El verso que lo empezó todo
Este fin de semana mi familia celebró nuestro «aniversario de Aliá». Llevamos tres años viviendo un sueño de 2.000 años de antigüedad. Y no podríamos estar más orgullosos de la decisión que tomamos de trasladar a nuestra familia a Israel, 6.000 millas al otro lado del océano. El sueño de vivir en Israel no era sólo por amor a nuestro país moderno. Quería que mis hijos crecieran en un lugar donde pudieran y estuv ieran también constantemente en contacto con sus raíces bíblicas. Por supuesto, la vida en Israel también es más fácil, sobre todo para un judío religioso moderno. Por ejemplo, nunca me pregunto si tendré acceso a la comida kosher (las leyes dietéticas que guardan los judíos religiosos, incluida la prohibición de comer leche y carne juntas). Y nunca tendré que trabajar en un entorno en el que deba defender mi observancia del Sabbat ante mi jefe. Pero, además, tengo el inmenso privilegio de criar a mis hijos junto a la Biblia. Y la Biblia es el centro de nuestras vidas, desde nuestros valores como padres hasta los acontecimientos de nuestro ciclo vital. Quiero compartir tres formas en las que hemos vivido la Biblia desde que hicimos Aliá.
Cuando vivas en Israel, tus hijos irán de excursión a lugares de interés bíblico: «El mes pasado, la clase de mi hijo visitó Ir David, la Ciudad de David, donde comenzó la historia de Jerusalén. Y no fue sólo una «excursión» porque las piedras antiguas sean «chulas». La clase de mi hijo fue a explorar esta antigua ciudad como parte de una ceremonia especial en la que recibirían su primera Biblia personal. ¿Te lo imaginas? ¿Recibir tu propia Biblia en uno de los lugares donde se desarrollaron las historias de la Biblia? Y, sin embargo, para mi hijo y su clase era un martes más. Pero mientras le ayudaba a prepararse para el viaje, me di cuenta de lo surrealista que era que estos lugares bíblicos estuvieran a un corto trayecto en autobús. Nuestros hijos no sólo leen sobre historia, sino que la recorren, la tocan y establecen conexiones personales con las historias que han dado forma a nuestra fe durante milenios.
Cuando vivas en Israel, tendrás que observar las Leyes Sabáticas: El primer año que vivimos en Israel se consideró un año de Shmitá, el sabbat agrícola ordenado bíblicamente que tiene lugar cada siete años. No sólo tuvimos que adaptarnos a comprar alimentos en un país distinto, sino que tuvimos que ajustar nuestros hábitos de compra de acuerdo con las prácticas agrícolas bíblicas. Teníamos que asegurarnos de que todas las tiendas en las que comprábamos adquirían sus productos en granjas que observaban las leyes de la Shmitá. Esto también significaba que teníamos que seguir unas normas especiales a la hora de recoger fruta e incluso flores, una actividad divertida que gusta a muchos niños israelíes. Al mes de aterrizar en la tierra de Israel, nuestra conexión con la tierra era tangible en más de un sentido. Era un recordatorio de nuestra administración de la tierra y de nuestro compromiso con los valores bíblicos. Pensé en lo que debió de suponer la observancia del año sabático para los israelitas que entraron en la tierra con Josué tras vagar por el desierto durante 40 años. Ellos también «hicieron Aliá». Y en esto, también me conecté con el pueblo de la Biblia.
Cuando vivas en Israel, tendrás una cita con el médico en la misma ciudad donde Abraham e Isaac cavaron pozos. Hace poco, me encontré en Be’er Sheva para una revisión rutinaria. Mientras estaba sentado en la sala de espera de un moderno centro médico, me sorprendió el hecho de que me encontraba en la misma ciudad donde nuestros patriarcas Abraham e Isaac cavaron pozos, forjando alianzas y sentando las bases de nuestro pueblo. ¿Sería demasiado exagerado yuxtaponer esto a mi tratamiento de conducto? Al fin y al cabo, son instalaciones igualmente importantes y cimentadoras, ¡sólo que en la boca! Cuando vives en Israel estás rodeado de medicina de vanguardia, y de la Biblia, que es un testimonio increíble de la mezcla única de tradición e innovación de Israel.
Vivir en Israel es algo más que residir en un lugar geográfico; es una experiencia de inmersión en nuestro patrimonio y nuestra fe. Cada día presenta oportunidades para conectar con la Biblia y vivir los valores y tradiciones que han sostenido a nuestro pueblo durante más de 2.000 años. Aunque la decisión de hacer Aliyah es profundamente personal y no es factible para todo el mundo, para los que hemos dado este salto es un profundo viaje de redescubrimiento y crecimiento espiritual (con los esperados altibajos por el camino). Mientras navegamos por los retos y las alegrías de la vida moderna en esta antigua tierra, no nos limitamos a leer nuestra historia, sino que participamos activamente en su continuación. En Israel, el pasado, el presente y el futuro convergen, creando un rico tapiz de vida judía que honra nuestras tradiciones al tiempo que abraza la promesa del mañana.
Permitir un Estado terrorista palestino en el corazón de Israel destruiría el Estado judío.
Mantener la Tierra de Dios se dedica a fortalecer y defender el derecho de Israel a su corazón bíblico, con el objetivo último de la soberanía israelí sobre Judea y Samaria. ¡Infórmate hoy mismo sobre esta increíble misión!
