Siempre me he sentido muy orgulloso de la tradición familiar, transmitida de padres a hijos durante incontables generaciones, de que soy un «Kohen», descendiente directo de Aarón, el Sumo Sacerdote. Cada mañana, en la sinagoga, tengo la preciada oportunidad de bendecir a los demás fieles con las mismas palabras con las que Aarón, mi antepasado, bendijo al pueblo, tal como se describe en el Libro de los Números. En los últimos años, los científicos descubrieron un gen que puede rastrearse desde la figura bíblica de Aarón, que es común hoy en día en quienes reivindican la tradición de ser Sacerdotes.
La Bendición Sacerdotal, o Aarónica, consta de tres partes. Comienza con una bendición por la prosperidad y la seguridad física, continúa con una bendición espiritual por la gracia de Dios y culmina con una bendición de paz, que siempre ha sido la esperanza y la plegaria judía por excelencia.
Uno de los grandes momentos culminantes de la celebración de Sucot en Jerusalén es la ceremonia de la Bendición Sacerdotal que tiene lugar en el Muro Occidental. La asistencia de ayer fue significativamente menor que en años anteriores debido a las restricciones de Covid, sin embargo, eso no impidió que miles de asistentes recibieran la bendición que solían realizar los Sumos Sacerdotes en tiempos del Templo.
El poder de las antiguas palabras hebreas cantadas en presencia de miles de israelíes que vienen de todo el país a nuestro lugar más sagrado se siente un poco como si hoy estuviéramos adorando en el Templo. Nos recuerda que, aunque tenemos mucho que celebrar, también hay mucho que nos falta.
La fiesta de peregrinación de Sucot nos recuerda que aún nos falta el Tercer Templo, que rezamos se reconstruya en Jerusalén como «Casa de oración para todas las naciones». De hecho, no sólo los judíos rendirán culto allí, los no judíos también rezarán e incluso ofrecerán sacrificios en el Tercer Templo, según algunos teólogos judíos y cristianos.
Como Kohen, permíteme bendecirte hoy para que Dios te conceda abundancia y prosperidad, te muestre bondad y gracia y, lo que es más importante, te bendiga con paz interior y Shalom, en todos los ámbitos de tu vida. Que tú y yo celebremos juntos el próximo Sucot en el reconstruido Tercer Templo de Jerusalén, ¡Amén!