Nunca es demasiado tarde para volver a empezar

septiembre 18, 2025
Sometimes our most important spiritual journeys happen on the everyday roads we travel. (Shutterstock)
Sometimes our most important spiritual journeys happen on the everyday roads we travel. (Shutterstock)

El otro día, mientras llevaba a mis hijos al colegio, el locutor de la radio hizo un comentario que a mis hijos les pareció simpático, pero que a mí me puso nerviosa. «Hoy es el último martes de 5785», dijo alegremente. Eso significaba que Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, era dentro de menos de una semana.

¿Por qué me ponía nerviosa? No se trataba sólo de la preparación física que tenía que afrontar: dos días de vacaciones significaban horas de elaborada planificación de comidas y cocina. Era la preparación espiritual en la que ni siquiera había empezado a pensar. Como muchos de nosotros, había dejado pasar el mes de Elul sin prestarle la atención que merece.

Pero, ¿qué hace que Elul sea tan especial? ¿Por qué tiene este mes un significado tan profundo en la tradición judía? ¿Cómo llegó a asociarse con el retorno y la renovación? ¿Y qué debemos hacer realmente durante estas semanas previas a las Grandes Fiestas?

Para comprender el profundo significado de Elul, tenemos que remontarnos a uno de los momentos más dramáticos de la historia judía: la entrega de la Torá en el monte Sinaí. Imagínate la escena: Moisés lleva cuarenta días en la montaña recibiendo las tablas directamente de Dios, mientras los israelitas esperan ansiosos abajo. Pero a medida que pasan los días, el miedo se apodera de ellos. ¿Y si Moisés no regresa? ¿Y si han sido abandonados en el desierto?

En su pánico e incertidumbre, el pueblo toma una decisión catastrófica. Forjan un ídolo de oro y empiezan a adorarlo, rompiendo el mismo pacto que acababan de hacer con Dios (Éxodo 32:1-6). Cuando Moisés desciende por fin de la montaña y es testigo de esta traición, su reacción es rápida y decisiva:

Moisés arroja las mesas al suelo furioso, haciéndolas pedazos.

Pero la historia no acaba ahí. Moisés, comprendiendo la gravedad de lo ocurrido y la necesidad del perdón divino, asciende de nuevo al monte Sinaí, esta vez para buscar la expiación en nombre de su pueblo. Este segundo viaje también duró cuarenta días, comenzando el primer día del mes de Elul y terminando el décimo día de Tishrei, lo queahora conocemos como Yom Kippur, el Día de la Expiación.

Aquel último día ocurrió algo extraordinario: Dios concedió el perdón y entregó a Moisés el segundo juego de tablas. Aquellos cuarenta días se habían convertido en un periodo de misericordia divina, una ventana de oportunidad para la renovación y el retorno espirituales.

Esta antigua historia da a Elul su carácter y su propósito. Al igual que Moisés pasó esos cuarenta días buscando la expiación de la nación, comenzando el primero de Elul y culminando el décimo de Tishrei, nosotros también estamos invitados a utilizar este tiempo para buscar el perdón y volver a nuestro yo más elevado. Al igual que Moisés ascendió al monte Sinaí para buscar el perdón y recibir las segundas tablas, Elul se convierte en nuestra oportunidad de volver a subir espiritualmente, sabiendo que el perdón y la renovación son posibles.

El mes de Elul no trata de la perfección, sino del retorno. La palabra hebrea para arrepentimiento, teshuvah, significa literalmente «regreso». Es el reconocimiento de que nos hemos desviado y la decisión de encontrar el camino de vuelta. Durante estas semanas, se nos anima a mirar con honestidad el año transcurrido, reconocer en qué nos hemos quedado cortos y comprometernos a hacerlo mejor.

Esto puede significar tender la mano a alguien a quien hemos hecho daño, cambiar un hábito que nos ha estado frenando o, simplemente, prestar más atención a los momentos que más importan. Se trata de preparar no sólo nuestras casas y nuestras cocinas para las fiestas, sino también nuestros corazones y nuestras almas.

Mientras estaba sentada en el coche aquella mañana, al principio ansiosa por mi falta de preparación, me di cuenta de algo reconfortante en aquel anuncio radiofónico. Sí, Elul estaba a punto de terminar, pero su mensaje no trata de la perfección ni de tenerlo todo resuelto. Trata de la posibilidad de volver a empezar.

La historia de las tablas rotas nos enseña que ni siquiera nuestros mayores fracasos son definitivos. Moisés no se rindió cuando se rompieron las primeras tablas; volvió a subir a la montaña. Dios no abandonó al pueblo a pesar de su traición; prevaleció la misericordia divina. Y nosotros también podemos empezar siempre de nuevo, no importa lo tarde que empecemos el mes o el año.

Elul nos recuerda que las segundas oportunidades no sólo son posibles, sino que están incorporadas al tejido mismo de nuestro calendario espiritual. Tanto si hemos pasado los cuarenta días de preparación como si empezamos a pensar en ello ahora, la oportunidad de volver, de renovarnos, de volver a escalar esa montaña siempre está ahí esperándonos.

A veces, la preparación espiritual más poderosa tiene lugar en un momento de reconocimiento, cuando oímos un anuncio en la radio y nos damos cuenta de que es hora de volver a empezar.

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Shira Schechter

Shira Schechter is the content editor for TheIsraelBible.com and Israel365 Publications. She earned master’s degrees in both Jewish Education and Bible from Yeshiva University. She taught the Hebrew Bible at a high school in New Jersey for eight years before making Aliyah with her family in 2013. Shira joined the Israel365 staff shortly after moving to Israel and contributed significantly to the development and publication of The Israel Bible.

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