Ezequiel fue un gran profeta de Israel que soportó la carga de advertir a la nación de la inminente destrucción del Primer Templo. Ezequiel había sido desterrado a Babilonia y sus mensajes iban dirigidos principalmente a los judíos que ya estaban en el exilio y contemplaban desde lejos la destrucción de su Templo y de su patria en Judá. Además de sus profecías de reprimenda, una de las funciones centrales de Ezequiel era ofrecer fuerza al pueblo que había sido arrancado de Tierra Santa. Sus profecías predijeron en última instancia las promesas de Dios de redención, grandes bendiciones y la construcción de un nuevo Templo. También tuvo la famosa Visión del Carro.