En la víspera de Pascua, los primogénitos ayunan desde la salida hasta la puesta del sol en conmemoración de la salvación de los primogénitos israelitas durante la Plaga de los Primogénitos en Egipto. A diferencia de todos los demás días de ayuno judíos, sólo los primogénitos están obligados a ayunar en el Ayuno de los Primogénitos.
La fuente de este ayuno está en el Talmud (Soferim 21:3), donde se afirma que los primogénitos ayunan «en conmemoración del milagro por el que se salvaron de la Plaga de los Primogénitos». Aunque la plaga ocurrió en realidad el 15 de Nisán (en Pascua), está prohibido ayunar en una fiesta de celebración, por lo que se celebra el día anterior a Pascua.
Algunos comentaristas (el rabino Jacob Emden) asocian este ayuno con la historia de Purim. Esto se debe a que Amán avanzó su complot el trece de Nisán, y la reina Ester reaccionó ordenando a todos los judíos de Susa que emprendieran un ayuno de tres días a partir del día siguiente, el catorce de Nisán, víspera de la Pascua judía. Por esta razón, incluso algunos no primogénitos mantienen la costumbre de ayunar el catorce de Nisán.
Otro comentarista (el rabino Shlomo Zalman Auerbach) explica que los primogénitos ayunan en señal de duelo por haber perdido la condición de servir en el Templo. Esta función se les había concedido inicialmente cuando se salvaron de la Plaga de los Primogénitos. Perdieron esta condición tras participar en el Pecado del Becerro de Oro. Los primogénitos sintieron especialmente esta pérdida en la víspera de la Pascua, cuando todo Israel acudió al Templo para preparar el Cordero Pascual para el banquete del séder de aquella noche.
Otro comentarista (el rabino Yehuda Grunwald) escribe que, en Egipto, los primogénitos israelitas ayunaron temerosos antes de la Plaga de los Primogénitos. A pesar de la garantía divina de seguridad, sintieron la necesidad de ayunar en señal de arrepentimiento para conseguir una mayor protección divina.
El ayuno incumbe a todos los varones judíos mayores de 13 años. Algunas opiniones halájicas (de la ley judía) sostienen que las mujeres también deben ayunar. Esto se basa en el Midrash, que afirma que tanto los hombres como las mujeres se encontraban entre los primogénitos egipcios que perecieron en la plaga. Puesto que tanto los hombres como las mujeres murieron a causa de la plaga, se considera que todos los primogénitos judíos, hombres y mujeres, vivos en aquel momento se salvaron milagrosamente. Otras autoridades discrepan.
A efectos de este ayuno, la mayoría de las autoridades sostienen que sólo debe ayunar el primogénito de ambos padres, o el primogénito de la madre. El Shulján Aruj (el código de la ley) sostiene que sólo debe ayunar el primogénito del padre. Ésta es la práctica común hoy en día.
Normalmente, si el mayor de la familia muere, el siguiente no está obligado a ayunar. Muchas autoridades (Rema) señalan la costumbre de que el padre de un primogénito debe ayunar por su hijo hasta que éste alcance la edad adulta. Esta opinión también sostiene que si el padre es primogénito, la madre debe ayunar por el hijo primogénito hasta que éste alcance la edad adulta.
Existe una controversia no resuelta sobre la obligación de ayunar de los primogénitos convertidos.
Las afecciones o enfermedades médicas preexistentes eximen a una persona de ayunar.
Está muy extendida la costumbre de celebrar a primera hora del día una fiesta por haber completado una unidad establecida de estudio de la Torá. Esto genera una atmósfera de regocijo que anula el requisito de continuar el ayuno. Los judíos asquenazíes tienen la costumbre de que, al igual que los primogénitos se redimen tras el nacimiento, pueden «redimirse» del ayuno dando limosna. Algunas autoridades dictaminan que, puesto que está prohibido ayunar en una fiesta de celebración, el ayuno debe concluirse antes de que la fiesta comience al atardecer.
Si la víspera de Pascua cae en Shabat, la mayoría de las autoridades dictaminan que el ayuno se fije para el jueves anterior, y esto se ha convertido en práctica habitual.