A veces nos proponemos fortalecer o consolar a los demás y descubrimos que somos nosotros mismos los que recibimos consuelo y fortaleza de la interacción.
El rabino Ephraim Mirvis, Gran Rabino de las Congregaciones Hebreas Unidas de la Commonwealth, saca a la luz esta idea mediante su exploración de los palíndromos: palabras que se leen igual hacia delante y hacia atrás.
Un ejemplo notable de palíndromo se encuentra en la porción de la Torá de Ki Tisa (Éxodo 30:11-34:35). El versículo dice
La palabra hebrea para «pagarán» en este versículo es ונתנו (venatnu). El significado literal de esta palabra es «y darán». Este palíndromo ilustra maravillosamente el concepto de reciprocidad en el dar: igual que la palabra se lee igual en ambos sentidos, también el acto de dar da lugar a recibir.
El rabino Mirvis señala que este mensaje encuentra eco en el palíndromo hebreo moderno ולכשתשכלו (velich’sheteshakeilu), que se traduce como «y cuando se aflijan». A pesar de su asociación con el dolor, esta palabra transmite una poderosa lección sobre la naturaleza del consuelo. A menudo, los que creemos que necesitan consuelo, los que han perdido a un ser querido, son los que animan y apoyan a los demás. Esto se resume en el dicho hebreo: «Banu lechazek, yaytzanu mechuzakim»: «Vinimos a consolar y salimos consolados». Es un recordatorio profundo de que en el acto de apoyar a los demás, nosotros también ganamos fuerza y apoyo.
Esta idea se ha ilustrado conmovedoramente una y otra vez tras las trágicas pérdidas a consecuencia de la guerra de Israel con Hamás que comenzó el 7 de octubre. Un ejemplo desgarrador es el de Iris Haim, cuyo hijo, Yotam, murió por error por disparos de las FDI. Yotam fue tomado como rehén por Hamás el 7 de octubre y, junto con otros dos rehenes, fue confundido con una amenaza y asesinado por soldados de las FDI en Gaza. Su muerte fue un error devastador, pero la respuesta de la madre de Yotam, Iris, fue de una compasión y comprensión extraordinarias.
Aunque ella misma estaba afligida por la muerte de su hijo, en un acto de increíble gracia Iris grabó un mensaje dirigido a los soldados del batallón que mató por error a su hijo, expresándoles amor y absolución. Comprendió la pesada carga de culpa que llevaban esos soldados y trató de aliviarla afirmando: «Sé que todo lo ocurrido no es culpa vuestra, ni de nadie, salvo de Hamás». Iris instó a los soldados a continuar con sus deberes sin vacilar y los invitó a visitar a su familia, ofreciéndoles amor, apoyo y consuelo.
Los soldados, profundamente conmovidos por el mensaje de Iris, aceptaron su oferta de visitar a la familia. Un soldado expresó cómo la comprensión y el apoyo de Iris les ayudaron a «funcionar de nuevo», revelando el poder transformador de sus palabras. La respuesta de Iris, «Asombroso, eso es lo que quería», capta la esencia de su fuerza y la curación que proporcionó a los soldados incluso mientras lloraba la pérdida de su hijo.
Esta conmovedora historia encarna la enseñanza de la reciprocidad, encapsulada en los palíndromos ונתנו, «y darán», y ולכשתשכלו, «y cuando se aflijan». A menudo, los que soportan el dolor más profundo son los que dan el consuelo y el ánimo más significativos a los demás.
La historia de Iris Haim es un poderoso recordatorio de que, incluso en nuestros momentos más oscuros, podemos curar, apoyar y elevar a los demás.
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