El lamento oculto en la historia de Purim

marzo 13, 2025

La alegre fiesta de Purim conlleva un inesperado momento de dolor oculto en su celebración. Mientras el lector canta el Megillat Esther (Rollo de Esther) con su melodía festiva, algo dramático sucede en el primer capítulo. La voz baja de repente, la melodía cambia y la congregación reconoce la lúgubre melodía de Eijá (Lamentaciones). Este cambio musical no es aleatorio: revela capas de significado que las palabras por sí solas no pueden expresar.

Pero, ¿por qué esta historia festiva contiene notas de lamento? ¿Qué secreto dolor se esconde en esta historia de victoria?

La respuesta surge en Ester 1:7, que describe el fastuoso banquete del rey Asuero:

Estas palabras aparentemente ordinarias tienen un peso extraordinario cuando comprendemos lo que realmente describen.

No eran unos recipientes de oro cualquiera. La tradición judía enseña que se trataba de los vasos sagrados saqueados del Beit Hamikdash (Templo Sagrado de Jerusalén) cuando fue destruido por el rey babilonio Nabucodonosor casi 70 años antes. El rey Asuero profanó deliberadamente estos objetos sagrados utilizándolos para su fiesta de borrachera.

Cuando el lector de la Meguilá llega a este versículo, la melodía cambia bruscamente de la melodía festiva de Purim a las notas sombrías que se emplean al leer Eijá (Lamentaciones) en Tishá BeAv. Eijá, el Libro de las Lamentaciones escrito por el profeta Jeremías, lamenta la destrucción del Primer Templo y el exilio del pueblo judío. Su nombre procede de su inquietante primera palabra: «¿Cómo?». – como en «¡Cómo está solitaria la ciudad que estaba llena de gente!». Su melodía es distintivamente lúgubre, llena de notas suspirantes y frases descendentes que evocan el llanto. En ese cambio musical durante la lectura de Purim, oímos lo que el propio texto no dice explícitamente: que este momento conecta directamente con la mayor tragedia nacional de la historia judía.

La historia se profundiza cuando comprendemos el contexto completo. El rey Asuero no se limitaba a exhibir la riqueza real. Su fiesta marcaba lo que él creía que era el fin de la esperanza judía de regresar del exilio. El profeta Jeremías había prometido que, tras 70 años de exilio babilónico, el pueblo judío regresaría a su patria. Asuero, habiendo calculado mal el calendario de la profecía, creía que el plazo había pasado. Su fiesta celebraba esencialmente que los judíos permanecerían en el exilio para siempre.

Esto explica por qué Asuero no sólo utilizó los vasos del Templo, sino que, según la tradición, se atavió con las vestiduras especiales del Sumo Sacerdote judío, diseñadas exclusivamente para el servicio del Templo. Su profanación fue deliberada, burlándose de lo que percibía como promesas divinas fallidas.

Cuando el lector cambia a esta melodía lúgubre de Eicha en este versículo, está haciendo audible lo que el texto deja sin decir. La cantilación crea un poderoso vínculo entre este momento de aparente triunfo persa y la continua experiencia judía de exilio y pérdida. Sin cambiar ni una sola palabra del texto, la melodía revela la perspectiva judía de estos acontecimientos.

Esta tradición musical muestra cómo la cantilación en las Escrituras judías sirve para mucho más que fines decorativos. El sistema de ta’amei hamikra (marcas de cantilación o notación musical) funciona como comentario, puntuación y guía emocional, todo a la vez. Cada marca indica no sólo qué notas cantar, sino cómo entender y sentir el texto.

La palabra hebrea para estas marcas -ta‘amim- compartesu raíz con palabras que significan tanto «sabor» como «razón». Nos dan el sabor del texto al tiempo que revelan su lógica más profunda. Cuando se aplican con precisión, transforman la lectura en revelación.

El rey Salomón comprendió esta conexión entre sonido y significado cuando escribió:

La verdadera audición abarca no sólo las palabras, sino su inflexión adecuada y su resonancia emocional.

Lo que hace que esta tradición musical sea aún más notable es su precisión. Durante miles de años, estos cambios melódicos específicos se han conservado y transmitido exactamente donde corresponden en el texto. Cuando el lector cambia a la melodía Eichah en el versículo 1:7, está conectando con una cadena de tradición que se remonta a las primeras lecturas de la Meguilá.

Este mismo «desvío» musical ocurre otras seis veces a lo largo de Ester, sobre todo cuando Ester declara «si perezco, perezco» (Ester 4:16).

Pero este primer momento con las vasijas del Templo sigue siendo el más profundo, pues sienta las bases emocionales de toda la narración. Cada vez que aparece la melodía de Eichah, señala algo que el propio texto no dice explícitamente: momentos en los que la catástrofe nacional se cierne bajo la narración superficial.

El sistema de cantilación revela algo profundo sobre cómo funciona la Escritura. El texto escrito proporciona la base, pero la tradición oral -incluido cómo deben sonar las palabras- completa el significado. Un rollo de la Torá no contiene vocales ni marcas de cantilación; éstas deben ser aportadas por el lector, que debe estar entrenado en esta tradición oral. Del mismo modo, el significado completo de las Escrituras surge no sólo de las propias palabras, sino de cómo se transmiten.

Cuando oímos la melodía Eichah, que interrumpe la festividad de Purim, experimentamos la paradoja que está en el corazón de la historia judía: cómo los momentos de dolor más profundo pueden contener semillas de redención, y cómo la propia celebración está incompleta si no se reconoce el sufrimiento pasado. La historia de Purim conduce en última instancia a la liberación y a la celebración gozosa, pero el camino atraviesa directamente el valle de la destrucción potencial. Por eso Purim incluye tanto el recuerdo solemne como la alegría desenfrenada: festejar, hacer regalos y celebrar la mano oculta de Dios que nos guía incluso en nuestras horas más oscuras.

Esta tradición musical nos enseña a escuchar más profundamente, a oír no sólo la narración explícita, sino también sus matices emocionales. La verdadera comprensión requiere prestar atención no sólo a lo que se dice, sino a cómo se dice, una lección que va mucho más allá de las Escrituras y se extiende a toda comunicación humana significativa.

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Sara Lamm

Sara Lamm is a content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. Originally from Virginia, she moved to Israel with her husband and children in 2021. Sara has a Masters Degree in Education from Bankstreet college and taught preschool for almost a decade before making Aliyah to Israel. Sara is passionate about connecting Bible study with “real life’ and is currently working on a children’s Bible series.

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