La gacela vive en climas desérticos y semidesérticos de montaña. La gacela del desierto, hoy una especie en peligro de extinción que se encuentra casi exclusivamente en la Tierra de Israel, pasa la mayor parte del tiempo en las cimas de las montañas y puede correr a una velocidad de hasta 80 km/h. En este versículo del Cantar de los Cantares, la mujer (una metáfora del pueblo judío) llama a su amado (Dios), pidiéndole que se mueva tan rápido como una gacela. Antes, ella también lo compara con una gacela cuando dice «mi amado es como una gacela» (Cantar de los Cantares 2:9) que salta por encima de las montañas y salta por encima de las colinas.
No sólo se compara a Dios con una gacela en la Biblia, sino que la propia Tierra de Israel se llama «la tierra de la gacela» (Daniel 11:41).
El Talmud (Ketubot 112a) establece varios paralelismos entre la gacela y la Tierra de Israel. Por ejemplo, al igual que la gacela es veloz, los frutos de Israel maduran rápidamente. Al igual que la piel de la gacela tiene la capacidad de contener su cuerpo, pero se encoge cuando se separa de él, también la Tierra de Israel puede expandirse para incluir a sus legítimos habitantes, pero se encoge cuando los judíos se exilian de ella. Por último, al igual que una gacela encuentra el camino de vuelta a casa desde los confines del mundo, así también volverán los judíos dispersos. Y cuando lo hagan, la Tierra de Israel los contendrá a todos.
Quizá también pueda aplicarse un mensaje más profundo a los habitantes de Israel. En su libro Eretz Hatzvi, el rabino Zvi Teichman sugiere que, al igual que la tierra se estira para incluir a sus habitantes, éstos también deben «estirarse» para apreciar la santidad y las cualidades únicas de la «tierra de la gacela».