El libro de Abdías es el más breve de la Biblia hebrea, con sólo 21 versículos. Pero, ¡vaya si esos 21 versículos tienen fuerza!

Abdías profetiza sobre Edom, la nación que desciende de Esaú, hermano de Jacob, que será castigada al final de los días por sus pecados contra el pueblo de Israel. Pero sólo hay un problema: ¡la nación de «Edom» ya no existe!

Edom estaba situada al sur del antiguo Israel, en la estratégica ruta comercial entre Arabia y el Mediterráneo. Los edomitas fueron conquistados más tarde por los nabateos, tras lo cual muchos de ellos emigraron al sur de Judea, donde se les conoció como idumeos. Pero cuando los romanos destruyeron el segundo Templo de Jerusalén en el año 70 d.C., los idumeos habían desaparecido de la historia, junto con casi todas las naciones antiguas mencionadas en la Biblia.

¿Qué debemos hacer, pues, con el Libro de Abdías? ¿Sigue siendo relevante hoy la profecía de Abdías?

En la tradición judía, el término «Edom» se utiliza ampliamente para referirse al Imperio Romano, a las potencias europeas que heredaron su legado y a las naciones de Occidente que son descendientes espirituales de Roma. En otras palabras, la profecía del Libro de Abdías sobre Edom es en realidad una advertencia a las naciones occidentales de nuestro tiempo, Estados Unidos incluido.

Los sabios explican que la profecía de Abdías habla del fin de los días, del periodo de la guerra de Gog y Magog(Malbim). Pero mientras los profetas Ezequiel y Zacarías se dirigen al malvado Gog propiamente dicho -las naciones ismaelitas de Ismael que atacarán activamente al pueblo de Israel -, Abdías se dirige al pueblo de Edom, las naciones occidentales que apoyarán y alentarán a los ismaelitas que ataquen a Israel.

Una alianza impía

«De las profecías de Daniel e Isaías y de la declaración de nuestros sabios se desprende que el advenimiento del Mesías tendrá lugar cuando las manos de Edom y Arabia (Ismael) sean poderosas y cuando sus reinos se extiendan por todo el mundo… Daniel, en la última parte de su visión, alude al Reino de Ismael (los árabes), al ascenso de Mahoma y, después, a la llegada del Mesías. Del mismo modo, Isaías dio a entender que la llegada del Mesías se producirá después del ascenso de Mahoma, en el versículo «Un hombre montado en un asno, un hombre montado en un camello y dos hombres montados a caballo». (21:7). Ahora bien, ‘el hombre montado en un asno’ es una referencia simbólica al Mesías, como se desprende de otro versículo que lo describe como ‘humilde y montado en un asno’ (Zacarías 9:9). Seguirá al «hombre montado en el camello», es decir, al reino de Arabia. La afirmación ‘dos hombres montados a caballo’ se refiere a ambos imperios, Edom y Arabia» (Maimónides, Epístola a los judíos de Yemen, 1172).

Maimónides da a entender que, al final de los días, se producirá algún tipo de unión entre las naciones de Edom e Ismael, alianza de la que existe un precedente bíblico. Hace más de tres mil años, Esaú (Edom) e Ismael formaron un vínculo mediante el matrimonio de Esaú con Mahalat, hija de Ismael:

Los sabios explican que «Esaú acudió a Ismael para aprender sus malos caminos y aumentar su número de esposas» (Midrash Tanjuma, Éxodo 1:6).

Esta misma dinámica es demasiado común hoy en los campus universitarios estadounidenses, en los que jóvenes ingenuos y espiritualmente perdidos (el pueblo de Edom) acuden a profesores y grupos de estudiantes musulmanes radicales (el pueblo de Ismael) para encontrar dirección y propósito en sus vidas. Trágicamente, cientos de miles de estudiantes, muchos de ellos criados en hogares cristianos y judíos, se han radicalizado de este modo.

Estos jóvenes «progresistas», que sirven como soldados de infantería del movimiento antisemita pro Palestina, son los idiotas útiles de los ismaelitas. Los activistas LGBTQ+ que tan apasionadamente apoyan a los terroristas de Hamás serían masacrados por Hamás si se atrevieran a poner un pie en la Franja de Gaza. Sin embargo, ellos, y millones de otros tontos, apoyan a los yihadistas que los desprecian.

¿Quién es este mensajero que llama a las naciones a sublevarse y atacar a Occidente? El rabino Meir Wisser (1809-1879), también conocido como Malbim, explica que «estos son los mensajeros que los hijos de Ismael se enviarán unos a otros para animarse mutuamente a sublevarse y destruir Occidente». Increíblemente, el rabino Wisser escribió su comentario sobre Abdías durante el siglo XIX, cuando las naciones árabes eran débiles y el Imperio Otomano era conocido como el «Enfermo de Europa».

Esto es precisamente lo que está ocurriendo hoy, cuando los imanes de toda Europa enseñan a sus seguidores a abrazar la yihad, odiar a los judíos y derrocar la cultura judeocristiana de Occidente. Están declarando abiertamente su verdadero objetivo: derrocar y apoderarse de Occidente desde dentro. ¿Alguien les escucha?

Como explica Abdías, los pueblos de Occidente son insensatos y están dormidos. No se dan cuenta de que, al ayudar a Ismael en su guerra contra Israel, están sembrando las semillas de su propia destrucción. Sus antiguos «aliados» ismaelitas no sólo odian a los judíos. Su objetivo último es derrocar a todo Occidente y someterlo al dominio del Islam. Como han dicho con orgullo los terroristas de Hamás: «¡Primero los sábados, luego los domingos!».

La caída de Occidente

Las naciones occidentales de Edom, que durante tanto tiempo fueron las potencias dominantes del mundo, se derrumbarán desde sus grandes alturas. Quien cae desde un lugar bajo no corre grave peligro. Por eso Dios colocó el «nido» de Edom entre las «estrellas», dando a las naciones occidentales el dominio sobre el mundo, para aumentar el impacto de su desaparición definitiva.

Desde sus alturas de poder, las naciones occidentales serán llevadas al Valle de Josafat para el juicio divino:

Cuando Dios «devuelva a los cautivos de Judá», cuando los rehenes israelíes sean devueltos a sus familias, Dios juzgará a las naciones por su trato a Israel. Dios preguntará a todas las naciones: «Cuando los terroristas islámicos violaron, torturaron y masacraron a más de 1.200 de Mis amados hijos el 7 de octubre, ¿cómo respondisteis?». Las naciones que apoyaron a Hamás e Irán en su objetivo de dividir Tierra Santa y arrebatársela al pueblo de Israel serán juzgadas y castigadas por su traición.

La caída de Occidente no ocurrirá de la noche a la mañana ni de forma espectacular. Más bien, los enemigos de Edom -los ismaelitas musulmanes- se acercarán sigilosamente a Occidente como ladrones que te quitan todo lo que posees mientras duermes.

Todos preguntarán: «¿Por qué no despertasteis de vuestro letargo para expulsar de entre vosotros a estos enemigos ismaelitas?». (Malbim). La misma pregunta deberíamos hacernos hoy, cuando la población musulmana radical de Europa crece a pasos agigantados. Las proyecciones indican que los musulmanes constituirán el 19,7% de la población de Alemania en 2050, y cifras similares en Inglaterra y Francia. Mientras tanto, los líderes que se atreven a denunciar el peligro del aumento de la población musulmana en Europa, como Geert Wilders, de Holanda, son marginados como fanáticos e «islamófobos».

Las naciones occidentales, antaño dirigidas por líderes sabios, carecerán de sabiduría al final de los días. En nuestra generación, los líderes europeos y estadounidenses se preocupan por los derechos de los transexuales y por debates insensatos sobre quién se considera «mujer», mientras ignoran a los bárbaros musulmanes que están a las puertas y se preparan para conquistar sus naciones desde dentro.

El silencio ante el mal

Mientras Hamás asesinaba, violaba y torturaba, la mayoría de las naciones occidentales de Edom permanecían en silencio, ignorando los horrores perpetrados por Ismael contra el pueblo de Dios. Tras el 7 de octubre, organizaciones internacionales de mujeres como ONU Mujeres se negaron a condenar los brutales crímenes sexuales perpetrados por los terroristas de Hamás contra cientos de mujeres israelíes. ¿Y dónde está el clamor mundial por los cientos de rehenes israelíes tomados por Hamás? El silencio es ensordecedor.

Abdías no puede ser más claro. Los que callan ante el mal «son como uno de ellos». Dios pedirá cuentas a las naciones cobardes de Edom junto con los musulmanes ismaelitas.

Muchos en Occidente, como el harinoso Secretario General de la ONU, António Guterres, no se limitaron a guardar silencio ante el mal, sino que lo ayudaron e instigaron. Guterres justificó las monstruosas acciones de Hamás, diciendo que su bárbara matanza «no se produjo en el vacío».

Abdías profetiza que llegará el día en que los cientos de miles de personas que celebraron el asesinato de israelíes en las calles de Londres paguen por su insensibilidad. Y llegará el día en que los profesores estadounidenses que calificaron la matanza del 7 de octubre de «heroica» y de «gran logro» tendrán que rendir cuentas.

Pronto llegará el día en que las naciones hipócritas de Occidente lamentarán sus malas acciones, pero para entonces será demasiado tarde. Como escribe el rabino David Altschuler de Praga (1687-1769): «Deberíais haber pensado en el día en que recibiríais de Dios el pago por vuestras malas acciones, pues ese día llegará antes de lo que pensáis.»

¿Hacia dónde va América?

Se acerca el día del juicio final para Occidente. La mayoría de las naciones europeas ya han cedido al islamismo, acobardándose impotentes mientras los descarados musulmanes y sus partidarios se apoderan de las calles de Londres y París.

¿Y el ostensible líder de Occidente, los Estados Unidos de América? ¿Se unirá la principal democracia del mundo a las filas de Edom, dará la espalda a Israel y se rendirá a la tiranía del Islam?

Aunque la mayoría de los estadounidenses apoyan a Israel, más del 50% de los jóvenes apoyan a los violadores y asesinos de Hamás que torturan alegremente a mujeres y niños judíos. Cuando estos jóvenes se hagan mayores y asuman el liderazgo de la nación, ¿qué clase de país será Estados Unidos? ¿Pueden invertirse estas tendencias?

Dios ha prometido que Israel saldrá victorioso. ¿Pero sobrevivirá América? Eso depende de nosotros.