Un tipo de fe con dos verdades

noviembre 3, 2025
The beautiful Israeli landscape, as it's seen from the Galilee. Photo by Doron Horowitz/Flash90

Anoche estuve aprendiendo la porción semanal con mi hijo. Esta semana, en Shabat, leeremos la porción deVayera (Génesis 18-22). Mi hijo tiene una presentación sobre esta porción el viernes, así que nos sentamos juntos, leyendo por turnos el hebreo y el inglés, pronunciando las palabras lentamente. Hablando de la historia. Ángeles que parecen viajeros. Una promesa que parece imposible. Sara riéndose para sus adentros. Abraham caminando en silencio montaña arriba con su hijo, preparándose para el sacrificio de Isaac.

Mientras debatíamos por qué los ángeles se parecen a las personas y qué merienda temática de la parsha llevar a su clase del viernes, algo nuevo me llamó la atención. Y quiero compartirlo contigo.

El Génesis es una larga historia de formación de la identidad. No teoría, no teología escrita en tablillas. Identidad humana. Identidad familiar. Identidad espiritual. Identidad que se forma en tiempo real, dentro de vidas reales.

Adán y Eva escondiéndose tras comer el fruto prohibido. Caín negándose a aceptar la responsabilidad de asesinar a su hermano. Abraham y Sara navegando por tierras extranjeras y ajustando su forma de presentarse para sobrevivir (lo que me viene a la mente es la historia de Abraham ocultando la identidad de Sara en Egipto). Isaac haciendo lo mismo. Rebeca guiando a Jacob para que se disfrazara, tanto para recibir la bendición de la primogenitura como para esconderse de su furioso hermano Esav. Labán cambiando a Lea por Raquel bajo un velo. José hablando en egipcio a sus propios hermanos, ocultando su rostro aunque bajo el disfraz lloraba.

Página tras página, aparece un patrón: ocultación, tensión, nombres cambiantes, intenciones ocultas, personas que aprenden quiénes son descubriendo primero quiénes no son.

El Génesis no es un libro de santos. Es un libro de comienzos, de santidad que lucha por entrar en el mundo mientras otras fuerzas se oponen. Creo que esa fricción es lo que, en última instancia, dará forma a lo que llegaremos a ser.

Y la pregunta surge de forma natural: ¿No querría Dios que empezáramos con claridad, confianza y revelación abierta? Si es así, ¿por qué no empezar con Moisés en el Sinaí? ¿Por qué empieza la Biblia en un mundo de identidades borrosas, verdades contrapuestas y fe frágil?

Esto es lo que pienso: la identidad no cae del cielo totalmente formada. Crece. Se pone a prueba. Debemos elegir continuamente nuestra identidad. Antes de que exista un pueblo de Israel, hay una familia que intenta encontrar a Dios en un mundo que aún no habla Su lengua.

Cuando Sarah se ríe y dice

Estamos escuchando una experiencia humana real en la risa de Sarah: atrapada entre la biología y la promesa, entre lo que la vida le ha enseñado y lo que Dios le pide que crea. La fe y la duda existen en el mismo sonido. No la ausencia de creencia, sino la creencia abriéndose camino en la realidad. Eso es mucho más honesto que la perfección.

La Torá nos dice por qué fue elegido Abraham:

Dios no alaba a Abraham por su perfección. Dios le alaba por enseñar a los niños. Enseñar la rectitud. Enseñando justicia. Enseñando a caminar con Dios en un mundo que no siempre lo recompensa. Enseñando a mantener la fe a través de la incertidumbre, no a evitarla por completo.

Este mensaje es importante para nosotros como padres y educadores. Si nuestros hijos piensan que la rectitud significa impecabilidad, se harán añicos la primera vez que la vida se complique. Si piensan que Dios sólo vive en la certeza, le echarán de menos en el mundo real, donde la fe y la duda son compañeras habituales de viaje. El Génesis nos recuerda que Dios está presente en la formación, no sólo en el cuadro acabado. No criamos a los niños para evitar la lucha. Los criamos para que se encuentren con Dios dentro de ella. No criamos a los niños para un mundo protegido. Los criamos para que lleven la fe a través de la complejidad. Para que sean capaces de sostener dos verdades.

Los numerosos ejemplos a lo largo del Génesis, y antes he contado más o menos treinta, demuestran una y otra vez este proceso de autodescubrimiento. Personas que aprenden quiénes son a través de la tensión, a través de los errores, a través de momentos de disfraz y revelación, a través de la elección de Dios incluso cuando el camino no es obvio. La lucha no es un fracaso de la fe; es el campo de entrenamiento para ella.

Los libros posteriores de la Biblia enseñan leyes, pactos y nación. Pero el Génesis enseña en quiénes debemos convertirnos antes de poder asumir ninguna de esas responsabilidades. La fe que sobrevive al contacto con el mundo «exterior» no nace sólo de la certeza. Nace de aprender a mantener la tensión sin romperse, a caminar con Dios incluso cuando el siguiente paso no está claro.

¿Dónde te invita Dios a permanecer en la tensión, en lugar de huir de ella, para que tu fe se fortalezca? Me encantaría saber de ti. No dudes en enviarme un mensaje a bibleplus@israel365.com

Sara Lamm

Sara Lamm is a content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. Originally from Virginia, she moved to Israel with her husband and children in 2021. Sara has a Masters Degree in Education from Bankstreet college and taught preschool for almost a decade before making Aliyah to Israel. Sara is passionate about connecting Bible study with “real life’ and is currently working on a children’s Bible series.

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