El aborto es una cuestión muy grave en la sociedad actual, en la que cada año se interrumpe la vida de más niños no nacidos que por cualquier otra causa de muerte. El judaísmo va muy lejos para proteger la vida de un niño no nacido e incluso permite la violación del Sabbat para salvar la vida de un feto. Un médico israelí convirtió en el trabajo de su vida la lucha contra el aborto en Israel y se le ha reconocido haber salvado la vida de 8.000 niños judíos no nacidos. Afortunadamente, en los últimos años, la tasa de abortos en Israel está disminuyendo, según Noticias Israel365. Sin embargo, el enfoque matizado del judaísmo sobre el aborto es complejo y difiere de la forma en que muchos cristianos ven la cuestión. Éxodo 21 es el único lugar de la Torá en el que se habla de la pérdida de un feto. Como tal, su relevancia en un debate sobre el aborto debe entenderse en su contexto adecuado.
El Talmud (Sanedrín 79a) interpreta este versículo en el sentido de que si la mujer aborta pero no sufre ninguna otra lesión, el responsable debe pagar una indemnización por la pérdida del feto, pero no sufre ninguna otra pena. Si, por el contrario, la mujer muere, es culpable de un delito mucho más grave
El versículo continúa afirmando que «si no se produce ningún otro daño», lo que significa que su bebé vive. En otras palabras, debido al contacto de los hombres que se pelean, la mujer se pone de parto y da a luz, pero el bebé no sufre ningún daño. Como el niño nace sin complicaciones, entonces el hombre culpable, es decir, el que provocó la pelea, sólo debe pagar una multa basada en haber causado el aborto espontáneo.
Se ha hablado mucho del siguiente versículo, que afirma que si el feto muere, el castigo es «ojo por ojo». Hay que subrayar que todos los comentaristas explican que el mandato bíblico de «ojo por ojo» se refiere siempre a una compensación monetaria y no a una restitución capital. Se establece un valor monetario por el daño físico. Pero el «ojo por ojo» nunca es el castigo para el asesinato intencionado.
No obstante, de este versículo se desprende claramente que provocar un aborto a una mujer y ser responsable de la muerte de un feto no es un delito capital. Hasta el nacimiento, el feto no tiene la plena condición jurídica de persona. En el judaísmo, el aborto no es asesinato.
No obstante, la ley judía permite profanar el Sabbat para salvar a un feto, lo que sólo está permitido en los casos en que está en peligro una vida humana. El Talmud (Niddah 44a) explica que, aunque quien mata a un ser humano merece la muerte, quien mata a un feto no. Y puesto que el feto no se considera una persona viva, no tiene derecho a heredar como un niño ya nacido, no es profanado por los muertos, y sólo a partir del momento del nacimiento se le considera plenamente un ser humano.
Por ello, existen opiniones divergentes entre los rabinos modernos. Aunque ninguna autoridad rabínica permite el aborto intencionado cuando la vida de la madre no corre peligro, algunas autoridades rabínicas lo atribuyen a la prohibición del asesinato, otras prohíben el aborto facultativo basándose en el valor de la vida humana potencial del feto.
Como se ha indicado anteriormente, el judaísmo sólo permite el aborto para salvar la vida de la madre o para protegerla de una enfermedad potencialmente mortal. Puede que un feto no sea una persona en la ley judía, pero es una persona en potencia y, por tanto, debe ser protegido.
Por último, hay que señalar que el caso descrito en la Biblia se trata de un asesinato no intencionado, es decir, un homicidio que conlleva una pena de exilio a una ciudad de refugio. El versículo se refiere más a la mayor vulnerabilidad de una mujer embarazada que al menor valor de la vida del feto.
El aborto es el asesinato intencionado de un bebé en el vientre materno, y el versículo del Éxodo no parece del todo relevante en relación con el versículo que describe un aborto provocado por una pelea callejera. Abortar un feto viable era impensable incluso en términos seculares, ya que un hijo era el mayor bien de la familia y el pináculo de la existencia de un hombre y una mujer. Vemos una y otra vez en la Biblia casos en los que mujeres estériles y hombres sin hijos son llevados al extremo de la angustia mental.
A pesar de esta discusión legal, el aborto es una cuestión moral y religiosa muy grave a la que se enfrentan Israel, Estados Unidos y todos los demás países del mundo moderno. Por ello, es necesario rezar para que judíos y cristianos trabajen juntos para luchar en favor de los niños no nacidos y en nombre de nuestros valores judeocristianos compartidos.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: Las leyes y opiniones relativas al aborto son miedosas y complejas. Este artículo no pretende ser una presentación definitiva de la ley judía, sino una introducción a cómo puede relacionarse el tema con esta sección de la Torá. Siempre es preferible y recomendable tomar decisiones tras consultar con un rabino o una autoridad religiosa.