Después de que Dios le encomendara la misión de hacer la guerra a Madián, Gedeón derribó con valentía el altar idólatra de su pueblo, a riesgo de que su padre y sus vecinos lo mataran. Luego pidió a Dios que validara su misión mediante dos milagros. Dios también le dijo que sometiera a sus soldados a dos pruebas, ¡que redujeron sus 32.000 soldados a sólo 300! Gedeón condujo a estas 300 tropas a la victoria total, matando incluso a los generales de Madián. Acabó viviendo hasta una edad muy avanzada y tuvo 70 hijos de sus esposas y un hijo a través de una concubina.