No cabe duda de que Moisés estaba cerca de Dios, incluso hablaba con Él «cara a cara, como habla un hombre con otro»(Éxodo 33:11). Pero Moisés deseaba aún más y pidió: «¡Oh, permíteme contemplar Tu Presencia!».(33:18). Dios accedió a la petición de Su fiel siervo, pero sólo hasta cierto punto, diciendo: «No puedes ver Mi rostro, pues el hombre no puede verme y vivir»(33:20).
Esta prohibición de ver el semblante divino puede haberse manifestado en el propio Moisés. Tras ascender al Sinaí y encontrarse con Dios de cerca, Moisés tuvo que ponerse un velo para ocultar su rostro, ahora radiante.

(James Jacques Joseph Tissot)
Pero en lugar de denegar rotundamente la petición de Moisés, Dios le permitió ver Su espalda(Éxodo 33:23). El Talmud añade que, en este episodio, Dios permitió a Moisés ver el nudo de Sus tefilín (filacterias) que se sitúa en la nuca, en la parte posterior de la cabeza. Este nudo forma la letra daled (ד) como parte del nombre de Dios Shaddai (שדי), deletreado por distintos elementos de los dos tefilín. Sin embargo, la forma exacta del nudo del tefilín de Dios sigue siendo objeto de conjeturas.

El Talmud explica además que la inclusión del nombre de Dios en los tefilín se menciona en el Deuteronomio:
Shaddai (שדי), uno de los nombres de Dios, se deletrea en elementos de los tefilín. La shin (ש) de cuatro brazos está grabada en el tefilín de la cabeza, el daled (ד) está formado por el nudo del tefilín de la cabeza, y el yud (י) está formado por el nudo del tefilín del brazo. Al ponerse los tefilín, el judío exhibe el nombre de Dios, haciendo que Su nombre sea «proclamado sobre ti».
El Talmud añade que el tefilín que llevan los judíos es la manifestación terrenal del tefilín de Dios. Dejando a un lado el concepto teológicamente desafiante de que Dios tenga un cuerpo, esto añade un elemento al cumplimiento de los mandamientos bíblicos, que implica que permiten al Hombre emular a Dios, puesto que Él mismo cumple las mitzvot.
Puesto que los tefilín son esencialmente cajas de cuero que contienen pergaminos inscritos con versículos, el Talmud se pregunta qué se inscribiría en los tefilín divinos. Puesto que los tefilín terrenales contienen versículos que alaban al Dios de Israel, es lógico que los tefilín divinos contengan versículos que alaban a los judíos:
Esto concuerda con la petición de Moisés de contemplar la presencia de Dios, que en hebreo se expresa como k’vodecha (כְּבֹדֶךָ), tu honor. El propósito y la identidad esencial de Israel es honrar a Dios.
Es interesante observar que las dos cajas que componen un juego de tefilín, que se llevan en el brazo junto al corazón y la cabeza, representan dos maneras de relacionarse con Dios: a través del corazón y a través de la mente. Lo ideal es que estos dos aspectos estén sincronizados. Al revelar a Moisés el tefilín de la cabeza, Dios estaba revelando su relación intelectual con Israel.

El nudo del tefilín de cabeza descansa precisamente sobre el Luz hueso. El Midrash de Bereshit Raba describe este hueso como un hueso minúsculo de la columna vertebral, del tamaño de un grano de cebada y de forma casi cúbica. Según la tradición judía, nunca puede ser destruido y recibe alimento de la Melava Malka, la comida que se toma el sábado por la noche, una vez finalizado el Sabbat.
Puesto que nunca puede destruirse, durante la resurrección de los muertos el cuerpo volverá a crecer a partir de este pequeño hueso de una forma que recuerda extrañamente a la clonación. La creencia en la resurrección de los muertos es uno de los 13 principios de fe del Rambam, por lo que este hueso poco conocido desempeña un papel más importante en la religión de lo que la mayoría de los judíos creen.