En el mundo actual de las redes sociales, nada es privado. La gente publica y comparte todo sobre sí misma, desde lo que ha desayunado hasta sus momentos más personales e íntimos. A veces parece que la privacidad y el espacio personal son cosa del pasado, pero ¿es esto realmente un valor de la Torá?
El campamento israelita en el desierto era enorme se mire por donde se mire. 600.000 son muchas personas y muchas tiendas. Pero el Talmud (Baba Batra 60a) enseña que, cuando se enfrentó al campamento israelita, «Balaam vio que las aberturas de las tiendas de los israelitas no se enfrentaban entre sí, sino que cada abertura estaba detrás de la siguiente para que nadie mirara en la casa de su amigo». Esto le conmovió tanto que exclamó la siguiente bendición:
Balaam, que procedía de una cultura sin fronteras, vio de repente una cultura de intimidad, delicadeza, modestia y espacio personal sagrado para cada familia y cada ser humano. Se encontró con la manifestación física del respeto mutuo, expresado con intencionalidad y consideración hacia los demás. Se encontró con una cultura sin preocupación por la actualización constante de las noticias en la vida de cada persona.
Garantizar que todo el mundo disfrute de un mínimo de intimidad no sólo es ser considerado, sino que implica cierto pudor. Cada judío tiene su propia vida privada y su relación con Dios, y esto se expresaba en el desierto en su relación con sus vecinos. Con las aberturas de las tiendas orientadas en sentido opuesto, no se podía intentar alardear, dar a los transeúntes una visión de la opulencia interior de la tienda. En algunas comunidades, las casas se diseñan para establecer una posición social más elevada mediante una ostentosa muestra de riqueza. Pero al principio, la nación judía se basaba en la Torá, que no empuja a exteriorizar todos los aspectos de la vida. Las aberturas de las tiendas que no daban la cara también garantizaban que los vecinos curiosos no metieran las narices donde no debían.
Además, las tiendas de los israelitas estaban centradas alrededor del Tabernáculo, la «morada» de Dios en la tierra. Esta disposición garantizaba que Él fuera el centro de sus pensamientos y atención en todo momento.
En la era de las redes sociales, la privacidad es un bien escaso. El doxxing, revelar la información privada de una persona, es una forma de venganza. Es importante recordar que cuando Dios habitaba entre los Hijos de Israel, respetaban la intimidad de los demás. Eso es una verdadera bendición.