En 2018, unos arqueólogos de Jerusalén desenterraron una pequeña moneda de plata del periodo del Segundo Templo. Era un medio shekel, como los que se usaban en tiempos bíblicos. Para la mayoría de la gente, no era más que una antigua pieza de moneda, pero para quienes comprenden su significado, era algo mucho más grande: un símbolo de unidad, responsabilidad y humildad ante Dios.
El mandamiento del medio shekel, que se encuentra en Parashat Ki Tisa(Éxodo 30:11-34:35), es único. A diferencia de otros donativos de la Torá, que solían ser voluntarios, esta contribución era obligatoria para todo judío mayor de 20 años. Ricos o pobres, todos debían dar la misma cantidad. Pero, ¿por qué? ¿Qué tenía de especial esta diminuta moneda de plata para que se convirtiera en una parte central de la historia judía?
La Torá introduce el medio shekel en el contexto de un censo:
A primera vista, esto parece desconcertante. ¿Por qué contar al pueblo provocaría una plaga? El comentarista medieval conocido como Rashi (Éxodo 30:12) explica que el recuento directo expone a los individuos al Mal de Ojo, haciéndolos vulnerables al escrutinio divino. El rabino Meir Wisser, sin embargo, explica que cuando se cuentan por separado, las personas pierden el mérito protector del colectivo, quedando expuestas al juicio. Por tanto, el medio shekel era algo más que un donativo: garantizaba que el censo no condujera al desastre.
El rey David aprendió esta lección por las malas. A finales de su reinado, realizó un censo que provocó una plaga devastadora, que se cobró la vida de 70.000 israelitas (II Samuel 24). Su error no consistió simplemente en contar a la gente, sino en tratar los números como una fuente de poder. La Torá advierte contra este tipo de pensamiento. La fuerza de Israel nunca residió en el tamaño de su población, su ejército o su economía. Su fuerza procedía de Dios.
Al exigir medio shekel como parte del censo, la Torá enseña que los números por sí solos no significan nada a menos que se dediquen a un fin superior. La plata recogida se utilizaba para el servicio del Templo, reforzando la idea de que toda contribución individual debe dirigirse a la misión de Dios para el pueblo judío.
Uno de los aspectos más notables del medio shekel es su valor igual para todos. A los ricos no se les permitía dar más, y a los pobres no se les permitía dar menos. Se trataba de una profunda declaración sobre la unidad judía. Ante Dios, nadie vale más o menos en función de su riqueza material. Todos ocupan el mismo lugar en Su misión divina.
Esta idea sigue siendo relevante. Es fácil centrarse en nuestras diferencias religiosas, políticas o económicas. Pero el medio shekel nos recuerda que todos tenemos la misma responsabilidad de contribuir a nuestro futuro colectivo. Al igual que el medio shekel unió al pueblo en apoyo del santuario, hoy debemos unirnos en apoyo de la seguridad y el patrimonio bíblico de Israel.
En este momento, hay una forma fundamental de hacer oír tu voz: las elecciones al Congreso Sionista Mundial (del 10 de marzo al 4 de mayo de 2025). Estas elecciones decidirán cómo se asignan anualmente casi mil millones de dólares para apoyar a Israel y a las comunidades judías de todo el mundo. En un mundo posterior al 7 de octubre, la Acción Israel 365 se mantiene firme contra un Estado palestino en Judea y Samaria y afirma el derecho del pueblo judío a su patria bíblica.
Tu voto es tu oportunidad de pasar a la acción. Si eres judío y puedes votar, es tu oportunidad de defender el futuro de Israel. Al igual que el censo de medio shekel, no se trata de riqueza, estatus o poder, sino de participación.
Para los que no son judíos pero están con Israel, su voz también importa. Comparte este mensaje, apoya a las organizaciones que defienden la herencia bíblica de Israel y anima a tus amigos y familiares judíos a votar. Cada acción marca la diferencia en la configuración del futuro del pueblo judío y de su patria.
No dejes que otros decidan el futuro de Israel sin ti. ¡Defiende a Israel y vota a la Pizarra nº 7 para la Acción Israel365 hoy mismo!