Estos versículos describen la vuelta a la vida normal en Jerusalén en la época de la reunión de Israel y la reconstrucción de la ciudad.
A título personal, vivo en Israel, en las afueras de Jerusalén. Mis suegros vivían en Jerusalén. Cuando mis hijos eran pequeños, los llevábamos regularmente a Jerusalén a visitar a sus abuelos. En una de estas visitas, hace años, fuimos juntos a un gran parque con un área de juegos a pocos minutos del apartamento de mis suegros. Mientras estábamos sentados junto al parque infantil, se me ocurrió que no sólo estábamos presenciando, sino cumpliendo esta profecía de Zacarías. Aquí estaban los niños jugando. Sentados a unos metros estaban los ancianos abuelos. La lejana visión del futuro de Zacarías era nuestra realidad actual.
¿Cuál es el gran milagro aquí?
Una cuestión que se desprende de estos versículos es por qué Zacarías se refiere a esto como un milagro tan grande. Después de describir esta escena futura, leemos
Si será maravilloso a los ojos del resto de este pueblo en aquellos días, ¿será también maravilloso a Mis ojos?
Aunque se trata de una maravillosa profecía sobre la restauración de Israel, ciertamente hay muchas profecías mucho más sobrenaturales y notables en la Biblia que no se enfatizan como ésta.
Zacarías describe algo tan sencillo y normal como hombres y mujeres ancianos sentados en las calles de Jerusalén mientras los niños juegan en ellas. Esto no es lo que nadie describiría como un suceso sobrenatural o milagroso. ¿Por qué sigue Zacarías esta visión con un versículo que declara la naturaleza extremadamente extraordinaria de esta escena? ¿Qué hay de maravilloso en que ancianos y niños vivan su vida en Jerusalén?
El milagro del Estado de Israel
El regreso del pueblo judío a su patria ancestral tras casi 2000 años de exilio no tiene precedentes en la historia. Calificarlo de improbable es quedarse corto. La historia de Israel es un milagro en todos los sentidos. De hecho, puede que sea el mayor milagro que el mundo haya visto jamás.
¿Cuál es la definición de milagro? En pocas palabras, un milagro es la ruptura de las reglas de la naturaleza para los propósitos de Dios. Cuando pensamos en milagros, tendemos a pensar en los milagros repentinos e instantáneos, como las plagas de Egipto. Pero algunos milagros requieren tiempo y perspectiva para verlos. Ninguna otra nación de la historia se ha exiliado durante mucho tiempo y luego ha regresado a su patria para reconstituirse como nación. Ninguna. La predicción a lo largo de la Biblia de que el pueblo de Israel regresará tras muchos siglos de exilio no sólo es improbable. Es, históricamente hablando, imposible. Como el agua que corre cuesta arriba, la historia del pueblo judío rompe las reglas de la naturaleza.
Los milagros son la forma en que Dios se revela en el mundo. Al romper las reglas de la naturaleza para Sus propósitos, Dios demuestra que es el amo del mundo. Sólo el amo de la naturaleza puede romper las reglas de la naturaleza; por ejemplo, hacer que el Mar Rojo se parta o hacer que el agua fluya de una roca. Lo mismo ocurre con la historia. La historia, como la propia naturaleza, tiene reglas. Moisés profetizó que una nación, elegida por Dios, rompería todas las reglas de la historia; que su historia nacional no se parecería a ninguna otra. Entonces, cuando la historia judía se desarrolla tal como Moisés dijo que lo haría, el dominio de Dios sobre la historia queda claro para que todos lo vean.
En 1948, el pueblo judío creó el Estado de Israel en su antigua patria. Tomaron posesión de su tierra miles de años después de haber sido exiliados de ella. Desde entonces, millones de judíos han emigrado a Israel desde todos los rincones de la tierra. Y en las dos últimas décadas, Israel se ha convertido en una de las economías más poderosas y prósperas del mundo. Veamos de nuevo aquella profecía de Moisés:
Aunque hayas sido desterrado a la tierra más lejana bajo los cielos, de allí te recogerá el Señor, tu Dios, y te hará volver. Te llevará a la tierra que perteneció a tus antepasados y tomarás posesión de ella. Él os hará más prósperos y numerosos que vuestros antepasados. – Deuteronomio 30:3-5
Cada detalle de esta profecía se ha cumplido en nuestros días. No hay mayor prueba de la verdad de la profecía bíblica y del control de Dios sobre la historia, que la historia del pueblo judío y del Estado de Israel.
Esta es la respuesta a nuestra pregunta anterior. ¿Qué hay de milagroso y sobrenatural en que los ancianos y las ancianas estén sentados en la ciudad reconstruida de Jerusalén mientras los niños juegan? Todo en esa escena es milagroso. Es un milagro que tardó 2000 años de historia en crearse. Y a diferencia de milagros repentinos como las Diez Plagas o la Partición del Mar, este milagro no es un acontecimiento breve que desaparece una vez que se ha producido. Es un milagro que sigue desarrollándose cada día. Es verdaderamente maravilloso a nuestros ojos.
La imposibilidad del retorno de Israel y la reconstrucción de Jerusalén es el mayor milagro de la historia. Está encubierto en la vida normal. Cuando adoptamos una visión histórica a largo plazo del plan de Dios, vemos al Estado de Israel y al pueblo de Israel reunido como algo verdaderamente «maravilloso a nuestros ojos».
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