En las primeras horas de aquella fatídica mañana del 7 de octubre de 2023, una joven llamada Yuval Raphael se encontró escondida bajo cadáveres en un refugio antibombas situado junto a la carretera, cerca del festival de música Nova. Durante ocho insoportables horas, se hizo la muerta mientras los terroristas de Hamás entraban repetidamente en el refugio, abriendo fuego contra las personas acurrucadas en su interior. De las aproximadamente 50 personas que buscaron refugio en aquel pequeño recinto de hormigón, sólo 11 sobrevivieron. Yuval fue una de ellas.
Avanzamos rápidamente hasta 2025, y esta misma mujer está dispuesta a representar a Israel en el Festival de Eurovisión en Suiza con una poderosa balada titulada «Se levantará un nuevo día». La canción, escrita por la renombrada compositora israelí Keren Peles, incluye una impactante línea del bíblico Cantar de los Cantares: «Muchas aguas no pueden apagar el amor, ni las inundaciones ahogarlo» (Cantar de los Cantares 8:7).
¿Qué hace que este antiguo versículo bíblico sea tan relevante para las luchas actuales de Israel? ¿Y cómo habla de la resistencia de un pueblo que se niega a dejarse arrastrar por el odio?
La frase hebrea«mayim rabim lo yuchlu lechabot et ha’ahavah» (muchas aguas no pueden apagar el amor) procede de uno de los textos más apasionados de la Biblia.
En su contexto original, el versículo describe un amor tan poderoso que ni las poderosas inundaciones ni las grandes riquezas podrían vencerlo. Las aguas representan fuerzas abrumadoras que amenazan con extinguir lo que es precioso, pero fracasan. La llama del amor sigue ardiendo a pesar del diluvio.
Este versículo capta la esencia de la experiencia nacional de Israel a lo largo de la historia. Una y otra vez, poderosos imperios y fuerzas abrumadoras han intentado extinguir al pueblo judío. Desde la antigua Babilonia hasta Roma, desde la Inquisición española hasta la Alemania nazi, y desde la Guerra de la Independencia de 1948 hasta la masacre del 7 de octubre, esas «muchas aguas» se han estrellado contra las orillas de la existencia judía, pero no han prevalecido.
El profeta bíblico Isaías comprendió este principio cuando escribió: «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y por los ríos, no te desbordarán» (Isaías 43:2).
Las imágenes son coherentes: el agua representa fuerzas destructivas que amenazan con abrumar. Sin embargo, Dios promete protección contra esas fuerzas.
Lo que hace que esta verdad bíblica sea especialmente poderosa es su desafío a las leyes físicas normales. En el mundo natural, el agua apaga el fuego. Las inundaciones destruyen lo que se interpone en su camino. Pero en la economía de Dios, existe una llama que el agua no puede apagar: la llama del amor de alianza entre Dios y Su pueblo, y el espíritu resistente que ha depositado en ellos.
Cuando Yuval Raphael cante estas palabras en el escenario de Eurovisión, encarnará esta verdad. Los terroristas que intentaron destruir su vida y la de miles de personas más eran como esas «muchas aguas». Sin embargo, aquí está, con cicatrices pero viva, herida pero cantando. El amor por la vida, por su pueblo y por su patria arde sin apagarse.
Este principio se extiende más allá de la supervivencia individual al destino nacional. En 586 a.C., cuando los babilonios destruyeron Jerusalén y su Templo, creyeron que habían extinguido a Israel para siempre. Cuando Roma aplastó las revueltas judías en el 70 CE y el 135 CE, acuñó monedas que declaraban «Judea Capta» (Judea Capturada). Sin embargo, hoy Babilonia y Roma sólo existen en los libros de historia, mientras que el pueblo judío ha regresado a su antigua patria.
La sabiduría del Cantar de los Cantares es aún más profunda. El versículo continúa con:«u’neharot lo yishtefuha» (y los ríos no pueden barrerla). Los ríos representan aquí amenazas persistentes y continuas, no sólo catástrofes repentinas, sino presiones continuas destinadas a erosionar y desgastar la resistencia a lo largo del tiempo. El moderno Estado de Israel se enfrenta tanto a inundaciones como a ríos: ataques repentinos como el del 7 de octubre y la presión constante del terrorismo, la crítica internacional y los llamamientos a su disolución y destrucción.
Pero tal y como prometía el texto bíblico, ni las inundaciones abrumadoras ni los ríos persistentes han conseguido borrar la conexión judía con su tierra. La llama sigue ardiendo.
El Cantar de los Cantares, atribuido al rey Salomón, trata en última instancia del amor fiel: entre un hombre y una mujer y, a un nivel más profundo, entre Dios e Israel. Su mensaje habla directamente a nuestro momento actual: el amor a la tierra, al pueblo y a la alianza trasciende todas las fuerzas alineadas contra él.
Hoy, cuando Yuval Raphael se dispone a cantar sobre un nuevo día que se levantará, sus palabras se hacen eco del mensaje intemporal de que el agua no puede apagar el amor verdadero. Cuando declara en su canción que «la oscuridad se desvanecerá, todo el dolor pasará, pero nosotros nos quedaremos», canaliza el desafío del Cantar de los Cantares y miles de años de resistencia judía.
El mensaje para quienes apoyan a Israel es claro: las aguas del odio, las inundaciones de la violencia y los ríos de la oposición no pueden extinguir ni extinguirán la llama de la existencia de Israel.
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