En el verano de 2023, los terroristas de Hezbolá levantaron tiendas ilegales en territorio israelí. La respuesta fue reveladora: Los dirigentes israelíes, paralizados por el miedo a una escalada, se negaron a retirarlas. Avance rápido hasta diciembre de 2024: los soldados de las FDI se yerguen orgullosos en lo alto de la montaña siria de Hermón, mientras las fuerzas israelíes han diezmado las capacidades militares de Hezbolá en Líbano. ¿Qué ha cambiado en sólo quince meses para transformar una nación atemorizada en una fuerza imparable?
La misma transformación se está produciendo en América. Una nación que parecía atrapada en una inexorable deriva hacia el progresismo está despertando, redescubriendo su fuerza y su propósito. Incluso antes de tomar posesión de su cargo, el presidente Trump ha lanzado una dura advertencia a Hamás: libera a los rehenes antes de su toma de posesión el 20 de enero, o te enfrentarás a consecuencias más graves que ninguna otra en la historia estadounidense. No se trata de retórica vacía: al igual que Irán liberó a los rehenes estadounidenses cuando Ronald Reagan asumió el poder en 1981, Hamás comprende que los Estados Unidos de Trump serán una fuerza fundamentalmente diferente con la que habrá que contar.
¿Qué explica estas transformaciones? ¿Cómo pasó Israel de acobardarse ante las tiendas de Hezbolá a comandar las alturas de Siria? ¿Y por qué Estados Unidos está experimentando el mismo viaje -de la confusión progresiva a un propósito nacional renovado- en este mismo momento?
La respuesta está en un relato militar de la Biblia que cambió el curso de la historia. Cuando Dios ordenó a Gedeón que luchara contra los madianitas, ordenó algo que desafía la lógica militar: reducir el ejército de 32.000 a sólo 300 hombres.
La orden de Dios a Gedeón no era sólo una estrategia militar: era un mensaje para todos los tiempos. El ejército madianita llenaba el valle como langostas(Jueces 7:12), pero Dios insistió en reducir las fuerzas de Israel. ¿Por qué? Porque el pueblo judío necesitaba comprender que su fuerza no procede del poder militar, sino de su alianza con Dios. Cuando una nación ve claramente esta verdad -cuando comprende que su poder procede de su misión divina-, ningún enemigo puede hacerle frente.
La propia lengua hebrea nos enseña la profunda conexión que existe entre la claridad y la victoria. La palabra para claridad –«barur«- comparte su raíz con la palabra hebrea para «selección» y «refinamiento». Cuando Gedeón seleccionó a sus guerreros, la Biblia utiliza una forma de esta misma raíz(yivror). Esto nos enseña que la verdadera claridad no consiste sólo en ver con claridad, sino en el difícil proceso de separar la verdad de la falsedad y elegir el bien sobre el mal. Al igual que el metal debe refinarse para revelar su verdadera fuerza, una nación debe pasar por el doloroso proceso de refinar su identidad y su propósito. Sólo entonces podrá alzarse como un león y destruir a sus enemigos.
La transformación que estamos presenciando hoy en Israel va mucho más allá de la estrategia militar. Tras el 7 de octubre, el pueblo judío experimentó un profundo despertar. Las fantasías progresistas que habían nublado nuestra visión nacional durante décadas se evaporaron de repente. Recordamos que no somos una nación más en busca de la supervivencia: somos el pueblo elegido de Dios, encargado de llevar Su luz al mundo.
A esto se refería el profeta Isaías cuando llamó a Israel «luz para las naciones»(Isaías 49:6). Al igual que la pequeña banda de guerreros de Gedeón iluminó la noche con sus antorchas y trajo la salvación de Dios, el pueblo de Israel está destinado a iluminar el mundo con la verdad divina. Pero sólo podremos cumplir esta misión cuando veamos claramente nuestro propósito.
América está experimentando un despertar paralelo. Al igual que Israel está redescubriendo su mandato bíblico, Estados Unidos está recordando sus valores bíblicos fundacionales. La ideología progresista que pretendía rehacer ambas naciones a su imagen se está desmoronando. Cada día que pasa, más estadounidenses rechazan las falsas promesas del wokeísmo y vuelven a los principios bíblicos que hicieron grande a América y la harán grande una vez más.
Cuando las naciones se alinean con la verdad divina, no sólo encuentran renovación espiritual, sino también fuerza práctica. Lo vemos en la firme defensa del primer ministro Netanyahu del derecho bíblico de Israel a su tierra, y en el compromiso del presidente electo Trump con los valores tradicionales estadounidenses. Ambos líderes comprenden que la fuerza nacional fluye de la claridad moral y espiritual.
La batalla a la que nos enfrentamos hoy no es sólo militar o política: es fundamentalmente espiritual. Cuando Israel se enfrenta a Hamás y Hezbolá, no sólo estamos luchando por el territorio; estamos luchando por el triunfo de la verdad sobre la mentira, del propósito divino sobre la confusión moral. Cuando Estados Unidos rechaza el progresismo, no sólo está cambiando de dirección política; está volviendo a su papel de defensor de la libertad y de los valores divinos en el mundo.
La victoria que estamos presenciando -tanto en Israel como en Estados Unidos- no se trata sólo de una potencia de fuego superior o de brillantez táctica. Al igual que los 300 guerreros elegidos por Gedeón, se trata de la claridad que surge cuando una nación recuerda su verdadero propósito. Mientras nuestros enemigos siguen cayendo, estamos aprendiendo una vez más que la mejor arma no se encuentra en ningún arsenal, sino en el conocimiento inquebrantable de quiénes somos y por qué estamos aquí.
Después de que los terroristas de Hamás masacraran a más de 1.200 israelíes el 7 de octubre, una alianza impía de yihadistas islámicos y activistas progresistas se unió para librar una guerra impía contra la Biblia. En La guerra contra la Biblia, el rabino Mischel ofrece una perspectiva profética de estos dramáticos acontecimientos a través de las palabras de la propia Biblia hebrea. Si anhelas claridad espiritual en medio de las turbulencias actuales, deja que el poder de las profecías y la llamada a la acción de la Biblia hebrea fortalezcan tu fe. Haz clic aquí para conseguir tu ejemplar de La guerra contra la Biblia: Ismael, Esaú e Israel en el Fin de los Tiempos ¡ahora!