El 23 de Siván: El día en que el miedo se convirtió en fuego

junio 19, 2025
The Biblical Prophecy is unfolding in real time (Shutterstock)

El lazo ya se había construido. La fecha estaba fijada. El decreto del Imperio Perisan había llegado a todos los rincones del reino: los judíos serían aniquilados en un solo día. Hombres, mujeres, niños: todos marcados para la matanza. El rey lo había sellado con su anillo. No había escapatoria.

Y entonces todo dio un vuelco.

El hombre que planeó el genocidio estaba muerto, colgado de la horca que él mismo construyó. Pero la amenaza persistía. El decreto no podía revocarse. Los judíos seguían estando a un suspiro de la aniquilación.

Hasta que se emitió un segundo decreto. Una contraorden. Una revocación legal que convirtió a las víctimas en luchadores y al miedo en fuego. Y ese segundo decreto fue redactado y sellado el 23 de Siván.

Ese día del calendario hebreo del año 2025 cae hoy.

Solemos pensar en Purim como la fiesta de la victoria. Pero el verdadero giro de la historia ocurrió meses antes. La caída de Amán no fue el final, sino sólo el primer paso. La soga había desaparecido, pero la espada seguía en alto. Por eso el 23 de Siván es tan importante. Fue el momento en que Mordejai dio un paso al frente, no para suplicar, sino para mandar.

El Libro de Ester lo dice claramente:

וַיִּקָּרְאוּ סֹפְרֵי־הַמֶּלֶךְ בָּעֵת־הַהִיא בַּחֹדֶשׁ הַשְּׁלִישִׁי הוּא־חֹדֶשׁ סִיוָן בִּשְׁלוֹשָׁה וְעֶשְׂרִים בּוֹ וַיִּכָּתֵב כְּכָל־אֲשֶׁר־צִוָּה מָרְדֳּכַי אֶל־הַיְּהוּדִים וְאֶל הָאֲחַשְׁדַּרְפְּנִים־וְהַפַּחוֹת וְשָׂרֵי הַמְּדִינוֹת אֲשֶׁר מֵהֹדּוּ וְעַד־כּוּשׁ שֶׁבַע וְעֶשְׂרִים וּמֵאָה מְדִינָה מְדִינָה וּמְדִינָה כִּכְתָבָהּ וְעַם וָעָם כִּלְשֹׁנוֹ וְאֶל־הַיְּהוּדִים כִּכְתָבָם וְכִלְשׁוֹנָם׃

va-yi-ka-r’-U so-f’-RAY ha-ME-lekh ba-ayt ha-HEE ba-KHO-desh ha-sh’-lee-SHEE hu KHO-desh see-VAN bish-lo-SHAH v’-es-REEM BO va-yi-ka-TAYV k’-khol a-sher tzi-VAH mor-d’-KHAI el ha-y’-hu-DEEM v’-EL ha-a-khash-dar-p’-NEEM v’-ha-pa-KHOT v’-sa-RAY ha-m’-dee-NOT a-SHER may-HO-du v’-ad KUSH SHE-va v’-es-REEM u-may-AH m’-dee-NAH m’-dee-NAH um-dee-NAH kikh-ta-VAH v’-AM va-AM kil-sho-NO v’-EL ha-y’-hu-DEEM kikh-ta-VAM v’-khil-sho-NAM

Entonces los escribas del rey fueron convocados en ese momento, el vigésimo tercer día del tercer mes, es decir, el mes de Sivan; y se escribieron cartas, a dictado de Mordechai, a los Yehudim y a los sátrapas, los gobernadores y los funcionarios de las ciento veintisiete provincias desde la India hasta Etiopía: a cada provincia en su propia escritura y a cada pueblo en su propio idioma, y a los Yehudim en su propia escritura e idioma.

Esther 8:9

Mordejai no pidió protección. No envió una petición ni organizó una protesta. Redactó un nuevo decreto respaldado por la autoridad real, que facultaba al pueblo judío para contraatacar:

No fue un milagro caído del cielo. El nombre de Dios no aparece ni una sola vez en la Meguilá. Pero Sus huellas están en todas partes: un rey insomne, un complot escuchado por casualidad, una petición perfectamente sincronizada. Así se mueve Dios cuando Su mano está oculta pero Su plan es imparable.

El 23 de Siván fue el día en que los judíos de Persia recordaron quiénes eran. No eran corderos al matadero. No eran víctimas indefensas. Eran hijos de la alianza, armados con el permiso para luchar y la certeza de que Dios seguía escribiendo la historia.

Y ahora, miles de años después, nos encontramos viendo cómo se desarrolla de nuevo esta historia, no en Susa, sino en Jerusalén, en Gaza, en Líbano, en los cielos de Israel.

Una vez más, Persia ha ocupado el centro del escenario. Entonces, fue Amán. Hoy son los dirigentes de Irán, que piden abiertamente la destrucción del pueblo judío. Arman a apoderados del terror, financian interminables oleadas de violencia y declaran con escalofriante seguridad que Israel no sobrevivirá.

Eso también lo creían en Susa.

Pero hay algo que los enemigos del pueblo judío siempre dejan de comprender. Cuando los judíos despertamos -cuando nos vemos obligados a luchar- la historia no acaba como ellos imaginan. En realidad, Zeresh, la mujer de Amán, comprendió esto mucho mejor que su marido. Tras ver a Mordejai honrado en público, le advirtió:

No necesitaba profecías. Sólo el reconocimiento de patrones. La historia habla por sí misma.

El Estado moderno de Israel nació de las cenizas, rodeado de enemigos, descartado por la mayor parte del mundo. Y sin embargo, como en los días de Mordejai y Ester, seguimos aquí. Hemos reconstruido la tierra. Tenemos un ejército. Tenemos hijos e hijas que montan guardia en el frente cada día. Y tenemos al mismo Dios que nos eligió entonces, que nos sigue eligiendo:

No te equivoques: la batalla actual no es sólo política. Es espiritual. Siempre lo ha sido. Cuando Persia se levante de nuevo para declarar la guerra al pueblo de Dios, no es sólo la lucha de Israel: es la lucha de Dios. Y Su historial habla por sí mismo.

El 23 de Siván nos recuerda que el momento decisivo nunca es el día en que desaparece la amenaza. Es el día en que Dios autoriza a Su pueblo a levantarse y luchar. Es entonces cuando la historia da un vuelco.

Un día, no muy lejano, puede que nos sentemos alrededor de una nueva mesa, con nuevo vino y nuevas canciones, y añadamos un nuevo capítulo a la larga lista de fiestas judías. El tema será familiar: intentaron matarnos, ganamos, comamos. ¿Pero el nombre de la fiesta? Esa parte aún no se ha escrito.

Sin embargo, el final sí. Porque cada vez que el mundo intenta destruir al pueblo de Dios, acaba de la misma manera. No con la caída de los judíos. Sino con la caída de Amán.

Una y otra vez.

Y ahora, que se acerquen los días del Mesías.

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Sara Lamm

Sara Lamm is a content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. Originally from Virginia, she moved to Israel with her husband and children in 2021. Sara has a Masters Degree in Education from Bankstreet college and taught preschool for almost a decade before making Aliyah to Israel. Sara is passionate about connecting Bible study with “real life’ and is currently working on a children’s Bible series.

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