El 24 de octubre de 2023, una declaración del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, envió ondas de incredulidad y conmoción por todo Israel y su comunidad mundial de partidarios. Al comentar el ataque asesino de Hamás contra israelíes inocentes el 7 de octubre, Guterres sugirió que los ataques de Hamás eran una respuesta a los «56 años de ocupación asfixiante» de los palestinos.
No se puede subestimar la audacia de sus palabras. Lo que Guterres comunicó esencialmente fue que Israel es de algún modo responsable de las acciones de Hamás. La embajadora israelí ante la ONU, Gila Erdan, expresó en las redes sociales que el secretario general estaba «completamente desconectado de la realidad de nuestra región». Según Erdan, al afirmar que «los atentados de Hamás no se produjeron en el vacío», Guterres mostró «comprensión hacia el terrorismo y el asesinato».
Lamentablemente, el punto de vista de Guterres no se limita al Secretario General. Muchas personas parecen estar desconectadas de la realidad y atrapadas en una red de distorsión. Se tragan las mentiras de Hamás y de otros que odian a Israel, afirmando que Israel es el opresor y que los judíos son los malvados. Sus narrativas propagan falacias y obtienen apoyo difundiendo sus mentiras.
El judaísmo, en cambio, es una religión que atesora la verdad. El desprecio de Dios por el engaño es inequívoco, y nos ordena distanciarnos de la falsedad(Éxodo 23:7). Una y otra vez, los profetas nos instan a ser veraces. La visión de Zacarías de una época en la que nuestros días de ayuno por la destrucción del Templo se convertirán en días de fiesta, por ejemplo, termina con las palabras «pero debéis amar la honradez y la integridad»(Zacarías 8:19).
Además, los sabios enseñan que los mentirosos se encuentran entre otros tres grupos de personas que no merecen encontrarse con la Presencia Divina, y que «el sello de Dios es la verdad». Ser veraz, por tanto, es ser Divino.
El término hebreo para designar a los judíos es Yehudim, que procede de Yehuda, Judá en hebreo. Judá ejemplificaba la verdad. Ante el episodio de Tamar, hizo gala de una integridad intachable, reconociendo su falta. El propio nombre del pueblo judío significa ser veraz. La verdad es nuestra esencia. Como portadores de este legado, es deber de Israel desafiar los conceptos erróneos y la oscuridad que impregnan el mundo.
La lucha continua contra entidades como Hamás requiere un compromiso firme con la verdad. Frente a las falsedades, Israel y sus partidarios deben defender implacablemente la narrativa genuina, asegurándose de que la verdad no se pierda en la cacofonía de voces contradictorias.
Pero no se trata sólo de combatir la falsedad, sino de iluminar el mundo con el resplandor de la comprensión y el conocimiento auténticos. Se hace referencia a los judíos como la «luz para las naciones» (Isaías 49:6). No se trata de un mero título, sino de la profunda responsabilidad de iluminar el mundo con la verdad y la honestidad.
Del mismo modo que una sola vela puede iluminar una habitación llena de oscuridad, el espíritu inquebrantable del pueblo judío puede inspirar y guiar al mundo hacia un camino de claridad, justicia y rectitud. Nuestra herencia nos enseña la importancia de la verdad, y es nuestra misión colectiva difundir esta luz, asegurándonos de que atraviese el velo de oscuridad y falsedad que impregna el mundo.
Unámonos, judíos y aliados cristianos que apoyan a Israel, para desafiar el engaño y defender la verdad.
