La porción de la Torá de esta semana describe la purificación de una metzora, o leproso, recuperado por el sacerdote mediante un procedimiento específico en el que intervenían dos pájaros, agua de manantial almacenada en una vasija de barro, un trozo de madera de cedro, un hilo escarlata y un manojo de hisopo. La tzaraat, lepra bíblica, también puede afligir a una casa, que se identifica por manchas rojas oscuras o verdes en sus paredes. El sacerdote determina si la casa puede purificarse o si debe ser destruida, lo que puede llevar hasta diecinueve días. La porción concluye describiendo las leyes para alguien que experimenta una descarga corporal impura.
Proceso de purificación tras la tzaraat
Puesto que la tzaraat hace que uno sea ritualmente impuro, la Torá describe a continuación el proceso por el que el afligido se purifica. Se trata de un proceso de tres etapas.
En primer lugar, el sacerdote debe determinar que han desaparecido las manifestaciones físicas de la aflicción. A continuación, el sacerdote sacrifica un ave limpia y toma una segunda ave limpia, un hilo carmesí y una ramita de hisopo y los moja en la sangre de la primera, rociándola sobre el individuo contaminado. Entonces se libera al pájaro y la persona debe sumergir su ropa en agua, afeitarse la cabeza y luego sumergirse a sí misma. Entonces podrá volver al campamento, pero no podrá entrar en su propia morada.
La siguiente etapa tiene lugar siete días después. De nuevo, la persona se afeita todo el pelo, se sumerge y sumerge su ropa.
El último paso, en el octavo día, consiste en ofrecer dos corderos sin mancha y una oveja sin mancha, harina y aceite. Éstos sirven como ofrendas por la culpa, el pecado, el holocausto y el alimento, que proporcionan expiación para el antiguo leproso. Sin embargo, si el individuo no puede permitirse estos animales, se le permite traer sólo un cordero, menos harina y dos palomas o tórtolas para sus ofrendas. El sacerdote realiza rituales específicos con estas ofrendas para purificar al antiguo individuo afligido.
Puntos para reflexionar
¿Por qué crees que el proceso de purificación de la tzaraat es tan complejo y tan costoso?
Tzaraat de la Casa
Aunque la tzaraat puede afectar a las personas y a las prendas de vestir incluso en el desierto, la Torá nos dice que cuando el pueblo llegue a la Tierra Prometida, las casas también podrían verse afectadas. El propietario que sospeche que su casa está afectada debe llamar al sacerdote para que examine la vivienda. El sacerdote ordena al propietario que saque todo lo que haya en la casa antes de examinarla en busca de tzaraat. Todo lo que se deje dentro de una casa declarada contaminada se contamina también. La marca problemática aparece como una depresión roja o verde en la pared. A continuación, el sacerdote pone la casa en cuarentena durante una semana, y vuelve para comprobar si la aflicción se ha extendido. Si lo ha hecho, las piedras afectadas deben retirarse de la casa y colocarse fuera de la ciudad. A continuación, se raspa la casa y se vuelve a enlucir. Si la aflicción reaparece, hay que destruir toda la casa.
El proceso de purificación de la casa, si no es necesario destruirla, es similar al de la persona: se sacrifica un ave, luego se sumerge una segunda ave, junto con un hilo escarlata y una ramita de hisopo, en la sangre del ave sacrificada y agua fresca. La sangre y el agua se rocían sobre la casa y se libera al pájaro vivo.
Como señala la Biblia de Israel, el hecho de que la tzaraat afecte a los hogares sólo mientras el pueblo judío vive en Tierra Santa demuestra que lo que está en juego es mucho más importante en Israel. Las acciones de uno allí tienen mayor significado e impacto espiritual que en cualquier otra parte del mundo. La tzaraat de la casa sólo existió desde que el pueblo entró en la Tierra Prometida con Josué hasta la destrucción del Templo.
Puntos para reflexionar
¿Por qué crees que Dios permite que el propietario saque sus pertenencias de la casa antes del examen del sacerdote? ¿Qué podemos aprender de esto sobre la naturaleza de la tzaraat? ¿Sobre Dios? ¿Sobre las personas?
Vertidos impuros
En este capítulo se describen las diversas descargas corporales que puede experimentar una persona y que la vuelven impura. No sólo se ve afectada la persona que experimenta la descarga, sino también cualquiera que la toque o cualquier cosa con la que la persona afectada haya estado en contacto. Sin embargo, los contaminados por contacto son impuros en menor grado, y sólo necesitan sumergirse y esperar hasta la noche para purificarse.
Las descargas rutinarias requieren inmersión, pero no un sacrificio. El hombre que experimenta una descarga seminal, y la mujer con la que tiene intimidad en ese momento, están contaminados hasta esa noche. Ambos deben sumergirse en agua para purificarse. Una mujer menstruante está contaminada durante siete días antes de poder sumergirse. No puede intimar con un hombre durante este tiempo, pero si lo hace, el hombre también queda contaminado durante siete días.
Las descargas inusuales tienen requisitos de purificación más graves. Cualquier persona, hombre o mujer, que experimente una descarga inusual se vuelve impura, y todo lo que toca se contamina. Debe esperar siete días desde el cese del flujo para sumergirse a sí mismo y a sus ropas en agua. Al octavo día, presentará dos palomas o tórtolas como ofrenda por el pecado y holocausto, respectivamente.
Como señala la Biblia de Israel, no es casualidad que la inmersión en el agua sea necesaria en el proceso de purificación. Como fuente de vida, es apropiado que el agua forme parte de esta renovación y renacimiento espirituales. Además, la naturaleza fluida del agua nos recuerda que nuestro estado espiritual tampoco es fijo. Más bien, cada uno de nosotros tiene altibajos, y siempre hay espacio para el crecimiento.
