Génesis: La primera lección de la Biblia

Por: Rabbi Moshe Lichtman
octubre 1, 2021
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En nuestra serie «Israel en la Parsha», el rabino Moshé Lichtman se lanza a la primera porción de la Torá, «Bereshit», de los primeros capítulos del Génesis.

La porción de la Torá de esta semana, Parashat Bereshit, abarca los primeros capítulos del Génesis, detallando la creación del mundo y la historia temprana de la humanidad. La parashá está dividida en cinco capítulos, cada uno de ellos rico en enseñanzas y reflexiones profundas.

La historia de la creación se desarrolla a lo largo de seis días, en los que Dios crea aspectos diferentes del universo cada día. El primer día se crearon la luz, el agua y los cielos. El segundo día se creó el firmamento (rakia) que separaba las aguas superiores de las inferiores. El tercer día se crearon la tierra seca, los océanos y la vegetación. El cuarto día, los cuerpos celestes fueron colocados en sus lugares. En el quinto día se crearon los peces, las aves y las criaturas marinas, mientras que el sexto culminó con la creación de los animales terrestres y, finalmente, de los seres humanos.

La creación de Adán y Eva se describe con más detalle en el segundo capítulo. Dios forma a Adán del polvo de la tierra y le insufla vida. Reconociendo que no es bueno que el hombre esté solo, Dios crea a Eva a partir de la costilla de Adán. El capítulo termina con la introducción del matrimonio, afirmando que el hombre deja a sus padres para unirse a su mujer.

El tercer capítulo presenta el primer pecado. La astuta serpiente tienta a Eva para que coma del Árbol prohibido del Conocimiento, y ella comparte el fruto con Adán. Este acto de desobediencia da lugar a castigos: la serpiente es maldecida a arrastrarse sobre su vientre, Eva está destinada a experimentar dolor en el parto y Adán debe trabajar duro para conseguir su alimento.

Se discute una importante interpretación del Rambán (Najmánides), que explica que Dios creó el mundo para compartir Su bondad. El único mandamiento de no comer del Árbol del Conocimiento debía ser una prueba para la humanidad, que le permitiera ganarse la cercanía a Dios. El pecado introdujo la lucha interna, dificultando que los humanos alcanzaran su propósito divino.

El cuarto capítulo narra la trágica historia de Caín y Abel, destacando las consecuencias de los celos y la ira incontrolada. El capítulo también presenta las generaciones desde Adán hasta Noé, mostrando la longevidad de los primeros humanos, que vivieron cientos de años.

La sección final aborda el deterioro del estado moral de la humanidad, que lleva a la decisión de Dios de provocar el diluvio, en el que sólo Noé encuentra favor a los ojos de Dios.

El artículo concluye compartiendo dos ideas importantes:

  1. El primer comentario de Rashi explica por qué la Torá comienza con la creación y no con las leyes, destacando la soberanía de Dios sobre la tierra y Su derecho a dársela a quien Él quiera.
  2. Una enseñanza del rabino Leo Kitskin conecta varios conceptos descritos como «reishit» (principio) en la Torá, incluidos la propia Torá, el pueblo judío y el temor a Dios. Esta interpretación subraya la idea de que el mundo fue creado por la Torá y que el arrepentimiento y el temor a Dios son necesarios para que el mundo siga existiendo.

Esta parashat sienta las bases para comprender la relación de Dios con el mundo y la humanidad, preparando el escenario para el resto de la narración de la Torá.

Rabbi Moshe Lichtman

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