Débora, la cuarta jueza de Israel, acompañó a Barac y al ejército israelita al campo de batalla. Tras su victoria, Débora y Barac entonaron un hermoso canto de victoria. Como resultado de este éxito militar, los israelitas vivieron en paz, bajo el liderazgo de Débora, durante cuarenta años. A pesar de sus cualidades de liderazgo, inteligencia militar y cercanía a Dios, Débora definió su papel como el de una «madre en Israel».