Una vez salí al bosque a rezar. Después de estar sentado en silencio durante más de una hora, oí un débil canto. Era la tierra que me llamaba con alegría, celebrando el regreso de los judíos.
Para una persona normal que se rija por las reglas aceptadas de la historia y el desarrollo humano, el retorno de los judíos a la tierra de Israel es absurdo. Ninguna nación ha sido exiliada y devuelta a su tierra, restableciendo allí su independencia. Y está claro que esto no puede hacerse mediante la fuerza militar o la intriga política. Pero la nación de los judíos lo ha hecho, no una vez, ¡sino dos!
Entonces, ¿cuál es el secreto del retorno de Israel?
La respuesta se encuentra en el Salmo 85. El Salmo comienza con una petición a Dios para que «favorezca tu tierra y restaure la fortuna de Jacob»(Salmo 85:2).
A continuación, el salmista explica cómo se hace:
El salmista continúa utilizando la palabra «fiel» tres veces, una para describir un rasgo del carácter de los judíos (Sus fieles», versículo 9), otra para describir un rasgo del carácter de Dios(versículo 8) y una última como encuentro con la verdad(versículo 11).
Es esta fidelidad mutua la que garantiza el regreso del exilio.
La tierra estuvo desolada durante 2.000 años. Ahora, Israel es un paraíso. Pero no se debe simplemente a los sionistas y a su duro trabajo.
La tierra esperaba el regreso de los judíos. Los judíos no podían prosperar en ningún otro lugar y la tierra no podía prosperar con ninguna otra nación. Un pacto es un vínculo entre dos partes. La tierra es la manifestación de la relación de Dios con los judíos. Nuestra presencia en la tierra es el resultado de nuestra relación con Dios. La condición de la tierra es un reflejo del estado de esta relación.
Dios es eternamente fiel a los judíos y los judíos son fieles a Él. Esta fidelidad es lo que puso fin a los dos exilios anteriores y traerá también el fin definitivo del exilio actual.
