¿Qué fecha del calendario judío puede ser tanto un festival como un día normal? La respuesta es el tercer día del mes hebreo de Tevet, que a veces marca el gran final de Janucá y a veces es sólo un día normal de invierno.
Esta curiosidad del calendario se debe a la duración variable del mes de Kislev, que determina cuándo termina Janucá. Cuando el 3 de Tevet cae en el octavo día de Janucá, tiene un significado especial como«Zot Janucá» (Esto es Janucá), llamado así por un versículo de la lectura de la Torá que se lee ese día y que describe la dedicación del altar: «Zot Janukat HaMizbeaj» – «Ésta es la dedicación del altar».
El octavo día de Janucá encarna un principio fundamental establecido por la escuela de Hillel, que enseñaba que debemos aumentar en santidad en lugar de disminuir. Por eso añadimos una vela cada noche de Janucá, hasta llegar a un despliegue completo de ocho luces, en lugar de empezar con ocho y disminuir a una, como sugería la escuela de Shamai.
El rabino Efraim Mirvis, Gran Rabino de las Congregaciones Hebreas Unidas de la Commonwealth, ofrece una perspectiva esclarecedora sobre el tercer día de Tevet. En lugar de considerarlo especial cuando es una festividad, o simplemente ordinario cuando no lo es, sugiere que el tercero de Tevet es quizá aún más significativo cuando no cae en Janucá, sino al día siguiente. Aunque los días de Janucá son especiales, en cierto sentido es el día después el más importante, ya que el verdadero significado de la fiesta reside en lo que sigue a la celebración. La verdadera medida del impacto de Janucá no se encuentra en los ocho días de luz de las velas, sino en cómo su resplandor sigue inspirándonos a lo largo del año.
Desde este punto de vista, el tercer día de Tevet sirve de puente entre la fiesta y la vida cotidiana. Caiga en el último día de Janucá o inmediatamente después, su mensaje permanece constante: nuestro crecimiento espiritual no debe terminar con la fiesta. Por el contrario, esta fecha nos desafía a llevar adelante el impulso de la fiesta y a seguir elevando nuestras aspiraciones.
La lección resuena más allá del calendario: no hay días verdaderamente ordinarios en nuestro viaje de crecimiento personal. Cada día ofrece una oportunidad de construir sobre nuestros logros y alcanzar nuevas cotas. El tercer día de Tevet, forme o no parte oficialmente de Janucá, nos recuerda que la verdadera celebración no reside sólo en la fiesta en sí, sino en cómo permitimos que su luz ilumine nuestro camino hacia adelante.
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