Hadar Goldin está en casa

noviembre 10, 2025
People gather outside the home of Lt. Hadar Goldin, whose body had been held by Hamas in the Gaza Strip since 2014 and was returned to Israel today as part of a deal with Hamas, outside Goldin's family home in Kfar Saba, November 9, 2025. Photo by Tal Gal/Flash90

Mis hijos están obsesionados con la película Lilo y Stitch. Una de sus cosas favoritas es repetir la frase clásica: «Ohana significa familia. Familia significa que nadie se queda atrás ni es olvidado», con la chirriante voz alienígena de Stitch. Si lo sabes, lo sabes. Si no, no te pierdes gran cosa.

En nuestras propias vidas, como judíos, cristianos y creyentes en la Biblia, sabemos muy bien lo que significa esta expresión. No se trata de una bonita película de Disney o de algo que verías en un imán de nevera inspirador. Se trata del tipo más profundo de responsabilidad. Significa que no seguimos adelante mientras alguien a quien amamos sigue desaparecido. Significa que ser un pueblo de fe es también ser un pueblo que recuerda.

Por eso, la historia del regreso de Hadar Goldin tras once largos años ha traspasado el corazón de Israel. Hadar era un soldado de las FDI de 23 años asesinado durante un alto el fuego en la guerra de 2014 contra Hamás llamado Tzuk Eitan. Hamás se llevó su cuerpo y lo retuvo como moneda de cambio durante más de una década. Sus padres, Leah y Simcha Goldin, nunca dejaron de luchar para traerlo a casa. Esta semana, sus plegarias fueron finalmente escuchadas.

No es sólo la historia de un soldado. Es una historia sobre quiénes somos.

¿En qué parte de la Biblia aprendemos esta idea de que nunca dejamos atrás a nadie, ni siquiera en la muerte? La aprendemos de la historia de las atzamot de Yosef, los huesos de José. Cuando los israelitas abandonaron por fin Egipto, la Torá hace una pausa en el arrollador drama del Éxodo para contarnos algo bastante notable.

Es una imagen extraordinaria. Todos están empaquetando sus pertenencias, reuniendo provisiones para el desierto. El tiempo es esencial. Y Moisés, Moisés estaba ocupado buscando un ataúd. El líder de Israel, el hombre que partiría el mar y hablaría con Dios, lo detuvo todo para cumplir una promesa a los muertos.

¿Por qué? Porque la fe no significa precipitarse. La fe significa llevar contigo lo que importa. Significa recordar tu historia, a tu gente y tus promesas. José había hecho jurar a sus hermanos que, cuando Dios les redimiera, le llevarían a casa. Creía que la redención sin recuerdo es hueca.

Los Sabios enseñan que Moisés buscó por todo Egipto hasta que encontró el ataúd de José hundido en las profundidades del Nilo. Imagina la escena: el agua reluciente, el pueblo esperando, y Moisés agachándose en el río para sacar los huesos de su antepasado. Ése fue el primer acto de libertad de Israel. Antes de las canciones y los milagros vino este sencillo gesto: traer a alguien a casa.

Los huesos de José es también una historia de claridad moral. En Egipto, José ascendió al poder como extranjero en tierra extranjera. Navegó por la política, la hambruna y la corrupción sin dejar de ser fiel al Dios de sus padres. Su vida fue la prueba de que la santidad podía sobrevivir incluso en el palacio del Faraón. Y así, cuando Moisés llevó los huesos de José por el desierto, también llevó esa lección: que la decencia debe perdurar a través de todas las generaciones, en todas las circunstancias.

El regreso de Hadar Goldin después de once años es un eco moderno de esa verdad. Lo fácil habría sido renunciar a la esperanza, decir que el tiempo había hecho su trabajo. Pero Israel se negó. Sus padres se negaron. Vivieron con la certeza inquebrantable de que su hijo no había sido olvidado. Y cuando su cuerpo fue finalmente devuelto, no fue un momento de victoria. Fue un momento de alianza cumplida.

La diferencia moral entre Israel y sus enemigos nunca ha tenido que ver con la fuerza. Siempre ha tenido que ver con la santidad. Un bando se esconde detrás de los inocentes y profana a los muertos. El otro lo arriesga todo para traer a sus muertos a casa. Uno enseña a los niños a glorificar la muerte. El otro les enseña a honrar la vida. El contraste es tan antiguo como el propio desierto.

Moisés cargó con los huesos de José cuando los israelitas se adentraban en la libertad. Pero la libertad sin memoria es el caos. La libertad sin santidad se derrumba en crueldad. Aquel primer acto de una nación libre, levantando un ataúd del Nilo, marcó la pauta para siempre: recordamos, aunque el mundo olvide. Cargamos, aunque sea pesado. Traemos a casa a los nuestros.

La Torá nos dice pakod yifkod Elohim etchem:«Dios se acordará de ti». A nosotros también se nos ordena recordar. Mantener la fe en los que nos precedieron y en los que lo dieron todo por la vida.

Hadar Goldin está en casa. Y una vez más, Israel ha mostrado al mundo cómo es la santidad, no en el triunfo, sino en la alianza firme que se niega a olvidar.

Sara Lamm

Sara Lamm is a content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. Originally from Virginia, she moved to Israel with her husband and children in 2021. Sara has a Masters Degree in Education from Bankstreet college and taught preschool for almost a decade before making Aliyah to Israel. Sara is passionate about connecting Bible study with “real life’ and is currently working on a children’s Bible series.

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