Tras el pecado del Becerro de Oro, la tribu de Leví es elegida para servir en el Templo en lugar de los primogénitos, ya que no participaron en el pecado. Aarón es elegido Sumo Sacerdote, y Moisés unge a su hermano y a los hijos de su hermano. Con ello, la casta social del sacerdocio queda establecida para siempre como un pacto eterno, transmitido de padres a hijos.
Inmediatamente empezaron a realizar el servicio del Templo y siguieron haciéndolo hasta que el Segundo Templo fue destruido, aproximadamente 1.300 años después. Aunque era un gran privilegio y una gran alegría servir en el Templo, ser sacerdote significaba no recibir una porción de tierra en Israel. Sin embargo, el cargo también conllevaba ciertos beneficios, como recibir una parte de los diezmos que sólo se permitían a los sacerdotes y levitas y a sus familiares directos.
El rey David asignó a cada uno de los 24 clanes sacerdotales una guardia semanal durante la cual sus miembros eran responsables de mantener el calendario de ofrendas en el Templo. Este ciclo de guardias sacerdotales se repetía aproximadamente dos veces al año. Cada uno de los 24 grupos estaba formado por seis familias sacerdotales, y cada una de las seis servía un día de la semana. En el día de reposo, los seis trabajaban en tándem. Sin embargo, en las fiestas bíblicas, los 24 estaban presentes en el Templo para cumplir con su deber.
Los kohanim (sacerdotes) podían servir cuando alcanzaban la madurez, aunque generalmente se les disuadía de hacerlo hasta los 20 años. No existía una edad de jubilación obligatoria, pero cuando un kohen enfermaba físicamente podía dejar de servir.
En cada generación en la que el Templo estaba en pie, se elegía a un kohen para desempeñar las funciones del Sumo Sacerdote ( KohenGadol hebreo). Su tarea principal era el servicio del Yom Kippur (Día de la Expiación). Otra tarea exclusiva del Sumo Sacerdote era ofrecer un sacrificio de comida diario; también tenía la prerrogativa de sustituir a cualquier sacerdote y ofrecer cualquier ofrenda que eligiera.

Hasta el día de hoy, los descendientes de Aarón son reconocidos en las comunidades judías de todo el mundo, aunque no haya habido Templo desde hace dos milenios. Se honra a los kohanim con la primera aliyá (sección de la lectura de la Torá), a los levitas con la segunda y a los israelitas por el resto. Si no hay levita, también se llama al kohen para la segunda aliyá. Cuando se entierra a un kohen >, su estatus se graba en su lápida.
Los kohanim también pronuncian la bendición sacerdotal durante la repetición del Shemoneh Esrei, las 18 bendiciones que se recitan a diario. Un kohen también realiza la ceremonia del pidyon haben, o redención del primogénito.

Los kohanim tienen prohibido casarse con mujeres divorciadas o conversas al judaísmo. Un kohen debe nacer de padre kohen y madre judía. También se les prohíbe entrar en contacto con los muertos o en los cementerios.
Los genetistas han verificado el vínculo que une al grupo actual de hombres clasificados como kohanim con la figura bíblica de Aarón, que vivió hace más de 3.000 años. Los estudios demográficos han demostrado que los kohanim siempre han representado aproximadamente el cinco por ciento de la población judía total. Según la ley judía, la identidad judía viene determinada por la religión de la madre, pero la designación sacerdotal y la identidad tribal siempre han sido determinadas por el padre. Puesto que la designación de levita o kohen se transmite de padre a hijo, el gen se encuentra en el cromosoma Y, que sólo se hereda del padre.
Genéticamente hablando, las mujeres tienen dos cromosomas X, uno de cada progenitor. Los hombres tienen un cromosoma X heredado de sus madres y un cromosoma Y heredado de sus padres. Todo el linaje masculino directo comparte un haplotipo común, que, en términos más sencillos, es un grupo específico de genes que la descendencia hereda de uno de sus progenitores. Puesto que los cromosomas Y se transmiten de padres a hijos, todos los kohanim varones deberían tener, en teoría, cromosomas Y casi idénticos.
Según la profecía, habrá un Tercer Templo y, cuando lo haya, será necesario identificar a los sacerdotes. Así lo describió el profeta Ezequiel:
Según la tradición judía, el profeta Elías se presentará ante el Mesías para aclarar precisamente esta cuestión: quién es sacerdote y quién no, y la tribu a la que pertenece cada judío.