Convertir el río Nilo en sangre fue la primera plaga que Dios lanzó contra Egipto, dando un mensaje público y gráfico tanto a los judíos como a los egipcios. Según la Biblia, toda el agua de Egipto se convirtió en sangre, no sólo el Nilo. Esta plaga se convirtió en una señal arquetípica de la ira divina grabada en el inconsciente universal, suscitando inquietudes y preguntas hasta el día de hoy cada vez que aparece en la naturaleza.
La aparición de las plagas egipcias tiene significado de fin de los días, pues se profetiza que reaparecerán antes de que llegue la redención final.
Las no infrecuentes y frecuentemente dañinas mareas rojas están causadas por la proliferación de algas. Ciertas especies de fitoplancton y dinoflagelados que se encuentran en las mareas rojas contienen pigmentos fotosintéticos que varían de color del marrón al rojo. Estos organismos se multiplican tan rápidamente que hacen que el mar parezca rojo. Los efectos más conspicuos de las mareas rojas son la mortalidad de la fauna asociada y la exposición humana perjudicial. La producción de toxinas naturales es perjudicial para la vida marina.

Aunque normalmente ocurren en los océanos, las mareas rojas pueden producirse tierra adentro, lo que indica que esto puede haber ocurrido en el río Nilo. Hubo muchos casos de este tipo, pero en junio, el lago Lonar, situado a unas 310 millas de la capital de India, Nueva Delhi, se volvió rojo brillante de la noche a la mañana. Se culpó del fenómeno al aumento de la salinidad y las temperaturas.
Un caso más divinamente instigado tuvo lugar el pasado mes de febrero, cuando un gran terremoto mortal en Turquía fue seguido de un río en la ciudad de Sivrice que fluía rojo.
Más a menudo, el cambio de color se atribuye a la contaminación, como ocurrió el verano pasado en el río Ambarnaya, en Siberia. Aunque las imágenes recordaban chocantemente a la peste de Egipto, se descubrió que la causa eran veinte mil toneladas de gasóleo vertidas al río desde el depósito de combustible de una central eléctrica.
Israel no es inmune a estos casos y, en mayo, el arroyo «Alejandro», en el centro de Israel, se tiñó de rojo y, en este caso, la causa fue realmente la sangre; una enorme cantidad de ella fue vertida al arroyo desde mataderos de Siquem (Nablús).
Aunque el río Nilo no se convirtió realmente en sangre ni cambió de color, en 2016, las imágenes por satélite hicieron que el río, normalmente azul, pareciera rojo con fines de investigación.
El inconfundible mensaje implícito en el agua de color rojo sangre fue «aprovechado» (valga el juego de palabras) el verano pasado, cuando unos vándalos tiñeron de rojo vivo el agua de la fuente de la plaza Donald Trump de Petach Tikva con una pintada que decía: «La anexión nos costará sangre» en el suelo delante de la fuente. Esto ocurrió justo antes de una votación en la Knesset sobre si el gobierno israelí consideraría la anexión de partes de Judea y Samaria.
— אור רביד | Or Ravid (@OrRavid) June 29, 2020