Desde la mañana del 7 de octubre de 2023, la vida en Israel ha estado marcada por profundas pérdidas, valentía y resistencia, un ritmo diario interrumpido por sirenas de ataque aéreo que nos recuerdan que, bajo cada momento ordinario, se esconde una realidad cruda e inquebrantable.
Los que vivimos en medio del campo oímos las sirenas con menos frecuencia, pero cuando suenan, son una llamada a la acción: mis hijos saben exactamente qué hacer. Nos dirigimos a la habitación segura, recitamos salmos y nos recordamos que estamos en manos de Dios. En esos momentos intensos, nos refugiamos en el conocimiento de que, en última instancia, nuestras vidas están en manos de un Protector superior a cualquier fuerza terrenal.
Esta confianza en la fe se ha entretejido en cada parte de nuestros días aquí en Israel, incluso en nuestra música. En respuesta a la masacre del 7 de octubre y a los continuos conflictos con Hamás y Hezbolá, los artistas israelíes han volcado sus corazones en canciones. Estas canciones, nacidas de un profundo dolor y de un feroz amor por nuestro país y por la vida, resuenan por toda la nación, dando voz a lo que muchos de nosotros sentimos. Destaca una canción en particular: Azakot shel Emunah, o Sirenas de la Fe. Su letra, cruda y evocadora, llega al corazón de cualquiera que la escuche. He aquí una traducción al español:
La radio está encendida, y hay una melodía;
Canciones de esperanza sonando de fondo,
Tanta gente buscando consuelo,
En lo más profundo de sus corazones, todavía hay una cicatriz.
Intentando comprender lo que pasó,
Lo que cambió durante el año pasado.
Pero si traemos la fe a la escena,
No tenemos que comprender cada herida.
Porque no siempre todo está claro, incluso cuando todo se rompe,
El corazón se desgarra, preguntando por qué, pero para el Padre, todo se sabe.
Porque el Padre sabe, el Padre oye,
Incluso cuando el niño derrama lágrimas.
Sirenas de fe resuenan en los cielos,
Los niños elevan plegarias con lágrimas en los ojos,
Cura este corazón,
No puede soportar este dolor.
Sí, es duro, es doloroso, corta el corazón,
La gente busca en su interior,
Para ver la luz en la oscuridad,
Para vislumbrar el bien en el horizonte,
Para vivir en paz, no con la mano en el pulso.
Toda una nación intentando levantarse,
Buscar una salida de emergencia,
Clamando a Ti porque eres compasivo,
Suplicando que envíes la curación al mundo,
Para que nos levantemos de todos nuestros problemas y cargas,
Nuestras fuerzas están agotadas;
No podemos esperar más a que haya paz en las calles.
Ten piedad de nosotros.
Somos una pequeña nación en este mundo,
Pero en el mapa, seguiremos aquí, incluso después que todos los demás.
Sirenas de fe resuenan en los cielos,
Los niños elevan plegarias con lágrimas en los ojos,
Cura este corazón,
No puede soportar este dolor.
La canción capta una verdad intemporal: que en los momentos de dolor, cuando nos sentimos tentados de preguntar «¿Por qué?», no tenemos por qué tener todas las respuestas. Cuando nuestras vidas se sienten destrozadas, y nuestros gritos se elevan al Cielo, nuestra fe puede sostenernos, sosteniéndonos incluso cuando la comprensión se nos escapa.
Éste es un tema familiar para cualquiera que haya leído el Libro de Job. En medio del inimaginable sufrimiento de Job, éste clama, buscando comprender la razón de su dolor. La historia de Job nos recuerda que, mientras sus amigos intentaban explicar su sufrimiento en términos humanos, la respuesta de Dios no fue responder a las preguntas de Job, sino mostrarle la inmensidad y la sabiduría de Sus caminos. En última instancia, Job se da cuenta de que puede confiar en la bondad de Dios, incluso sin comprender todos los aspectos de su sufrimiento. Como proclama en Job 42:2-3
Esta idea -queno necesitamos comprender para confiar- estáen el centro de nuestra vida de creyentes. Lo vemos expresado en Sirenas de la Fe: «Intentamos comprender lo que ha ocurrido, pero si introducimos la fe en el cuadro, no tenemos por qué comprender todas las heridas». Esta canción se hace eco de la revelación de Job de que la sabiduría de Dios está más allá de nuestro alcance, pero aun así podemos confiar en que hay un propósito, un diseño para todo, incluso cuando se nos oculta.
En estas palabras, Job habla de una experiencia con la que puede identificarse cualquier persona de fe que haya soportado el sufrimiento: incluso cuando soportamos la pérdida y el dolor, seguimos afirmando que el nombre de Dios es bendito. En Israel, la frase «Sirenas de la Fe» significa que cada alarma que oímos no es sólo una llamada a refugiarnos, sino una llamada a recordar quién sostiene nuestras vidas, a sentir la fe que nos fortalece.
A través de todo esto, encontramos esperanza al recordar que Dios escucha nuestras plegarias, ve nuestras lágrimas y carga con nuestras penas. La belleza de Sirenas de la Fe reside en su llamada a Dios como «Padre», no como una deidad distante, sino como un Padre amoroso que está con nosotros en nuestro desgarro. Y cuando cantamos estas canciones, cuando rezamos, sentimos aún más esa fuerza.
«Sirenas de fe resuenan en los cielos,
Los niños elevan plegarias con lágrimas en los ojos,
Cura este corazón,
No puede soportar este dolor».
Es una esperanza que compartimos judíos y cristianos por igual: que un día llegue la paz, que el dolor que experimentamos se convierta en alegría y que esta nación conozca un día en el que ya no suenen las sirenas.
Hasta entonces, nos apoyamos en la confianza de que, como escribió el salmista
Sabemos que, aunque el mundo tiemble, hay unos cimientos que no se tambalearán. Seguimos cantando, rezando y esperando, sabiendo que, aunque no comprendamos todas las heridas, nos sostiene Aquel que cura todo dolor.
En palabras de Sirenas de la Fe: estamos esperando, confiando y elevando nuestras voces en oración y canto, sabiendo que nuestro Padre escucha.
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