Victoria más allá de la batalla

julio 30, 2023
Israeli soldiers at the Western Wall (Shutterstock.com)

La vida, en toda su hermosa complejidad, tiene a menudo una extraña forma de recordarnos que algunas cosas nunca cambian. Este pensamiento se hace especialmente conmovedor cuando consideramos los temas universales y los conflictos perennes plasmados en textos antiguos como los Salmos. El Salmo 83, compuesto por el rey David, presenta una sorprendente ilustración de este principio. Retrata un escenario de lucha y oposición, pero también nos proporciona lecciones intemporales sobre la fe, la resistencia y la lucha humana contra las fuerzas que pretenden borrar lo divino.

En el Salmo 83, David ora fervientemente a Dios acerca de sus numerosos enemigos. Enumera un total de once naciones adversarias: Edom, los ismaelitas, Moab, los hagritas, Gebal, Amón, Amalec, Filistea y los habitantes de Tiro, todos unidos contra él. Incluso Asiria, entidad hasta entonces neutral, se alió con los enemigos de David. Para agravar aún más la situación, reclutaron mercenarios de todas las naciones importantes de los alrededores, con la esperanza de abrumar completamente a Israel con sus vastas legiones.

Este Salmo también menciona a Oreb y Zeeb, los dos príncipes de Madián derrotados por Gedeón (Jueces 7:25), y a los reyes de Madián, Zeba y Zalmunna, asesinados durante la misma guerra(Jueces 8:10-12). Las referencias a estas figuras históricas subrayan la profundidad y el alcance de las hostilidades a las que se enfrentaba el pueblo judío.

Aunque los conflictos entre naciones son tan antiguos como el propio concepto de nación, las embestidas a las que se enfrenta Israel no son típicas. No se trata sólo de la conquista de territorios o de dinámicas de poder; la intención es mucho más siniestra. Las coaliciones de enemigos no sólo pretenden diezmar a Israel, sino borrar por completo el nombre de Dios de la faz de la tierra.

Sin embargo, en este contexto turbulento, David expresa una súplica resuelta:

Esta afirmación resume el núcleo del mensaje de David. Ganar la batalla no es el objetivo final. La verdadera victoria sería que esas naciones reconocieran que Hashem no es sólo el Dios de Israel, sino el Dios del mundo entero.

Esta comprensión supone un profundo cambio de perspectiva. Demuestra que la supervivencia de Israel no está anclada meramente en el poder militar. Más bien, depende del compromiso de cumplir los mandamientos y adherirse al pacto. Si se cumple esta obligación, Dios se pondrá de su lado, asegurando su victoria, como se afirma en Éxodo 15:3. El Salmo nos enseña que la supervivencia no es una mera cuestión de fuerza, sino de fe firme e integridad espiritual.

Las luchas descritas en el Salmo 83 están lejos de ser obsoletas. Hoy en día, seguimos siendo testigos del resurgimiento del antisemitismo en todo el mundo, un duro recordatorio de las fuerzas duraderas que desean no sólo socavar al pueblo judío, sino también borrar los valores y enseñanzas universales que encarna, y borrar la memoria de Dios que representa. Ya sea en forma de discursos de odio, actos violentos o discriminación sistémica, este fanatismo refleja inquietantemente las coaliciones agresivas a las que se enfrentaron nuestros antepasados.

Sin embargo, al igual que imparte el Salmo 83, el objetivo no es simplemente sobrevivir a estos embates, sino elevarse por encima de ellos con dignidad, integridad y un compromiso inquebrantable con nuestros valores. Esto es más que una historia de supervivencia contra viento y marea; se trata de iluminar el mundo con la luz de la rectitud, la justicia y la divinidad. Ante la escalada del antisemitismo, el mensaje del Salmo 83 sigue siendo tan relevante e inspirador como siempre. Que sigamos sacando fuerzas de estas lecciones intemporales, manteniéndonos firmes en nuestra fe y luchando por un mundo en el que todos reconozcan el nombre supremo de Hashem, comprendiendo que Él no es sólo el Dios de Israel, sino el Dios de todos.

Eliyahu Berkowitz

Adam Eliyahu Berkowitz is a senior reporter for Israel365News. He made Aliyah in 1991 and served in the IDF as a combat medic. Berkowitz studied Jewish law and received rabbinical ordination in Israel. He has worked as a freelance writer and his books, The Hope Merchant and Dolphins on the Moon, are available on Amazon.

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