¡Cállate!

Por: Sondra Oster Baras
abril 15, 2016
Only a priest can diagnose Tzaraat

Así comienza una descripción detallada de los rituales relacionados con la purificación de alguien afectado por la Lepra Bíblica.

La palabra hebrea original utilizada en la Biblia para esta aflicción es Zaraat, que se traduce comúnmente como lepra. Sin embargo, como todos los individuos modernos saben, la lepra es una aflicción médica que, desde la invención de los antibióticos, es totalmente tratable médicamente. Al referirse al Zaraat, la Biblia habla de una limpieza puramente espiritual, realizada por el sacerdote. Está claro, por tanto, que la palabra lepra es en realidad una traducción errónea de la palabra Zaraat y que la enfermedad a la que se refiere la Biblia, aunque similar en sus manifestaciones físicas a la lepra o a alguna otra enfermedad de la piel, es en realidad una dolencia espiritual que requiere una cura puramente espiritual.

Aunque la Biblia no menciona en estos capítulos del Levítico cuál sería la causa de tal aflicción, tenemos un indicio de la causa en un capítulo posterior. «Miriam y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la cusita con la que se había casado… Y la ira del Señor se encendió contra ellos… He aquí que Miriam estaba leprosa como la nieve» (Números 12:1-10).

Miriam fue golpeada por Dios con esta misma enfermedad de la piel, claramente como castigo por haber hablado mal de su hermano Moisés.

Dios no trata los chismes a la ligera. Como hombres y mujeres creados a Su imagen, se nos ordena amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y tratar a todos con respeto. Esto incluye no difamarlos, ni siquiera de forma ligera y chismosa. Nuestros sabios han dicho que si uno avergüenza a otra persona en público es como si la hubiera asesinado. El significado de esta afirmación es que el honor, la reputación y la dignidad de una persona son a menudo tan importantes para ella como su vida física. Cuando dañas la reputación de una persona, estás destruyendo una parte importante de su humanidad. Del mismo modo, cuando cotilleamos sobre las personas, empañamos su reputación y arrojamos una sombra sobre sus motivaciones o acciones. Cuando Miriam criticó la relación de Moisés con su esposa, hizo precisamente eso, y fue severamente castigada.

El Zaraat se consideraba no sólo una dolencia física, sino la manifestación de una afección espiritual. Los enfermos de Zaraat eran aislados de la comunidad hasta que se sometían a un ritual de purificación realizado por un Kohen (sacerdote). Esta práctica pone de relieve la creencia de que el Zaraat era algo más que una afección médica; era signo de un problema espiritual que requería una solución espiritual. El papel del Kohen era crucial, pues actuaba como mediador entre la persona afligida y Dios, realizando los rituales necesarios para limpiar y reintegrar al individuo en la comunidad.

Referencias y análisis bíblicos

El libro del Levítico proporciona una descripción detallada de los rituales asociados a la Zaraat. Levítico 14:2 describe el proceso por el que una persona es declarada limpia por el Kohen. Esto incluye ofrendas y rituales específicos que simbolizan la limpieza del espíritu del individuo. La historia de Miriam en Números 12:1-10 sirve como ejemplo crítico de Zaraat como consecuencia de un discurso poco ético. El castigo de Miriam por hablar en contra de Moisés ilustra las graves consecuencias del chismorreo y la calumnia en la narración bíblica.

Implicaciones teológicas

La historia de Zaraat pone de relieve la relación entre nuestras palabras y nuestro bienestar espiritual. En la tradición judía, Lashon Hara (hablar mal) se considera un pecado grave. Se cree que nuestras palabras tienen el poder de dañar no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos espiritualmente. La aflicción de Zaraat actúa como recordatorio físico de esta verdad espiritual. Al comprender la gravedad del Lashon Hara, se nos recuerda que debemos hablar con amabilidad y respeto, defendiendo la dignidad de los demás como creaciones a imagen de Dios.

Lecciones morales y éticas

Nuestros sabios llevan mucho tiempo enseñando la importancia de la palabra para mantener una sociedad justa y compasiva. La afirmación de que avergonzar a alguien públicamente es similar al asesinato subraya el profundo impacto de nuestras palabras. Cuando manchamos la reputación de alguien, infligimos un profundo daño a su sentido de sí mismo y a su lugar dentro de la comunidad. La historia de Miriam y Moisés nos enseña que incluso los chismorreos aparentemente menores pueden tener consecuencias importantes, y subraya la necesidad de vigilar nuestra forma de hablar.

Aplicaciones contemporáneas

En la actual era digital, las lecciones de la historia de Zaraat y Miriam son más relevantes que nunca. Con la rápida difusión de la información (y la desinformación) en Internet, los chismes y la difamación pueden causar daños generalizados en un instante. Debemos estar atentos para evitar los discursos negativos y esforzarnos por fomentar una cultura de positividad y respeto. Practicando una comunicación consciente, podemos prevenir el daño causado por los cotilleos y promover una sociedad más compasiva.

Reflexiones e historias personales

Reflexionar sobre experiencias personales con chismes puede ayudarnos a apreciar la importancia del discurso positivo. Por ejemplo, considera una ocasión en la que un rumor dañino afectó a alguien que conoces. ¿Cómo afectó a su reputación y a sus relaciones? A la inversa, piensa en una ocasión en la que unas palabras amables elevaron a alguien durante un periodo difícil. Compartir historias de personas o comunidades que dan prioridad a la comunicación respetuosa puede inspirar a otros a hacer lo mismo.

Conclusión

Zaraat nos enseña el profundo impacto de nuestras palabras en nuestro bienestar espiritual y social. Cuidando nuestra forma de hablar y fomentando una comunicación positiva, podemos cultivar una sociedad más respetuosa y compasiva. Las lecciones de los relatos bíblicos de Zaraat nos recuerdan que nuestras palabras importan profundamente y que tenemos la responsabilidad de utilizarlas con sabiduría.

Sondra Oster Baras

Sondra Oster Baras nació y creció en Cleveland, Ohio, en un hogar judío ortodoxo. Tras licenciarse en Barnard, se doctoró en Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia. Residente en Samaria desde hace mucho tiempo, en 1998 abrió la oficina en Israel de Amigos Cristianos de las Comunidades Israelíes.

Tomado de Shabbat Shalom de Sondra Oster Baras.

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