En hebreo, a la persona que vuelve a la fe se la denomina baal teshuvah, literalmente «maestro del arrepentimiento». Sin embargo, la palabra teshuva también significa ‘respuesta’. Un amigo laico se burló una vez de mí: «Ahora que eres baal teshuva, tienes todas las respuestas».
Su comentario me dejó perplejo.
«La razón por la que abrí la Biblia es que tenía muchas preguntas que la ciencia no responde», dije. «La verdad es que todavía tengo muchas preguntas. Incluso más que cuando empecé».
Era cierto. Desde que empecé mi camino hacia el servicio a Dios, sentía que todo lo que tenía eran preguntas, la mayor de las cuales era: «¿Dónde está Dios?».
Me animó descubrir que no estaba solo. El rey David comienza el Salmo 10 con una de las preguntas que han atormentado a los fieles desde siempre:
A menudo parece que Dios está ausente cuando más lo necesitamos. Los malhechores parecen prosperar mientras que los que siguen a Dios sufren. ¿Cómo se relaciona el rey David con esta cuestión?
El salmo explica cómo parece que los malvados tienen a menudo las de ganar. Por eso, los malvados están llenos de arrogancia.
El Talmud (Baba Kama 94a ) afirma que la arrogancia de los malvados es tan extrema que los malhechores se bendicen a sí mismos en nombre de sus propios pecados.
El salmo describe cómo la persona malvada «cacarea» mientras «injuria y desprecia a Hashem«(versículo 3), suponiendo que a Dios sencillamente no le importa. Prospera, suponiendo que está más allá del juicio de Dios.
El éxito de la gente malvada les lleva (y quizá a otros) a creer que «Hashem no está atento, oculta Su rostro, nunca mira»(versículo 11).
El salmo pide a Dios que actúe, que derribe a los malvados.
Pero, al modo típico del rey David, termina con una enorme declaración de fe. Aunque le duele ver cómo los malvados parecen prosperar mientras Dios mira a un lado, el rey David sabe que no hay nada que Dios pase por alto y que, en última instancia, todo funciona según Su plan. Aunque parezca que los malvados triunfan, Dios sabe lo que hace y nosotros confiamos en Él. Al final, la justicia prevalecerá.