José, soñador y visionario, era el hijo favorito de Jacob (Génesis 37:3-4). Fue vendido por sus hermanos y acabó en Egipto (Génesis 37:25-28), donde acabó convirtiéndose en el segundo al mando del faraón (Génesis 41:39-45). Incluso en Egipto, José conservó su fe en Dios. A pesar de las muchas dificultades, José intuyó claramente que los problemas en los que incurrió formaban parte del plan maestro de Dios (Génesis 45:4-8).