Joshua

El Sefer Iehoshúa, el Libro de Josué, es el primer libro de los Profetas. Aunque el pueblo de Israel tuvo muchos profetas, no consta casi ninguno de sus escritos. Los rabinos del Talmud (Meguila 14a) enseñan que sólo se escribieron e incluyeron en el Tanaj, la Biblia hebrea, los mensajes proféticos que serían relevantes para las generaciones posteriores.

En su comentario al Sefer Iehoshúa, el rabino Shlomo Aviner señala que esto no significa que todas las profecías del Tanaj sean necesarias en todas las épocas. Sólo los cinco libros de la Torá, dados por Dios mismo, tienen esta cualidad eterna. Las demás profecías escritas en la Biblia, aunque relevantes en algún momento del futuro, no lo son en todo momento.

¿Qué generación futura necesitaría los mensajes del libro de Iehoshúa? El rabino Aviner responde que ciertamente es nuestra generación, que ha sido testigo de la creación, construcción y florecimiento del Estado de Israel, de la reunión de los exiliados y de las milagrosas victorias militares. Somos nosotros quienes debemos obtener inspiración e instrucción del Sefer Iehoshúa.

El Sefer Iehoshúa contiene varios temas centrales:

1. A lo largo del libro, se nos recuerda que Yehoshúa fue el alumno leal de Moshé, y que su liderazgo es una continuación directa del de Moshé. El pueblo de Israel recibe repetidas instrucciones de permanecer leal a la Torá de Moshé, y se nos recuerda constantemente que las acciones de Yehoshúa y las victorias de la nación se deben a las promesas del pasado.

2. A lo largo del libro, se nos enseña que toda la tierra de Israel pertenece a los Hijos de Israel. Conocemos las fronteras de la tierra y muchas ciudades clave.

3. A lo largo del libro, aprendemos que, a diferencia de la vida que llevaban los israelitas en el desierto, en Israel Hashem no hará todo el trabajo Él mismo. Mientras que en el desierto, Hashem libraba sus batallas y les enviaba maná del cielo, los Hijos de Israel tendrán que librar batallas para tomar posesión de la Tierra Prometida y trabajar la tierra para tener alimentos que comer. Las acciones humanas, además de los milagros divinos, son necesarias para sobrevivir y prosperar en Eretz Yisrael.

4. A lo largo del libro, se nos enseña que el lugar adecuado para los Hijos de Israel es la Tierra de Israel bajo el reinado del Reino de Israel. Cada tribu tiene su propia herencia, con la tierra dividida según suertes divinas, y todos deben verse a sí mismos como secciones de una gran nación.

Cada uno de estos temas resuena en cualquier persona contemporánea que sienta una conexión con el Estado de Israel. Tras más de dos mil años de amargo exilio, el Pueblo Judío ha regresado a casa y puede servir a Hashem como pueblo libre en su propia tierra. Este sueño de generaciones de la historia judía se ha hecho ahora realidad. El Sefer Iehoshúa habla sin duda a nuestra generación.