La experiencia del Sinaí

junio 17, 2024
Jerusalem at dusk (Shutterstock.com)

La experiencia del Monte Sinaí, un momento que configuró para siempre la identidad y el destino del pueblo judío, está grabada en nuestra conciencia judía colectiva. Mientras estábamos al pie de la montaña, su cima envuelta en espesas nubes, los truenos resonaban en los valles y los relámpagos iluminaban el cielo. El suelo tembló cuando una voz poderosa, más profunda que cualquier cosa que hubiéramos oído jamás, llenó el aire. Con este sobrecogedor telón de fondo, aceptamos la Torá.

Los sabios enseñan que el alma de cada judío estuvo presente en el Monte Sinaí, obligando a los judíos para siempre en el pacto hecho con Dios. La aceptación de la Torá no se limitó a una generación, sino que debe transmitirse por toda la eternidad. La Biblia nos ordena en varios lugares que enseñemos sus palabras a nuestros hijos. Por ejemplo, Deuteronomio 6:7 y Deuteronomio 11:19 destacan la importancia de transmitir las leyes y sus detalles a la siguiente generación:

Sin embargo, otra fuente ofrece una perspectiva diferente. Deuteronomio 4:9-10 nos instruye:

Estos versículos no nos dicen simplemente que enseñemos las leyes; nos ordenan que contemos el día en que estuvimos ante Dios en el monte Sinaí. Pero, ¿por qué es esto importante? ¿Qué significa compartir esta experiencia y cómo se relaciona con el mandato de enseñar la Biblia y sus leyes a nuestros hijos?

Profundizando en la esencia de estos mandamientos, descubrimos una profunda verdad sobre nuestra herencia y sobre cómo debemos transmitirla. Los versículos de Deuteronomio 6:7 y 11:19 se centran en la transmisión intelectual: enseñar los versículos, las leyes y sus intrincados detalles. Esto es crucial para mantener la integridad y la continuidad de nuestras tradiciones. Nuestros hijos deben saber lo que se les exige, los mandamientos que deben seguir y los valores que deben defender.

Sin embargo, Deuteronomio 4:9-10 añade otra capa a esta transmisión. Destaca la importancia de transmitir la experiencia de recibir la Torá en el monte Sinaí. No se trata sólo de conocer las leyes; se trata de sentir el asombro, la reverencia y la profunda conexión con Dios que sintieron nuestros antepasados en aquel día monumental. La entrega de la Torá no fue un acontecimiento mundano: estuvo acompañada de fuego, relámpagos y truenos. Fue una experiencia sensorial sobrecogedora que dejó una huella indeleble en quienes la presenciaron.

Este aspecto de la transmisión de la Torá es crucial porque nos recuerda que nuestra relación con Dios debe ser vibrante y dinámica. Enseñar la Biblia no consiste simplemente en recitar hechos o imponer normas, sino en encender la pasión y el entusiasmo por nuestra fe. Cuando compartimos la historia del monte Sinaí, no nos limitamos a relatar la historia; estamos dando vida al intenso encuentro espiritual que define nuestra conexión con Dios. Esto garantiza que la próxima generación permanezca conectada y comprometida.

El rabino Joseph B. Soloveitchik escribe que éste es el tipo de educación que recibió de su madre: «Sobre todo aprendí que el judaísmo se expresa no sólo en el cumplimiento formal de la ley, sino también en una experiencia viva. Ella (es decir, mi madre) me enseñó que hay un sabor, un aroma y una calidez en las mitzvot (mandamientos). Aprendí de ella lo más importante de la vida: sentir la presencia del Todopoderoso y la suave presión de Su mano apoyada en mis frágiles hombros».

La educación bíblica debe ir más allá del aula o la sala de estudio. Debería impregnar nuestros hogares y nuestra vida cotidiana. Debemos crear momentos de elevación espiritual e inspiración, en los que se sienta profundamente la presencia de Dios. Puede ser a través de la oración sincera, la celebración gozosa de las fiestas o debates que pongan de relieve la belleza y la relevancia de Dios y de la Biblia en nuestras vidas.

Cuando nuestros hijos ven que nuestro compromiso con Dios no es sólo una obligación, sino una fuente de alegría e inspiración, es más probable que lo asuman plenamente. Necesitan presenciar el fuego y la pasión en nuestros ojos, la genuina emoción en nuestras voces cuando hablamos de las maravillas de Dios. Esto hace que la relación con la Divinidad cobre vida para ellos, transformándola de un conjunto de normas en una forma de vida viva y palpitante.

Esforcémonos por ser ejemplos vivos de esta fe vibrante, transmitiendo un legado que esté tan lleno de vida y fuego como el día en que estuvimos en el Sinaí.

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Shira Schechter

Shira Schechter is the content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. She earned master’s degrees in both Jewish Education and Bible from Yeshiva University. She taught the Hebrew Bible at a high school in New Jersey for eight years before making Aliyah with her family in 2013. Shira joined the Israel365 staff shortly after moving to Israel and contributed significantly to the development and publication of The Israel Bible.

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