Artículo de Biblia Plus

El Santo Interruptor de Apagado: Por qué Dios quiere que dejes de trabajar

febrero 27, 2025

Tu teléfono acaba de zumbar. Dos veces. Quizá sea esa emergencia laboral que tanto temías. O del colegio de tu hijo. O ese chat de grupo que has querido silenciar. Tu ritmo cardíaco se acelera un poco. Intentas centrarte en este artículo, pero tus dedos ya se mueven hacia la pantalla. ¿Te suena?

Ahora imagina una realidad diferente: 25 horas en las que tu teléfono no sea tu dueño. Donde esa interminable lista mental deja de dar vueltas por tu cabeza. Donde no estés rebotando constantemente entre arrepentimientos pasados y ansiedades futuras. Donde puedas escucharte pensar, o mejor aún, dejar de pensar tanto.

No se trata de un costoso retiro de atención plena ni de la última tendencia de bienestar de Silicon Valley. En realidad, es una práctica antigua que Dios tejió en el tejido de la propia creación: El Shabbat. «Seis días se trabajará, pero el séptimo día es sábado de descanso solemne, santo para el Señor» (Éxodo 31:15). Esta prescripción divina podría ser la respuesta a nuestra moderna crisis de salud mental.

La Desintoxicación Digital Original

Esto es lo que la mayoría de la gente echa de menos del Shabbat: No se trata sólo de tomarse un día libre. La palabra hebrea para descanso que se utiliza en la Biblia -shabbaton- no significa tirarse en el sofá para darse un atracón de Netflix. Se trata de algo mucho más revolucionario: el arte de no hacer conscientemente.

Piénsalo un momento. ¿Cuándo fue la última vez que simplemente… exististe? ¿Sin comprobar algo, arreglar algo o planificar algo? Para la mayoría de nosotros, la respuesta probablemente sea «no me acuerdo». Y ése es exactamente el problema que el Shabat pretendía resolver.

El efecto bola de nieve

El rabino Najman de Breslov ofreció una bella metáfora que capta perfectamente nuestras dispersas mentes modernas. Comparó nuestros pensamientos con la nieve en una bola de nieve. Cuando estamos constantemente agitando las cosas -comprobando notificaciones, respondiendo a demandas, saltando entre tareas- nuestra nieve mental nunca se asienta. El Shabat es como dejar por fin la bola de nieve. Sólo entonces podemos ver con claridad.

El día de salvar el matrimonio

El rabino Lord Jonathan Sacks, antiguo Gran Rabino de Gran Bretaña, compartió una vez una historia extraordinaria. Una productora de televisión estaba rodando un documental en una escuela judía, donde se encontró con algo inesperado. Los niños estaban representando la cena familiar del viernes por la noche, con niños de cinco años haciendo de padres, hijos y abuelos. Observó, fascinada, cómo representaban las bendiciones tradicionales, las canciones y las conversaciones familiares que se desarrollarían esa noche en sus casas.

Intrigada, la productora preguntó a los niños qué era lo que más les gustaba del Shabat. La respuesta de un niño de cinco años la detuvo en seco: «Es la única noche de la semana en que papá no tiene que salir corriendo». La sencillez y la fuerza de su respuesta la impresionaron profundamente. Más tarde, alejándose de la escuela, se volvió hacia el rabino Sacks y le dijo: «Rabino jefe, ese Sabbat suyo está salvando los matrimonios de sus padres».

El niño había identificado algo notable: en nuestra época de prisas constantes, el simple don de la presencia sin prisas se ha vuelto extraordinariamente raro.

El Arte Radical de Ser

Vivimos en una cultura obsesionada con hacer, producir, conseguir. Tu valía se mide por tu rendimiento, tu bandeja de entrada, tu lista de tareas pendientes. Pero Dios ofrece una sabiduría que atraviesa este caos cultural: «Estad quietos y sabed que yo soy Dios» (Salmo 46:10). El Shabat ofrece una alternativa radical: durante un día, puedes simplemente ser. No «ser productivo». No «mejorar». Simplemente sé.

Romper este hábito de actividad constante desafía nuestros condicionamientos culturales más profundos. Las primeras horas sin conexiones digitales pueden resultar inquietantes, incluso producir ansiedad. Nuestra mente se acelera con tareas inacabadas y mensajes sin responder. Pero esta misma incomodidad revela lo mucho que necesitamos esta pausa sagrada.

Tu cerebro en Shabat

La ciencia moderna se está poniendo al día con lo que Dios diseñó hace miles de años. Los estudios demuestran que las personas que observan el Shabat manifiestan mayor satisfacción vital y menor ansiedad. Resulta que hay algo poderosamente terapéutico en tener un descanso regular y no negociable del caos de la vida moderna.

Piensa que es como reiniciar tu disco duro espiritual. Seis días de aportaciones, un día para procesarlas e integrarlas. Seis días de acumular experiencias, un día para encontrarles sentido. Seis días de hacer, un día de ser.

El sabor del paraíso

«Saldréis con alegría y seréis conducidos con paz» (Isaías 55:12). Esta visión profética no se refiere sólo al futuro lejano. La tradición judía llama al Shabat«me’ein olam haba«, una muestra del mundo venidero. Por un día, podemos salir de nuestra realidad habitual de esfuerzo interminable y entrar en una dimensión diferente, en la que ya somos suficientes, en la que tenemos lo suficiente, en la que por fin podemos exhalar.

Un viernes por la tarde, volvía a casa de la sinagoga con mi hijo pequeño. Las calles estaban tranquilas, libres del ajetreo habitual de los días laborables. No había coches tocando el claxon, ni teléfonos sonando, y el sol poniente pintaba el cielo con colores brillantes. Mi hijo, que veía el mundo sin sus habituales distracciones electrónicas, se detuvo de repente y dijo: «Abba, en Shabat parece que el mundo entero es diferente».

En aquel momento de claridad, mi hijo había vislumbrado algo extraordinario. Aunque el mundo físico permanecía inalterado -las mismas calles, los mismos edificios, el mismo cielo-, nuestra forma de estar en él se había transformado por completo. El Shabat no había alterado la realidad; había alterado nuestra percepción de la realidad.

Tu revolución personal

No hace falta ser judío para aprender de la sabiduría del Sabbat. El principio de las pausas regulares e intencionadas de la tecnología y la productividad es universal. Empieza poco a poco: intenta apagar tus dispositivos durante unas horas el sábado por la tarde, o reúne a tu familia para una cena de Shabat sin pantallas, en la que la atención sea sagrada y la conversación fluya con naturalidad.

La clave no es la perfección, sino la práctica. En un mundo que nunca deja de presionar, aprender a dejar de presionar periódicamente podría ser el acto más radical de autocuidado. O quizá no sea autocuidado en absoluto, sino cuidado del alma. ¿Y no nos vendría bien a todos un poco más de eso?

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Rabbi Elie Mischel

Rabbi Elie Mischel is the Director of Education at Israel365. Before making Aliyah in 2021, he served as the Rabbi of Congregation Suburban Torah in Livingston, NJ. He also worked for several years as a corporate attorney at Day Pitney, LLP. Rabbi Mischel received rabbinic ordination from Yeshiva University’s Rabbi Isaac Elchanan Theological Seminary. Rabbi Mischel also holds a J.D. from the Cardozo School of Law and an M.A. in Modern Jewish History from the Bernard Revel Graduate School of Jewish Studies. He is also the editor of HaMizrachi Magazine.

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