Ana aparece al principio del libro de Samuel, donde suplica a Dios que le conceda un hijo. Su sentida súplica es atendida y pronto da a luz al profeta Samuel. Ana introdujo el concepto de oración silenciosa y personal, y muchas de las leyes de la oración se aprenden de cómo ella suplicó desesperadamente a Dios por un hijo. Ana fue también una de las siete profetisas.