelve los bastones a los dirigentes, pero, por orden de Dios, conserva el de Aarón como señal para el pueblo de que debe dejar de quejarse, no sea que muera a manos de Dios. El pueblo, sin embargo, sigue temiendo ser castigado por acercarse al Tabernáculo.

La Biblia de Israel relata una historia contada por el legendario narrador israelí S. Z. Kahana. Tres clérigos visitaron el Monte Sión en 1965. Mientras contemplaban Jerusalén, preguntaron al conservador judío por qué los judíos la reclamaban como capital del Estado de Israel, en lugar de mantener su estatus de ciudad internacional. En respuesta, el conservador señaló el bastón de Aarón. El milagro de que la tierra se tragara a los seguidores de Coré y la plaga que siguió no bastaron para convencer al pueblo de que Aarón había sido elegido por Dios. Sólo la incipiente vitalidad del báculo en flor, signo de vida, les hizo cambiar de opinión. El conservador señaló la ciudad de Jerusalén. «En la antigua parte de la ciudad controlada por los árabes, como puedes observar, hay desolación: ruinas, desierto y rocas. A nuestro lado está la nueva Jerusalén, donde se han asentado más de 150.000 personas. Puedes ver nuestras nuevas casas, escuelas, el nuevo hospital y la nueva universidad. Mires donde mires, ves vida, crecimiento y vitalidad. Te preguntas a quién pertenece Jerusalén. Pertenece a quienes la hacen brotar y florecer, a quienes la hacen vivir y crecer». Medio siglo después, esta intuición demuestra que una Jerusalén judía está ordenada por Dios.

Puntos para reflexionar

¿Por qué crees que se santificaron los braseros, aunque los emplearan los rebeldes?

Sacerdotes y levitas: Deberes y dones

Números 18:1-32

Dios reitera a Aarón el papel que él y sus descendientes desempeñarán en el Tabernáculo para siempre. Deben realizar los ritos de expiación, y aunque los levitas deben ofrecer apoyo a los sacerdotes, es responsabilidad de Aarón y sus descendientes asegurarse de que no entren en contacto directo con los vasos sagrados, para que no los maten.

Dios designa también ciertas ofrendas que deben dedicarse a los sacerdotes y a los levitas. Una parte de cada ofrenda, ofrenda de comida, ofrenda por el pecado y ofrenda por la culpa debe entregarse a los sacerdotes. Otros dones, como las primicias del campo de un agricultor, también son para uso de los sacerdotes. Todos ellos se consideran sagrados y pueden ser consumidos en santidad por los miembros de la casa del sacerdote. Además, Dios dedica a los sacerdotes los primogénitos, ya sea su tasa de redención o el propio animal, según el estatus del primogénito.

Dios dice entonces a Aarón que él y su tribu no tendrán parte en la Tierra de Israel como herencia. En su lugar, los Hijos de Israel deberán dar la décima parte de sus productos a los levitas, como pago por su servicio en el Tabernáculo. Los levitas, a su vez, deberán dar un diezmo sobre el diezmo que reciban, entregándolo a los sacerdotes. Estos diezmos debían escogerse de lo mejor de la cosecha. Como señala la Biblia de Israel, los diezmos son otro ejemplo de mandamiento que sólo se aplica a la Tierra de Israel. Al igual que el mandamiento de tomar challah (Números 15:17-21), estas ofrendas físicas proporcionan sustento a los líderes espirituales de Israel a cambio de la provisión de sustento espiritual. El trabajo de los sacerdotes y levitas elevaba la existencia de todos en la Tierra.

Puntos para reflexionar

¿Por qué crees que los levitas también deben diezmar las porciones que reciben? ¿Qué podemos aprender de esta ley?

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