Invitados sagrados de Sucot

octubre 17, 2024
A sukkah with a table set for family and friends (Shutterstock.com)

La fiesta de Sucot (Fiesta de los Tabernáculos), denominada «la estación de nuestra alegría», es una de las fiestas más singulares y significativas del calendario judío. Una de las características de la fiesta es habitar en cabañas, como se dice:

Cuando el tiempo se vuelve más frío y la gente se prepara para refugiarse en casa durante el invierno, los judíos abandonan sus confortables hogares y salen al exterior para habitar en frágiles cabañas temporales: las sucot.

Pero no estamos destinados a habitar solos en estas cabañas. Una de las tradiciones que realizamos en esta fiesta es dar la bienvenida a la sucá a los ushpizin, los invitados espirituales. ¿Por qué invitamos a estos huéspedes y qué representan?

Los ushpizin son los siete «patriarcas» del pueblo judío -Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Aarón y David-, a quienes se invita simbólicamente a unirse a nosotros en la sucá. En cada uno de los siete días de la fiesta, se honra a uno de estos antepasados espirituales como invitado principal. Según el rabino Norman Lamm, su presencia en la sucá es mucho más que un gesto ceremonial. Estas figuras, que experimentaron profundos momentos de desplazamiento, errancia y exilio en sus vidas, encarnan una de las lecciones fundamentales de Sucot: cómo mantener la resistencia espiritual en un estado de impermanencia.

La propia sucá es un símbolo de esta impermanencia. Es una estructura temporal, que conmemora los refugios temporales que los israelitas construyeron durante sus cuarenta años de vagabundeo por el desierto (Levítico 23:43), un tiempo en el que no estaban ni en la tierra de su esclavitud, Egipto, ni en su hogar prometido, Israel. Así pues, la sucá encarna la transitoriedad o, como dijo el rabino Lamm, la sucá nos enseña «cómo vivir en el exilio… y sobrevivir».

En el mundo moderno, el sentimiento de desplazamiento, o alienación, no es extraño. Muchas personas, independientemente de sus circunstancias, experimentan una sensación de no pertenecer plenamente, de ser extraños en sus propias vidas o entornos. Esta experiencia universal de alienación es algo que los ushpizin comprendieron profundamente. Abraham fue llamado a abandonar su patria y vagar en busca de su destino. Isaac, tras el enlace en el monte Moriah, se convirtió en un extraño incluso en su propia casa, incomprendido por sus más allegados. Jacob huyó de su hermano y pasó años en el exilio trabajando para Labán. José fue vendido como esclavo por sus hermanos y alcanzó la fama en una tierra extranjera, sin sentirse nunca del todo a gusto en Egipto. Moisés tuvo que huir de Egipto y estuvo refugiado en Madián. Aarón, abandonado por Moisés que había ascendido al monte Sinaí, permaneció impotente mientras el pueblo adoraba al Becerro de Oro. David pasó años huyendo de Saúl e incluso de su propio hijo. Cada una de estas figuras vivió experiencias de alienación, pero no perdieron su sentido de la finalidad ni la conexión con su identidad espiritual.

Al invitar a los ushpizin a nuestra sucá, recordamos sus luchas y su capacidad para mantener la fe y la integridad frente al exilio. Su presencia en la sucá nos enseña cómo sobrevivir tanto a nuestro exilio nacional como a nuestros momentos personales de alienación. En un mundo en el que el desplazamiento -ya sea emocional, físico o espiritual- es una experiencia común, los ushpizin nos ofrecen un modelo de cómo permanecer arraigados y conectados a nuestros valores, incluso en medio de la confusión.

Además, la presencia de los ushpizin en la sucá amplía una lección esencial sobre la hospitalidad y la empatía. Del mismo modo que invitamos a estos huéspedes espirituales, también se espera que invitemos a nuestra sucá a huéspedes humanos, en particular a los pobres y los solitarios.

La sucá, frágil y abierta a los elementos, sirve como poderoso recordatorio de la vulnerabilidad humana. Al acoger a los ushpizin, reconocemos que cada persona, como nuestros antepasados, lleva su propia carga de exilio y alienación. Sin embargo, al igual que nuestros antepasados superaron estos retos, nosotros también podemos elevarnos por encima de ellos y prosperar. Son guías intemporales que nos recuerdan que el exilio -ya sea personal o comunitario, físico o espiritual- puede soportarse con gracia, fortaleza y fe. Y nos recuerdan la obligación moral de extender la bondad y la generosidad a los vulnerables. La verdadera alegría sólo es completa cuando se comparte con los necesitados.

Mediante este ritual sagrado, aprendemos que la clave de la supervivencia, tanto física como espiritual, reside en nuestra capacidad de llevar nuestros valores con nosotros allá donde vayamos, y de compartirlos con los demás.

El texto que recitamos al invitar a los ushpizin a nuestras sucot, así como tantas otras oraciones significativas, se encuentran en nuestro nuevo libro de oraciones,«Stand By Me Volume II: Daily, Sabbath and Festival Prayers». ¡Pide tu ejemplar hoy mismo!

Shira Schechter

Shira Schechter is the content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. She earned master’s degrees in both Jewish Education and Bible from Yeshiva University. She taught the Hebrew Bible at a high school in New Jersey for eight years before making Aliyah with her family in 2013. Shira joined the Israel365 staff shortly after moving to Israel and contributed significantly to the development and publication of The Israel Bible.

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