Mochilas de libros escolares y fe

septiembre 1, 2025
The first day of school is a day filled with so much possibility (Shutterstock)

Hoy, 1 de septiembre, es el primer día de colegio en Israel. En todo el país, niños de todas las edades se echarán las mochilas al hombro, llenas de lápices afilados, cuadernos nuevos y una sensación de posibilidad. Hay alegría en los comienzos: ropa nueva, libros nuevos, sueños nuevos. Al mismo tiempo, el 1 de septiembre lleva consigo una cicatriz. En esta fecha del año pasado, mientras los padres preparaban a sus hijos para el año que empezaba, Israel recibió la devastadora noticia de que seis rehenes, secuestrados por Hamás el 7 de octubre, habían sido brutalmente asesinados. Sus cuerpos fueron devueltos, y la nación los enterró mientras nuestros hijos se adentraban en su propio futuro.

El contraste era atroz. ¿Cómo se puede despedir a un hijo con oraciones de éxito mientras se llora la pérdida violenta del hijo de otra persona? Las dos realidades chocaban: esperanza y horror, comienzos y finales, celebración y dolor. Esa tensión no ha desaparecido. Es la condición judía, caminar con alegría y terror en el mismo latido.

Un año después, vuelvo a las palabras pronunciadas por Rachel Goldberg Polin, madre de Hersh. Durante meses llevó un mantra, susurrado a su hijo en cautividad:

Te queremos. Mantente fuerte. Sobrevive.

Cuando asistió al funeral de Hersh el pasado septiembre, después de que su cuerpo fuera finalmente devuelto a Israel, repitió esas mismas palabras. No son sólo el grito de una madre, son el grito de la nación. Y resuenan con uno de los mandamientos más importantes de la Torá: Chazak ve’amatz, sé fuerte y valiente.

Pero he aquí la cuestión: ¿Cómo espera la Biblia que seamos fuertes cuando todo a nuestro alrededor parece roto?

El libro del Deuteronomio nos da una respuesta. Cuando Moisés se presenta ante la nación, preparándola para cruzar a la Tierra de Israel sin él, repite una y otra vez:

La fuerza en la Torá no es valor aislado. No es mera resistencia psicológica ni bravuconería nacional. Se encuentra en la presencia inquebrantable de Dios. Es la fe en que Dios mismo camina junto a Su pueblo.

El grito de Rachel Goldberg Polin a su hijo, Mantente fuerte. Sobrevive, canaliza esa misma verdad. No niega el dolor. Lo reconoce plenamente. Pero insiste en que la supervivencia es posible porque algo más profundo, algo eterno, nos sostiene.

Por eso Israel puede enviar a sus niños a la escuela con besos en la cabeza, incluso cuando enterramos a rehenes envueltos en banderas. No es porque el dolor haya desaparecido. Es porque la vida debe continuar, y nuestro pacto con Dios exige que la vida continúe. La Torá no nos pide que elijamos entre el luto y la alegría. Nos ordena que los mantengamos unidos.

Esta tensión aparece a lo largo de toda la historia judía. En cada boda, el novio rompe una copa para recordar la destrucción del Templo. En cada Seder de Pésaj, mojamos perejil en agua salada para recordar las lágrimas aunque celebremos la redención. En cada funeral, recitamos el Kaddish, una oración no de muerte, sino de la grandeza de Dios. La Torá nos entrena para vivir con ambas verdades simultáneamente.

Y aquí está el punto más profundo: la fuerza en la Biblia no es la ausencia de debilidad. La fuerza es la fe expresada en la acción. Cuando Dios ordena chazak ve’amatz, nos está diciendo: no dejes que el miedo te congele. No dejes que la desesperación te paralice. Avanza hacia la tierra, hacia la vida, hacia lo desconocido, porque Yo estoy contigo.

Ése es el mensaje que reverbera de las palabras de Rachel Goldberg Polin. Hersh, atrapado en cautiverio durante meses, nunca oyó la voz de su madre durante ese tiempo. Sin embargo, sus palabras eran reales, llevadas por una nación que se negaba a olvidarle. Son el eco moderno del encargo de Moisés a Josué, del encargo de Dios a Israel.

¿Qué significa esto para nosotros, hoy, un año después? Significa que la supervivencia no es pasiva. Es un acto de valentía. Amar a tu hijo lo suficiente como para prepararle la comida mientras el país está de luto es valentía. Volver a la escuela, al trabajo, a la oración, a la canción, ése es el valor que Dios exige de nosotros. No negar el dolor, sino resistir con fe en medio de él.

El mandato de la Biblia es claro. Chazak ve’amatz. Sé fuerte y valiente. No porque sea fácil, no porque el mundo sea seguro, sino porque Dios mismo ha jurado no abandonar nunca a Su pueblo.

Las palabras de Rachel Goldberg Polin y las de Moisés se encuentran a través de los siglos. Te queremos. Mantente fuerte. Sobrevive. No son sólo para Hersh. Son para todos nosotros. Para los niños que hoy cruzan las puertas de los colegios. Para los padres que aferran la foto de un hijo que sigue siendo rehén. Para una nación que debe vivir y estar de luto, llorar y alegrarse, al mismo tiempo.

La fuerza no consiste en fingir que estamos intactos. La fuerza es saber Quién nos lleva cuando no podemos llevarnos a nosotros mismos. Por eso Israel sigue vivo. Por eso prevaleceremos.

Sara Lamm

Sara Lamm is a content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. Originally from Virginia, she moved to Israel with her husband and children in 2021. Sara has a Masters Degree in Education from Bankstreet college and taught preschool for almost a decade before making Aliyah to Israel. Sara is passionate about connecting Bible study with “real life’ and is currently working on a children’s Bible series.

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