¿Cuál es el poder de una bendición? ¿Puedo mejorar realmente la vida de las personas a las que quiero bendiciéndolas?
Aunque la oración y las bendiciones son de vital importancia tanto para el judaísmo como para el cristianismo, sorprendentemente hay pocas oraciones formales registradas en la Biblia. Sin embargo, en la porción de la Torá de esta semana se nos presentan algunas de las palabras de bendición más poderosas jamás pronunciadas en toda la historia de la humanidad: el Birkat Kohanim, la Bendición Sacerdotal:
Cuando existía el Templo de Jerusalén, los sacerdotes recitaban esta bendición todos los días, de pie sobre una plataforma especial desde la que se dominaba a la gente que acudía al Templo a rezar. En nuestra época, mientras esperamos la reconstrucción del Tercer Templo, la Bendición Sacerdotal se ha incorporado al servicio de oración judío. En Israel, los sacerdotes bendicen a la congregación con estas palabras cada mañana, mientras que fuera de Israel sólo se realiza unas pocas veces al año en festividades especiales.
Aunque esta bendición la recitan tradicionalmente los Kohanim, los sacerdotes judíos, no son los sacerdotes, sino Dios mismo, la fuente de la bendición. La Bendición Sacerdotal también se conoce como Nesi’at Kapayim, la «elevación de las manos», porque los sacerdotes levantan las manos mientras bendicen al pueblo. Con las palmas de las manos extendidas, los sacerdotes separan cada mano en tres secciones de la manera que se hizo famosa en la serie de televisión Star Trek, como el saludo vulcano. Al hacerlo, los sacerdotes demuestran que Dios es la verdadera fuente de la bendición y que ésta simplemente «fluye a través» de los sacerdotes en su camino hacia la nación.

Aquí reside el poder de la Bendición Sacerdotal y, en última instancia, el poder de todas las bendiciones: el reconocimiento de que Dios, y sólo Dios, es la única fuente verdadera de bendición. Al demostrar humildemente que no son más que vehículos de la bendición de Dios, los cohanim muestran a Dios que tanto ellos como el pueblo de Israel son siervos de Dios y dignos de recibir su bendición.
Cada viernes por la noche, cuando las familias judías se preparan para comenzar la comida del Sabbat, los padres bendicen tradicionalmente a cada uno de sus hijos y nietos con la Bendición Sacerdotal. Al hacerlo, enseñan a sus hijos -y se recuerdan a sí mismos- que el fundamento de la auténtica bendición es reconocer que la verdadera bendición comienza con Dios y fluye a través de la humanidad; que somos los humildes vehículos de Dios para llevar Su bendición al mundo.
Es una bendición que puede cambiar verdaderamente nuestras vidas, ¡y las de nuestros hijos y nietos!